El 13 de enero tendrán lugar elecciones generales, presidenciales y legislativas a la vez, en la isla de Taiwán, lugar convertido en el epicentro de todas las tensiones entre la China comunista de Xi Jinping, por un lado, y Estados Unidos y sus aliados liberales, por otro.
En su mensaje de fin de año (según el calendario gregoriano), Xi ha insistido en señalar que la «reunificación» de Taiwán con China continental es un «hecho histórico inevitable».
En realidad, como Converses explicó, la historia de la isla que ha desembocado en la actual situación es compleja, y cuando el partido nacionalista chino o Guomindang buscó refugio en 1949 huyendo de los comunistas, Pekín tan sólo había administrado el territorio un puñado de años.
El sentimiento de pertenencia exclusivo a Taiwán se situaba en 2023 en torno al 63% de la población adulta de la isla
Sin embargo, a lo largo de los años, la identidad taiwanesa ha ido pesando cada vez más en los sentimientos de la población de la isla. De hecho, según datos de la Universidad Nacional de Chengehi, el sentimiento de pertenencia exclusivo a Taiwán se situaba en 2023 en torno al 63% de la población adulta de la isla.
En cambio, la pertenencia mixta en Taiwán y China se encuentra en caída constante desde hace décadas, situándose en torno al 30% el pasado año. Desde 2008, esta afiliación compartida ya no es la identidad preferida de los taiwaneses.
En cuanto a quienes se declaran exclusivamente chinos, el porcentaje de población ha pasado del 25% en 1995 a tan sólo el 2,5% el pasado año. Una identidad pues que se ha convertido en marginal y que preocupa a Pekín.
En los próximos comicios volverán a enfrentar los herederos del Guomindang , que ahora prefiere utilizar las siglas KMT, con el Partido Democrático Progresista o DPP, actualmente en el poder. Según las últimas encuestas, el candidato y actual vicepresidente del país Lai Ching-te, también conocido bajo el nombre occidentalizado de William Lai, se mantiene como favorito.
El DPP es el partido que más claramente se posiciona a favor de la singularidad de Taiwán, mientras que el KMT ha ido paradójicamente evolucionando hacia posiciones que buscan un mayor acomodo con el gobierno chino en Pekín.
A escasos días de los comicios, la tensión entre ambos partidos es palpable: la oposición liderada por el KMT acusa al DPP de incrementar el riesgo de una confrontación militar con China, mientras que el DPP juega la carta de que su rival, buscando el acercamiento con Pekín, pondrá en peligro la soberanía de la isla.
Por su parte, Pekín ha advertido de que cualquier cambio que Taiwán haga en su nombre oficial (que recordemos, es República de China), bandera o constitución supondrá atravesar una línea roja. El gobierno chino también ha condenado las recientes reformas en los libros de texto empleados en las escuelas taiwanesas, y que recogen la historia de la isla antes que la de China, como una campaña de “des-sinización” orquestada por los “separatistas”.
Sin embargo, la población taiwanesa, advertida por la triste suerte que ha corrido Hong Kong, parece dispuesta a perseverar en su búsqueda de autonomía respecto a Pekín y de reconocimiento internacional a pesar de que las amenazas militares chinas son muy serias. Los comicios del 13 de enero pueden marcar una nueva etapa y acercarnos al desenlace de la crisis, en la que una confrontación militar no puede en absoluto excluirse.
El 13 de enero tendrán lugar elecciones generales, presidenciales y legislativas a la vez, en la isla de Taiwán, lugar convertido en el epicentro de todas las tensiones entre China y EE.UU. Share on X