A última hora del debate parlamentario de ayer, pasadas las 8 de la tarde, el PSOE y UP hicieron público un pacto con Bildu doblemente sorprendente, y que tendrá una importante repercusión política y económica.
Ariadna Lastra, la portavoz socialista, tras consultar con el presidente Sánchez, firmó el acuerdo adjunto.
Como se puede constatar en el texto, se establece la derogación íntegra de la última reforma laboral. De esta manera el PSOE va más allá de su acuerdo de gobierno con UP que sólo preveía modificaciones parciales.
Para aumentar la confusión, horas más tarde, el PSOE, que no UP, emitió un comunicado indicando que la reforma sólo sería parcial. Todo ello añade gran confusión en un tema delicado como es el de las relaciones laborales.
En un escenario de gran sensibilidad por parte del empresariado por miedo a no poder soportar la caída económica, y de los trabajadores que han perdido o temen perder su puesto de trabajo, se produce este hecho imprevisto que deja abierta la puerta a la mayor de las incertidumbres, porque el documento pactado es bien claro sobre la integridad de la derogación, pero al mismo tiempo dentro del gobierno hay, a estas alturas, dos posiciones. La socialista, que dice «donde dije digo, digo Diego», y la de los seguidores de Iglesias, que mantienen íntegramente el acuerdo.
La CEOE y la CEPYME ya han emitido un durísimo comunicado en el que afirman «rechazamos con total rotundidad el acuerdo alcanzado entre la coalición PSOE y UP y EH Bildu para derogar la reforma laboral a cambio de su apoyo a la última de las prórrogas del estado de alarma». El texto breve está repleto de enérgicos calificativos, desprecio, indignación, «ojos sordos a las recomendaciones de la CE», «irresponsabilidad», «consecuencias negativas incalculables en la economía española» e «incoherente».
Lo más extraño de todo es que cuando el acuerdo se firmó, la abstención de Bildu, porque ni siquiera se trata de haber logrado sus votos a favor de la prórroga del estado de alarma, ya no eran necesarios, porque el resultado estaba asegurado con los votos del PNV y Cs. Posiblemente, y es la única explicación lógica, si es que el asunto tiene alguna lógica, el gobierno estaba inseguro del resultado final de las votaciones, pactó verbalmente con Bildu, y luego, cuando la votación se produjo con resultado satisfactorio, ya no tenía más remedio que poner negro sobre blanco lo que habían concordado.
En un escenario de gran sensibilidad por parte del empresariado por miedo a no poder soportar la caída económica, y de los trabajadores que han perdido o temen perder su puesto de trabajo, se produce este hecho imprevisto Share on XEstá claro que de poco sirve esta firma póstuma a la credibilidad socialista, si horas después se desdice del acuerdo. En este hecho confluyen tres circunstancias muy graves. La primera, la naturaleza del acuerdo, que ya se ve en la nota de la patronal que tiene fuertes consecuencias en un momento difícil. La segunda, pone de relieve la nefasta dinámica que genera la voluntad de Sánchez de prorrogar el estado de alarma a toda costa con una frágil mayoría que lo pone en manos de la subasta continua de los partidos menores. Sin duda el más beneficiado es el PNV, también ahora Bildu, pero en la lista hay otras organizaciones como Coalición Canaria. La tercera consideración es que lo que se acuerda nada tiene que ver ni con las vidas, ni con la salud de los ciudadanos.
En este mercado de Calaf en el que se han convertido las prórrogas, los únicos que han quedado fuera de juego sistemáticamente porque en las 5 ocasiones no han logrado ninguna contrapartida, son precisamente los dos partidos independentistas catalanes, que además son los que reúnen por separado más votos de la cámara. ERC duplica al PNV y JxCat lo supera. La reflexión sobre este último hecho por parte de los catalanes debería ser obligada.
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