La Vanguardia publicó la semana pasada una extensa y positiva referencia al nuevo libro que tiene como protagonista a Jordi Pujol «Entre el dolor y la esperanza» basado en una extensa entrevista con el periodista y escritor Vicenç Villatoro. Algo se debía mover en el seno del diario porque pocos días después la sección «Por el agujero de la cerradura», que aparece destacada en la contraportada del diario, señalaba como importante omisión de las memorias la prácticamente inexistencia de ninguna referencia a los hijos, un hecho que después otros medios han multiplicado y han agrandado. Ahora, este domingo 6 de junio, es el responsable del área económica de La Vanguardia, el acreditado periodista Manel Pérez, quien cuestiona en términos muy graves la versión de Pujol.
Concretamente, hace referencia a la documentación de la que dispone la Audiencia y en concreto a la cuenta 63810-2 abierta el 21 de diciembre de 2000 en la Banca Reig, ahora Andbank. Esta cuenta la abrió Jordi Pujol Ferrusola donde ingresó 307 millones de pesetas, haciendo constar que era titular con carácter fiduciario, es decir, en interés de un tercero y que realmente los bienes depositados eran de Jordi Pujol Soley. También informa la misma referencia, que cita Manel Pérez, que 5 meses más tarde el presidente envió una carta manuscrita reiterando lo manifestado por su hijo y legando el dinero en caso de muerte a su esposa Marta Ferrusola.
Estas referencias no son ningún descubrimiento especial, si bien es cierto que no han sido excesivamente reiteradas, pero son conocidas desde hace meses. Hasta aquí no habría nada de especial en el artículo. Pero la cuestión importante bien a continuación, cuando Manel Pérez escribe «pero es que, además de la documentación, las fuentes consultadas por este diario aseguran que una gran parte de los fondos depositados en esta cuenta fueron enviados en efectivo (así ingresaron en la banca andorrana), directamente por un grupo de personas en Barcelona para beneficio exclusivo del todavía presidente«. Pérez no indica cuáles son estas fuentes consultadas, ni dónde radican, si en Barcelona, Madrid, Andorra, ni si son instancias de carácter público o personas particulares. Y lo que dice es muy grave porque señala que, a partir del año 2000, porque no indica fecha de las aportaciones, se depositó dinero en metálico que procedía de personas y que el origen de este dinero era Barcelona. ¿Forma parte esta referencia del sumario? El periodista no lo indica, y por la forma como está redactado el texto no lo parece. En todo caso, es una revelación muy punzante y que cuestionaría la versión de Pujol.
El tema es absolutamente vidrioso porque si no forma parte del sumario y se dispone de datos en este sentido, lo lógico sería transmitirlas a la justicia. Y si no se hace, o bien hay un problema de omisión, o bien es que las fuentes no tienen capacidad de acreditar los hechos. Si este fuera el caso, no habría sido demasiado prudente publicarlo.
En todo caso, lo que sí parece evidente es que el sumario construido en la Audiencia contiene más juicios de intenciones que elementos probatorios en relación con Jordi Pujol.
Los ambientes económicos y políticos de la ciudad interrogan sobre el papel de La Vanguardia porque presenta dos caras en relación con el asunto Pujol. Quizás el interrogante es ocioso, porque lo que hace La Vanguardia es sencillamente periodismo, y explica los hechos en la medida en que se van produciendo sin pretender construir un relato exculpatorio o portador de culpa.
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