El pasado día 4 de noviembre, un trágico suceso tuvo lugar en Madrid en el Colegio Montealto, situado en el barrio de Mirasierra. En el momento de la salida de los escolares un accidente causado al parecer, por un error de la conductora (madre también de alumnos del colegio), acabó con la vida de la pequeña María de seis años de edad, hiriendo a otras dos alumnas de doce y diez años respectivamente.
La noticia ha tenido notable repercusión en los medios de comunicación dado que, sin duda, el accidente que ha causado la muerte de la pequeña, tiene connotaciones muy particulares.
La alumna fallecida era hija de una empleada del colegio que tuvo tiempo, alertada por algunos alumnos y profesores que estaban allí, de abrazar y despedir a su hija antes de que la niña muriera. Pero es que, además, esta mujer tuvo otro gesto que sin duda es digno de admiración: se dirigió a la conductora del vehículo que causó el accidente y también le brindó su abrazo en medio de un momento tan dramático y complicado.
Este noble, hermoso y podríamos decir heroico gesto, no ha sido suficientemente destacado ni dado a conocer. Como casi siempre, el bien no es noticia y estamos necesitando que lo sea.
Claro que debemos conocer y debemos estar informados sobre la realidad que nos rodea: pandemia, violencia, política, corrupción, relaciones internacionales, deportes, economía, etc., Pero ¿por qué este silencio sobre el bien? ¿Por qué cuesta tanto “vender” lo bueno?
Hay algo en ese abrazo entre la madre de la pequeña María y la mujer que involuntariamente causó este terrible accidente, que está fuera de toda lógica humana y es el perdón e incluso el amor hacia quien ha causado un daño, tan tremendo como este. Esto también debería ser noticia.
Este noble, hermoso y podríamos decir heroico gesto, no ha sido suficientemente destacado ni dado a conocer. Como casi siempre, el bien no es noticia y estamos necesitando que lo sea Share on X