La dinámica por la independencia que tiene su estallido en la segunda mitad de 2017 sí ha causado un daño económico, si nos atenemos al último informe del Servicio de Estudios del BBVA. En concreto, este trabajo estima que la economía española sufrió un impacto negativo del 0,13% en su potencial de crecimiento en 2018, y de un 0,07% al año siguiente como consecuencia de la crisis catalana.
En conjunto, por tanto, dos décimas del PIB español. Naturalmente, el impacto sobre la economía catalana, que es quien registra el epicentro del problema, es mucho mayor y puede haber representado en el agregado de los dos años una merma del 0,5 o 0,6% del PIB catalán, lo que tuvo una traducción en una menor capacidad de generar puestos de trabajo. Esta dinámica parece haberse frenado, pero es evidente que nuevas incidencias pueden volverla a desencadenar. El problema ahora sería que llovería sobre mojado, dado que, como es sabido, las previsiones para 2020 son de un crecimiento modesto que se situará en torno al 1,6% del PIB.
El resultado será una reducción muy moderada del paro, que continuará con cifras muy altas, y ya hace más de una década que estamos instalados en ellas, con lo que esto significa de deterioro profundo de nuestro capital humano.
A esta circunstancia de menor crecimiento se añaden los incrementos impositivos que quiere aplicar la Generalitat, que se combinarán con los que prepara el nuevo gobierno Sánchez, creando una repentina presión fiscal que puede tener consecuencias sobre la actividad económica. En esta línea, el mencionado informe del BBVA señala que como consecuencia del aumento del salario mínimo interprofesional se perdieron o dejar de crear, porque es un agregado de estos dos factores, 45.000 puestos de trabajo. Posiblemente la nueva subida anunciada por Sánchez será mucho menor que la precedente, y por tanto su impacto más modesto, pero el gobierno catalán haría bien de sentarse un rato y sumar todos los factores desfavorables propios y ajenos, que pueden castigar la economía catalana, y actuar en consecuencia.
La economía española sufrió un impacto negativo del 0,13% en su potencial de crecimiento en 2018, y de un 0,07% al año siguiente como consecuencia de la crisis catalana Share on X