A pesar de la abundancia de siglas representadas en el parlamento, en un amplio y vital campo, el de los valores, la concepción antropológica y moral, la escuela y la familia, lo que en realidad es el tuétano de la sociedad y todo el panorama político, se encuentra bajo el imperialismo de lo que los propios protagonistas designan como «progresistas»
En relación a la escuela todos los partidos quieren invertir más en educación, pero parece como si la crisis educativa fuera sólo un problema de dinero. No hay ninguna referencia a las causas del grave fracaso educativo, a la abundancia de nini, los jóvenes que ni estudian ni trabajan, al abandono escolar prematuro, a los malos resultados en todas las pruebas PISA. Al mismo tiempo, los partidos de izquierdas se quieren cargar la escuela concertada. Es contradictorio querer destinar más recursos a la educación y al mismo tiempo tener por objetivo suprimir la escuela concertada, que es la que realiza un uso más eficiente de aquellos. Hay que recordar que un alumno de la escuela concertada le cuesta a la Administración mucho menos, del orden de un 40%, que uno de la pública. Ninguno se plantea las raíces de una crisis educadora que, por su duración y agudización, es ya una emergencia social.
Ningún partido de izquierdas dedica una palabra a la escuela concertada. ERC dice que «el modelo de escuela catalana es un modelo de éxito», idea que ya dice mucho de la visión tan alejada de la realidad que tiene este partido, y que no afecta sólo a la educación. Pero, incluso asumiendo su extraña lógica, parece increíble que para ellos la escuela concertada no forme parte del modelo de escuela catalana.
El PSC tampoco hace referencia alguna a la escuela concertada. Teniendo en cuenta que el gobierno del PSOE recientemente ha aprobado una ley que persigue ahogarla, la Ley Celaá, este silencio no es una buena noticia. ¿Queda algo de la actitud de consenso del presidente Montilla, que ha permitido que Cataluña lleve 12 años con la misma ley de educación?
ERC afirma también «el derecho de los niños y niñas a una escuela y a una educación feminista». ERC, ECPodem y CUP reivindican el papel de la enseñanza en la transmisión de la ideología de género, y la CUP en «eliminar los discursos cisheterosexistes», afirmación que necesita un manual para ser comprensible para la mayoría de los mortales. Se trata, en definitiva, de inyectar ideología en la escuela. Por eso les molesta la concertada, porque en la pública hacen y deshacen, hurtando de este modo el derecho constitucional de los padres a la educación moral y religiosa de sus hijos.
Para ECPodem » la enseñanza religiosa en ningún caso formará parte del currículo ni del expediente académico». Más allá del ámbito estrictamente educativo, para este partido la laicidad supone «ser activo y combativo con todas las creencias o formas de pensamiento contrarias a las leyes democráticamente aprobadas«. Ideología de género sí, conocimientos elegidos voluntariamente en cultura religiosa confesional, no. De paso, su manifestación permite constatar que la laicidad que proclaman, que no es otra cosa que la neutralidad en el marco de la colaboración con todas ellas, como establece la constitución, es concebida como una batalla contra ellas, a la vez que afirman otro principio contrario a la constitucionalidad: discrepar de las leyes aprobadas. Las que regulan el encarcelamiento de Pablo Hassel o la integridad del estado, éstas, por ejemplo, pueden incumplirse, como declaran una y otra vez, pero si quien discrepa es un sujeto religioso, este debe ser perseguido. ¿Qué nombre tiene esta actitud? ¿Totalitarismo, tal vez?
Cataluña está viviendo la crisis de natalidad más grave de su historia. Con la última bajada nos acercamos a la mitad de la cifra de equilibrio, de 2’1 hijos por mujer, que supone la tasa de reposición. Con todo esto, lo único que preocupa a los partidos de izquierda, sobre el embarazo, es su interrupción. Lo perciben, y así educan, como una ETS, enfermedad de transmisión sexual. Conviene recordar que, sin el aborto, en los últimos 35 años habrían nacido en el país al menos medio millón más de catalanes y catalanas.
Ninguna referencia a la adopción de menores, ninguna medida para facilitar o acortar el proceso de adopción, siempre largo y pesado. La CUP hace referencia a la adopción, pero de animales. Y ECPodem defiende la no discriminación de las familias «interespecie» . Consideran que una persona y un animal forman una familia!
Ninguno de los partidos propone ninguna medida para frenar el crecimiento exponencial de la pornografía, que amenaza la sociedad en general y los niños y jóvenes en particular.
En relación a las personas mayores, ninguna referencia a potenciar los cuidados paliativos. Silencio de todos los partidos políticos en este punto, cuando hace poco que se ha aprobado la ley de la eutanasia. Tal como era de prever, los cuidados paliativos, que actualmente cubren sólo a una parte de la población catalana, irán a menos, tal como ha ocurrido en los países donde se aplica la eutanasia.
En Cataluña, que ha sido una sociedad con un gran empuje de la sociedad civil y de la iniciativa privada, los partidos más de izquierdas parece que prefieren una sociedad débil y manipulada ideológicamente desde el poder. Y si no, atención a lo que dice el programa de la CUP: » Introducir en el proyecto de demanda de subvenciones el concepto LGBTI para aplicar la perspectiva de diversidad sexual y de género dentro de los proyectos de las diferentes entidades en las que contribuye la Generalitat. «
La perspectiva de género tiene dos dimensiones. Una, la igualdad entre hombres y mujeres y la no discriminación por razón de sexo. Pero la ideología de género tiene también otro sentido más ideológico, que es todo lo que hace referencia a potenciar la diversidad afectiva y sexual, y la identidad de género, en el sentido de que el sexo biológico es secundario, y que lo realmente importante no es nacer hombre o mujer, sino lo que decidimos ser en cada momento.
El PSC es el más moderado en este sentido, e incide más en la supresión de las desigualdades.
Para ERC, el derecho a la libre orientación sexual y a la autodeterminación de género forma parte del ADN de la república catalana. Quieren que Cataluña se convierta en un referente internacional en este tema. Siempre somos referentes internacionales en algo, si bien en la última década no está nada claro que sea por cosas buenas.
ECPodem afirma que «la diversidad es reconocer que todos los cuerpos, todas las sensaciones y los deseos tienen derecho a existir y manifestarse libremente». Ahora ya sabéis a que se dedican algunos partidos políticos. Y que «ninguna persona «trans» debe pasar por un proceso de evaluación médica para decidir libremente su identidad de género». Parece que las deportistas de género femenino y sexo femenino lo tienen crudo!
Finalmente, para la CUP tanto las mujeres «cis» como los hombres «trans» deben poder acceder a la reproducción asistida con independencia de su opción sexual, identidad de género. Es decir, que un hombre trans pueda ser madre; y, evidentemente, todas las referencias de rigor a la sociedad machista, patriarcal y heteronormativa. Amén.
La cuestión es ésta: ¿qué respuesta a todo ello damos los catalanes que no nos sentimos representados por este programa que nos gobierna?
Nuestras clases y dirigentes económicos y sociales, ¿consideran que con esto construiremos un país eficiente, eficaz, bien preparado? No saben percibir el lío, que en parte ellos mismos financian, al que nos llevan.
No sólo existe el problema de un independentismo colapsado. En realidad, la crisis grave se cuece en este otro ámbito.