No es realista pensar que el impacto económico de la crisis sanitaria que nos golpea será limitado y tampoco parece realista depositar todas nuestras esperanzas en el Estado como motor de la recuperación. Las organizaciones supraestatales y, particularmente la UE, tendrán inevitablemente un papel sustancial en la recuperación de la crisis.
A pesar de ello, la UE parece incapaz de resolver en qué condiciones estaría dispuesta a emitir Eurobonos . No es únicamente un problema de Alemania y de Holanda, las reticencias van mucho más allá y países como Austria, Finlandia y los Bálticos tampoco parecen dispuestos a permitirla.
Es posible que nos encontremos ante un conflicto de intereses sin solución transaccional; pero también es posible que los países que defienden la emisión de Eurobonos no están sabiendo argumentar su propuesta. En concreto, la continua referencia a la «mutualización» de la deuda parece una apelación a que unos países paguen los gastos que otros han hecho más allá de sus posibilidades.
Los Eurobonos son un instrumento que permite apelar al ahorro mundial con mejores condiciones de plazo y de coste que las emisiones de los Estados en dificultades. Esto en primera instancia, conlleva una obligación de la UE ante los inversores, pero la financiación obtenida así será utilizada por los países miembros de la UE en proporción a sus necesidades, con la consiguiente obligación de reembolsar la financiación así obtenida.
Hacia el exterior, responsabilidad de la UE, pero internamente, responsabilidad de los Estados que requieren los fondos. Es un planteamiento win / win que confirma que el futuro debe ser más Europa.
También es posible que los países que defienden la emisión de Eurobonos no están sabiendo argumentar su propuesta Share on X