Ante la reunión clave del Consejo de Europa que debe concretar el programa de recuperación económica de la Unión, la carta política de España ha quedado debilitada con la publicación por parte de Euroestat de los datos del déficit del año pasado, que se situó en el 2,82% del PIB (2,83% si se incluye la ayuda financiera), lo que supone un incremento de tres décimas porcentuales respecto al desequilibrio del 2,5% registrado el año anterior y que representa el tercer mayor desequilibrio negativo entre los países de la zona euro, solo por detrás del 3% de Francia, según los datos publicados por Eurostat.
En cifras absolutas, el desequilibrio negativo se incrementó en 2019 a 35.195 millones de euros, frente al déficit de 30.495 millones del año precedente. Es decir, la situación empeoró a pesar de que se trataba de un año más de recuperación. De esta manera, la acusación holandesa y la reserva alemana de que España no aprovecha las épocas de bonanza para reducir sus cuentas negativas encuentran un apoyo sólido. Contrasta la cifra española con la italiana mucho más moderada, solo un 1,6% del PIB, a pesar de sus dificultades políticas y económicas, y el buen hacer portugués que alcanza un superávit del 0,2. A pesar de que en los dos países gobierna un partido socialista, los resultados son absolutamente dispares. La comparación todavía es más dolorosa si va acompañada de lo que ha vendido sucediendo en ambos casos con la pandemia.
El Ministerio de Hacienda datos publicados este martes por el Ministerio de Hacienda, publicó sus propios resultados que vienen a confirmar el mal comportamiento presupuestario, aunque en términos más moderados. Para esta fuente el déficit público sube al 2,64% en 2019, el primer aumento desde 2012. Los números rojos del conjunto de las Administraciones públicas se situaron en los 32.882 millones, después de que los gastos crecieran más que los ingresos (un 4,1%, frente a un 3,8%). Solo seis CCAA cumplieron con el objetivo marcado y los municipios cerraron con un superávit del 0,31% del PIB. El resultado difiere a la baja de Euroestat en 2.313 millones de euros, si bien a efectos de la negociación en el Consejo, lo único que hace es confirmar el problema español. La explicación del mayor gasto por parte del gobierno se concreta en el hecho de que se trata de un año de prórroga presupuestaria, múltiples citas electorales y «fuertes medidas sociales», entre las que cita la subida de las pensiones, el aumento del permiso de paternidad, la subida del sueldo de los empleados públicos o la devolución del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) por maternidad.
Esta situación empeora el escenario macroeconómico ante la crisis pandémica. España obtendrá más dinero de Europa para la reconstrucción, pero no quedará libre de contrapartidas. En otras palabras, en contra de lo previsto en su plan de gobierno, Sánchez e Iglesias tendrán que trabajar con el pie en el freno del gasto, en tiempos de grandes necesidades. Es muy posible que esta situación se traduzca en un intento táctico de abrir frentes polémicos en otros ámbitos, el del feminismo de género, la educación concertada, la Iglesia y este tipo de cosas que cohesionan sin coste presupuestario a una parte del electorado de ambos partidos. Pero, está por ver que en esta ocasión, bajo la doble urgencia de los peligros epidémicos y económicos, la población acepte tales florituras.
Por otra parte, el coste de financiar la deuda continuará en aumento, que hasta ahora y sin conocer los datos del déficit ya ha crecido 2,5 veces en relación con lo que se pagaba en enero.
El desequilibrio negativo se incrementó en 2019 a 35.195 millones de euros, frente al déficit de 30.495 millones del año precedente Share on X