La pérdida de Andalucía, feudo histórico del PSOE y granero de diputados para el Congreso, primero en las elecciones autonómicas y ahora en las municipales, constituye más allá de un cambio político un cambio en la sociología electoral que hace muy difícil para el partido socialista volver a gobernar. Además el resultado demostró que determinados argumentos maximalistas como los de equiparar al PP y Vox con el asalto al Capitolio o la alarma antifascista, no funcionan ni siquiera en un electorado más bien propicio.
Situadas así las cosas, la carta electoral de Catalunya es fundamental porque es el segundo territorio en número de escaños.
Sánchez necesita desesperadamente que el PSC quede primero y a distancia del segundo, de manera que la cosecha de escaños sea abundante
Esta estrategia tiene como grandes damnificados a ERC y, especialmente, a los Comunes de Ada Colau, que hay que ver si se presentan como tales o con el añadido de Sumar de Yolanda Díaz.
Si ERC no se recupera y vuelve a sufrir una nueva derrota, el gobierno Aragonés tendrá un grave problema porque con la minoría que tiene en el Parlament y la gran derrota de las municipales lo tiene muy difícil para justificar que puede mantenerse en el gobierno sin ceder protagonismo a una alianza con los socialistas.
Los Comunes, por su parte, derrotada su carta principal llamada Ada Colau y Barcelona, tienen el futuro colgando de un hilo. De hecho, sus cifras y enclaves se corresponden ahora en Catalunya con las que tenía IC en sus momentos terminales. La excepción seguiría siendo todavía Barcelona, que presenta unos registros comparativamente mejores.
Por otra parte, y para las fuerzas a la izquierda del PSOE, el panorama catalán no es halagador, porque el preludio de las municipales, pese a la reiterada presencia de Díaz, se saldó con un fracaso. No tienen buenas perspectivas.
La situación de ERC explica la opción de construir un frente independentista con JxCat y otras fuerzas menores.
Esta operación tiene para la gente de Junqueras dos ventajas. La primera, que disuelve la imagen de derrota con la que ERC encara las nuevas elecciones. Y, muy importante, este bloque puede pretender disputarle la primera posición al PSC, cuestión nada menor porque la aplicación del método De Hond otorga siempre una prima al ganador.
Para JxCat esa ventaja existe también, pero a diferencia de ERC tiene una contrapartida negativa. La de romper la nueva vía que parecía rentable iniciada por Trias. Seguramente desde este punto de vista a JxCat, pensando en el futuro y la voluntad de ganar unas elecciones catalanas, le salía más a cuenta aprovechar la ocasión para intentar configurar un bloque que volviera a reunir las partes fragmentadas de la antigua Convergència, con el PDeCAT, el Partit Nacionalista de Catalunya de Marta Pascal y los pequeños grupos de opinión que existen.
Pero ese camino a quien no le interesa tanto es a Puigdemont que debe velar por mantener viva una alicaída llama independentista. También pueden pensar él y Junqueras que contra un gobierno del PSOE vivirán mejor 4 años porque les facilitará el resurgimiento de las reivindicaciones.
Este escenario plantea graves problemas de fondo en la realidad catalana que está muy tocada.
Una manifestación patente de esta situación es la alarma que formuló el Círculo de Economía constatando la evidencia del estancamiento de la economía catalana que Aragonés irracionalmente se negó a reconocer. Este problema se multiplica por el progresivo envejecimiento de la población y su sustitución por inmigrantes que alimentan una estructura productiva de reducida productividad, situándonos en un círculo vicioso, que no porque sea común en España debe constituir este hecho un consuelo.
Si en Catalunya, bien por la vía socialista, bien por la vía independentista, se trabaja en la idea de ser los arietes de un futuro gobierno del PP significa que una legislatura más perderemos el abordaje de cuestiones clave, entre ellas la de la financiación o, como señalaba Fomento, el déficit inversor en infraestructuras de Catalunya que valoraba en la considerable cifra de 40.000 millones.
Con los actuales protagonistas parece difícil salir de ese escenario en el que pronto llevaremos perdidos más de una década, que se dice pronto, y que cada vez nos aleja más de equipararnos con la UE.
Sin embargo, el núcleo de opinión que gira en torno a los centros de las élites, La Vanguardia y TV3, siguen situados en esta tesitura que oscila entre el frontismo socialista y el frontismo independentista en relación con el gobierno español, si este es del PP.
Hasta el extremo de que hay comentaristas que presentan al PSC como el partido que contribuyó decisivamente, y sigue haciéndolo, a elevar a Sánchez como una esperanza y como un instrumento que hace a la vez de «rótula y de airbag».
En estos términos está garantizado que no afloren los problemas de fondo de Catalunya y que ni siquiera se aborden aquellos que son evidentes.
Con los actuales protagonistas parece difícil salir de ese escenario en el que pronto llevaremos perdidos más de una década, que se dice pronto, y que cada vez nos aleja más de equipararnos con la UE Share on X