En las redes sociales y en los medios de comunicación se está abriendo paso un gran debate sobre qué habremos aprendido de la pandemia cuando ésta pase, y sobre cómo será nuestra vida después. De momento los institutos de opinión, incluido el Centro de Investigaciones Sociológicas manejado por el Gobierno, no han tenido en cuenta esta creciente inquietud social. Es importante una investigación rigurosa porque junto a posiciones de cinismo que están saliendo a la luz hechos inesperados y preguntas hasta ahora silenciadas en el debate público sobre cuestiones cruciales de nuestra civilización.
La pandemia ha permitido que las preguntas religiosas y morales vuelvan a entrar en nuestra conversación nacional, y cuestiona una cultura basada en el individualismo consumista y en la mera búsqueda del placer, que conllevan el descarte de los más vulnerables.