Por primera vez el catalanismo representado por Convergents, La Lliga y Lliures ha formulado una declaración conjunta tomando posición ante la perspectiva de unas futuras elecciones al parlamento catalán. La declaración parte del principio de que Cataluña necesita un nuevo proyecto político que pueda ser construido por una alternativa electoral del centro amplio, que incluya tanto a partidos catalanistas como soberanistas, al considerar que es precisamente en esta amplitud donde radica la capacidad de dirigir la mala situación por la que atraviesa Cataluña.
Comunicat de @LligaDemocratic @ElsLliures @convergents_cnv pic.twitter.com/nOPCpWXOXU
— Convergents (@convergents_cnv) July 14, 2020
Para ello las tres fuerzas políticas han establecido un decálogo que sirva de base para elaborar el programa electoral conjunto, e invitan al resto de las fuerzas políticas que comparten diagnóstico y objetivos a incorporarse a la iniciativa para trabajar conjuntamente.
Esta acción significaría un paso adelante en la confluencia de estos tres partidos con la voluntad de entenderse con los otros dos protagonistas: Units, que también hizo otro paso adelante al presentar como posible candidato de un amplio entendimiento al teniente de alcalde de seguridad ciudadana de Barcelona, Albert Batlle, y el PNC, surgido del Grup de Poblet, que es el que mantiene de momento una mayor distancia a debatir posibles acuerdos. Su portavoz, Oriol Puig, ya formuló que no está de momento entre sus prioridades establecer conversaciones para componer una alianza electoral y que no lo harán hasta que estén proclamadas las elecciones al Parlamento de Cataluña. Su prioridad ahora, según la misma fuente, es hacer crecer el partido en todo el territorio.
Esta es la fotografía del momento presente, si bien la dinámica cambiante que vive Cataluña puede introducir nuevos cambios. No será un hecho menor si la situación de la epidemia se complica aún más hasta crear un verdadero escándalo político, si ésta se extiende por Barcelona y el área metropolitana, porque entonces el golpe psicológico y económico será demoledor. Si sucediera, las previsiones de intentar enderezar un poco el sector turístico se irían al traste por la mala imagen en el ámbito internacional que está dando Lleida y el caso de l’Hospitalet. Si estas circunstancias se dieran, la necesidad de que saliera una alternativa catalanista que no fuera a buscar sólo una presencia política en el Parlamento, sino que se quisiera presentar como alternativa específica de Cataluña al gran desorden creado, urgiría más que nunca al entendimiento entre todos los partidos, más allá de las estrategias y visiones particulares de cada uno de ellos.