Emmanuel Todd es un historiador, demógrafo, sociólogo y politólogo francés que acaba de publicar un libro titulado La défaite de l’Occident (La derrota de Occidente, Gallimard, 2024).
El libro comienza señalando que la guerra de Ucrania ha provocado diez grandes sorpresas en Europa y en el mundo occidental en general.
De forma resumida, son las siguientes.
Primera sorpresa
Estallido de una guerra entre dos estados en suelo europeo
La primera sorpresa ha consistido en el mismo estallido de una guerra entre dos estados en suelo europeo, un evento extraordinario en un continente que ya se creía instalado en una situación de paz perpetua. La UE es una institución basada precisamente en la paz. Es una institución kantiana hasta la médula. Emmanuel Kant es el autor de un libro que inspira toda la trayectoria de la UE desde su fundación. Su título es “Hacia la paz perpetúa” (Zum Ewigen Frieden).
Segunda sorpresa
Dos adversarios que esta guerra pone en evidencia: Estados Unidos y Rusia
La segunda sorpresa son los dos adversarios que esta guerra pone en evidencia: Estados Unidos y Rusia. Ya hace más de una década que Estados Unidos ha designado a China como su enemigo principal (operación “pívot to Asia“ de Obama). La hostilidad hacia China ha sido una de las pocas cosas sobre las que republicanos y demócratas han podido ponerse de acuerdo en los últimos tiempos, en el marco de una situación política extremadamente polarizada en Estados Unidos, rozando la guerra civil. Ahora los europeos participamos en una confrontación entre Estados Unidos y Rusia, por interposición de los ucranianos.
Tercera sorpresa
La resistencia militar de Ucrania
Tercera sorpresa: la resistencia militar de Ucrania. Todo el mundo pensaba que sería rápidamente conquistada por la Rusia de Putin. Muchos occidentales se habían formado una imagen infantil y exagerada de un Putin demoníaco. No se dieron cuenta de que envió sólo unos 100.000 soldados a Ucrania, un país de 603.700 km². En comparación, en 1968, la URSS y sus satélites enviaron 500.000 soldados a Checoslovaquia, un país de 127.900 km². Los más sorprendidos han sido los propios rusos. Para ellos, como para muchos occidentales, Ucrania era un failed state, estado fallido. No podía preverse que Ucrania encontraría con la guerra una razón de vivir y una justificación de su propia existencia.
Cuarta sorpresa
La resistencia de Rusia a las sanciones occidentales
La cuarta sorpresa fue la resistencia de Rusia a las sanciones occidentales. Las sanciones no funcionaron bien para los occidentales. La Rusia de hoy dista mucho de ser la de hace veinte años, derrumbada y caótica. No se ha sabido ver esto ni sus nuevas relaciones internacionales. Rusia no supone ninguna amenaza para Europa. Desea establecer una asociación económica con Europa, en particular con Alemania. Rusia no tiene medios demográficos ni militares para expandirse hacia el Oeste.
Quinta sorpresa
El derrumbe de toda voluntad europea
Quinta sorpresa: el derrumbe de toda voluntad europea. La UE ha abandonado cualquier veleidad de defender sus propios intereses, después de ver cortados sus lazos energéticos y comerciales con Rusia. El sabotaje de los gasoductos Nord Stream, que unían directamente a Rusia y Alemania, ha sido probablemente el resultado de una acción conjunta de los servicios secretos de Estados Unidos y Noruega.
La UE se ha autosancionado de forma severa, asistimos al suicidio de Europa, que se encuentra involucrada en una guerra contraria a sus intereses. Polonia se ha convertido en el agente principal de Washington dentro de la UE, sucediendo en el Reino Unido autoexcluido de ese rol por el Brexit. A escala continental, el eje París-Berlín ha sido sustituido por un eje Londres-Varsovia-Kiev, pilotado por Washington. Esta evanescencia de Europa como actor geopolítico autónomo causa perplejidad, sobre todo si se compara con el papel conjunto de oposición en la guerra de Irak protagonizado por Alemania y Francia, conjuntamente con Putin, hace veinte años.
Sexta sorpresa
Surgimiento belicista del Reino Unido
La sexta sorpresa de la guerra es el surgimiento belicista del Reino Unido como un misil antirruso y un topo de la OTAN.
Séptima sorpresa
Escandinavia se ha apuntado a la febrilidad británica
El belicismo británico conduce a la séptima sorpresa: Escandinavia -pacífica y neutral durante tanto tiempo- se ha apuntado a la febrilidad británica. El resto de Europa del Norte también se ha apuntado. Noruega y Dinamarca son dos enlaces militares muy importantes para Estados Unidos. Finlandia y Suecia se precipitaron a entrar como miembros de pleno derecho de la OTAN. Muestran un interés por la guerra que se puede decir que ya existía antes de la invasión rusa de Ucrania.
Octava sorpresa
Viene de Estados Unidos, la potencia militar dominante en el mundo
La octava sorpresa viene de Estados Unidos, la potencia militar dominante en el mundo. Sus medios de comunicación no paran de comentar que la industria militar americana es deficiente y que no es capaz de ayudar a Ucrania en los términos necesarios para detener la invasión rusa.
Novena sorpresa
La soledad ideológica de Occidente
Novena sorpresa: la soledad ideológica de Occidente y su desconocimiento de este hecho. Los occidentales esperaban, absurdamente, que todo el planeta reaccionara con indignación contra Rusia por su invasión de Ucrania. No ha sido así, y así se ha visto en las votaciones sucesivas que se han ido produciendo en Naciones Unidas. El llamado Sur Global no es pro-occidental.
Décima sorpresa
La derrota de Occidente
La décima y última sorpresa se está materializando. Es la derrota de Occidente. Parece raro decirlo cuando la guerra aún no ha terminado. Pero puede decirse por qué Occidente ya se ha autodestruido antes de que la invasión rusa de Ucrania se produjera. Rusia no es el principal problema. Ninguna crisis rusa puede desestabilizar el equilibrio mundial. Es una crisis occidental y más específicamente americana, de carácter terminal, la que pone en peligro el equilibrio del planeta. Se trata de una crisis general de valores que caracteriza a todo el mundo occidental y que permite hablar de una verdadera “decadencia de Occidente”, mucho más allá de la que hablaba Oswald Spengler el siglo pasado. Ideologías extremistas, pérdida de fe religiosa, decadencia demográfica, etc. lo propician.
El declive de Estados Unidos es particularmente muy pronunciado, aunque siga siendo la potencia hegemónica. El contraste de este hecho con la extraordinaria emergencia de China es grande.
Rusia y Europa son espectadores del cambio de orden mundial que se avecina
Rusia y Europa son espectadores del cambio de orden mundial que se avecina. Además de espectadores, están librando una guerra, en contra de sus propios intereses. Esta guerra evita la formación de una posible Eurasia, fruto de un entendimiento entre Europa (Alemania principalmente) y Rusia. Sería una gran potencia mundial, y esto va en contra de los intereses geoestratégicos de Estados Unidos, tal y como ya fueron definidos hace unas décadas por Zbigniew Brzezinski, americano de origen polaco, asesor de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter, hoy todavía vigentes.
Según Brzezinski, el problema estratégico que la caída del comunismo significaba para Washington consistía en que la presencia americana en el continente europeo, o en Asia, no se justificaba. Eurasia se habría podido unificar y marginar a América. Era la gran amenaza que Estados Unidos ha sabido superar por el momento.
Hasta ahí las diez sorpresas que nos habría traído la guerra de Ucrania, siempre según Emmanuel Todd. Todas son discutibles. Se podrá estar de acuerdo o no. En cualquier caso, invitan a reflexionar sobre las importantes cuestiones que plantean.
La UE se ha autosancionado de forma severa, asistimos al suicidio de Europa, que se encuentra involucrada en una guerra contraria a sus intereses Share on X