El fracaso de los fondos Next Generation

El gobierno Sánchez ha fracasado en la aplicación de los fondos extraordinarios que nos llegan de Europa, y por esta razón intenta conseguir una difícil prórroga de su aplicación y no solo esto, sino además una modificación de objetivos y recursos asignados.

Todos los fondos, especialmente los 69.000 millones a fondo perdido, deben haber sido ejecutados el 31 de agosto de 2026. Este horizonte es más amplio en el caso de los créditos en función de su naturaleza. Pero no se cumplirá. La escasa información que facilita el gobierno y la falta de transparencia, el hecho de estar todo centralizado en un ámbito tan político como es la Moncloa, hace difícil establecer una valoración de la realidad, pero los propios documentos oficiales hablan por sí mismos.

El gobierno presupuestó más de 20.000 millones entre 2021 y 2023. Pero en 2021 solamente se habían desembolsado 2.400 millones y en el año siguiente 5.200 millones. En total solo 7.600 millones. Un poco más de la tercera parte de lo previsto.

A estas alturas es evidente que el objetivo de 160.000 viviendas rehabilitadas no se cumplirá. Tampoco se alcanzarán ni de lejos los objetivos para implantar electrolineras a causa de la burocracia para obtener los necesarios permisos. Ni de lejos se llegará al objetivo del millón de pymes y autónomos digitalizados. En todos los casos que puede el gobierno juega a hacer trampas al solitario.

Por ejemplo, el objetivo inicial era formar a 2,6 millones de ciudadanos en capacidades digitales con cursos de 250 horas. Ahora el gobierno cambia esta cifra y la reduce a unas ridículas 7,5 horas, con lo que considera que la persona ya está formada y ya puede dar por zanjado el objetivo. Tampoco se alcanzarán las pretensiones en zonas de bajas emisiones, carriles bici, buses eléctricos, peatonalización y control de centros urbanos para reducir la contaminación. También forma parte de los imposibles que en el 2023 se puedan alcanzar las 22.000 plazas del nuevo modelo de cuidados de larga duración. Y menos todavía se conseguirá que el 90% de las personas acogidas a la dependencia se beneficien de teleasistencia en sus domicilios. Eran objetivos interesantes que hubieran dado un buen balance al gobierno, disponía del dinero necesario para realizarlo, pero tal y como se presumía a priori ha sido totalmente incapaz.

Esto también sucede en los planes de gran dimensión, los llamados Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) entre los que destacan el vehículo eléctrico y el del chip. Todo esto se deberá alcanzar más tarde, bastantes años más tarde, si es que se consigue.

No se puede decir que coja a nadie por sorpresa. La razón fundamental es que España se ha caracterizado por no gastar nunca y por márgenes amplios, los fondos ordinarios de la UE. Era de toda lógica que si eso había sido así, resultara del todo imposible que, añadiendo las cuantías enormes y el tiempo limitado de los nuevos fondos Next Generation, la administración española pasara a ser una cumplidora excepcional. Esto, o al menos el intento, habría exigido la constitución de un ámbito específico dotado de gran autonomía en relación con la dinámica política, algún tipo de agencia que cumpliera específicamente con esta tarea. Sánchez se inclinó por todo lo contrario, concentrarlo todo en sus manos, en su gabinete en la Moncloa y el resultado final está cantado.

Si pierde las elecciones dejará la patata caliente en manos del próximo gobierno, que deberá intentar conseguir difíciles prórrogas para que la mayor parte del dinero no se pierda. Si es él quien vuelve a ganar y sigue gobernando, no rectificará para nada su forma de proceder e intentará que la CE sea generosa con la administración española. Es difícil que lo consiga en un grado razonable, en cualquier caso en este momento de la historia hay que decir que se ha perdido la gran oportunidad de un formidable plan de desarrollo bien financiado, que el gobierno español tenía en sus manos a condición de que fuera capaz de cumplir con sus propios objetivos y en los plazos previstos, y que no asumiera presuntos logros inalcanzables solamente para vender publicidad sobre ellos. Se ha perdido gran parte de este superplan Marshall. Es un fracaso, sin duda, histórico.

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