Jordi Pujol, ideas, acción, política. El Legado (4). Cuatro discursos claves para entender la concepción de Pujol

Hay cuatro discursos de Jordi Pujol que enmarcan muy bien su visión en relación a Catalunya, España y su marco de referencia europeo.

El primero es en su primera presidencia, cuando decidió que su viaje inicial a otra comunidad autónoma sería precisamente a Castilla y León, el núcleo primigenio de la nación española. Y como todo, o casi todo con Pujol, la decisión era muy personal y quería tener un valor simbólico. El reconocimiento del papel extraordinario de ese núcleo y la consideración de Cataluña hacia Castilla.

El viaje lo recuerdo con mucha claridad, porque participé en su preparación y realización en la vertiente política como jefe del Servicio de Documentación de Presidencia, una instancia muy particular en aquella Generalitat de 1981, administrativamente muy delgada por necesidad.

Pero más allá de los recuerdos personales, lo que cuenta son las palabras del presidente fijadas sobre papel, largamente meditadas y que tienen un hilo conductor: cuando se profundiza en el nacionalismo, se encuentran las raíces comunes. Pujol visita tierras castellanas en una época políticamente delicada. Hace sólo 6 años que ha muerto Franco, estamos al inicio de una compleja transición y Pujol viaja al centro de la cultura nacional española sin esconder su pensamiento sobre Catalunya, y además lo hace con gran éxito.

El discurso clave lo formuló en un lugar bien emblemático, la Universidad de Salamanca el 29 de diciembre y lo hace en respuesta al saludo del rector, que en su intervención ha hecho referencia a los problemas que puede plantear Cataluña, entre otras cuestiones mucho más halagadoras de celebración y bienvenida por su visita.

Y Pujol responde en unos términos que debemos retener para que configuren la actualidad de su legado:

“ Porque esta realidad nuestra, que es Cataluña y que queremos defender, está inserta- cordialmente- en otra realidad que es España . Y debemos encontrar, pues, la forma de combinar esta realidad de lengua, de cultura, de conciencia histórica, con esta otra realidad que es España. Éste es un objetivo fundamental de la política actual… es un objetivo absolutamente principal a nivel personal .

Y soy un político nacionalista y, sin embargo, estoy aquí intentando hacer comprender que mi nacionalismo salvo de una forma en la que pienso debe y puedo quitarse no es incompatible con este quehacer común español al que y en el transcurso de mi viaje tantas veces he hecho referencia.

Porque pienso, que una voluntad de afirmación hecha desde la superficialidad, desde el reflejo, desde la visceralidad, desde la frustración o desde el resentimiento, puede efectivamente acarrear los riesgos a que usted, magnífico señor rector, hacía referencia. Pero esta misma política, hecha desde la profundización de las propias razas , de la propia identidad, puede servir para unir y unir de verdad, no por imposición, por coacción, por peso político sino realmente por auténtica y profunda convicción. En esta tarea estamos y esto es lo que intentamos hacer”.

Un segundo discurso es en un marco mucho más oficial y solemne , el del Parlamento de Cataluña en la toma de posesión de su segundo mandato (15 de junio de 1984) y cuando ha obtenido la primera de las mayorías absolutas, que irían revalidando los suyos siguientes doce años de presidencia de la Generalitat.

En ese caso, su leitmotiv podría resumirse así: Queremos ser protagonistas de la historia de España. Pujol, en el marco del Parlamento catalán, enfoca su política futura en estos términos:

“ Necesitamos la autonomía para fortalecer nuestra identidad , lo necesitamos como un país, que constituye un caso muy particular en el conjunto de Europa. No existen demasiados casos como Cataluña y como lo que Cataluña representa en el conjunto de España… por lo que representa de voluntad de combinar afirmación propia y proyección Cataluña hacia afuera y España hacia afuera por vocación ya la vez por capacidad de ser crisol de hombres y culturas.

Nuestra gran tarea ahora es acabar de definir en colaboración con el Gobierno como será finalmente nuestra autonomía. No es nuestra única tarea, pero es muy esencial no sólo por ella misma sino también por otro gran objetivo : el diálogo y el trabajo en común con el resto del Estado . Desde nuestra identidad plenamente respetada queremos ser protagonistas de primera magnitud de la historia de España…. Nos gustaría poder hacer la aportación de una Cataluña fuerte y segura de sí misma y por tanto generosa , a este diálogo ya este trabajo en común”.

El texto combina la autoafirmación catalana (una “Cataluña fuerte y segura”) con la idea muy precisa de intervención positiva en la política española. Es la versión pujoliana de «la Cataluña adentro» y la «Cataluña a fuera» de Prat y de Cambó.

En esta línea, pero en un escenario muy diferente, el del Segundo Simposio Internacional sobre temas ibéricos (Zúrico 1984), Pujol hace valer la misión de Cataluña en España, con “Cuatro aportaciones que Cataluña puede hacer por el progreso de España”. Pujol sostiene que él defiende los derechos de Cataluña y al mismo tiempo «la aportación del peso de nuestra personalidad en lo que tiene de positivo en la construcción del Estado y de la realidad del conjunto de España «. Formula una visión de mejora del propio estado español y de la sociedad española y dice cómo:

Una, con la idea de Europa, promoviendo que España asuma con plenitud este destino, incluso, señala “ aceptando algún riesgo ”. Hoy ese hecho está más que consolidado. Ya no hay una aportación singular a hacer.

La segunda aportación es la idea de la autonomía; no habría habido tal realidad en el nivel que se ha dado sin la actitud de Cataluña y el País Vasco. Su utilidad es la de liberar a toda una serie de energías, que hay en el conjunto de España, que considera “una sociedad joven, vital y con iniciativa ”. Hoy esto ya no es exactamente así por el mismo éxito del despliegue autonómico, y sólo queda el provincialismo de VOX, más bien pintoresco, reclamando la estructura provincial de las Cortes de Cádiz, que tanto cuidó el franquismo como vacuna fallida contra el catalanismo. Transcurridos 40 años, lo necesario es un proceso de racionalización, que no puede ser, como postula el socialismo sin ningún afán de cumplimiento, el del federalismo, porque Cataluña siempre significará una asimetría como lo significa, y mucho, el País Vasco con un sistema confederal de financiación.

La tercera aportación sigue más vigente que nunca; sólo que en Cataluña ha perdido pistonada: la idea de la sociedad civil … no es suficiente con tener un buen gobierno, cosa, por otra parte necesaria: es necesario que el cuerpo social sea capaz de generar muchas iniciativas y de asumir muchas responsabilidades; que sea capaz, en definitiva de andar por sí mismo ”.

Cuando Pujol hace este tipo de discursos, Cataluña aspira a un buen gobierno y disfruta de un espléndido florecimiento de iniciativas surgidas de una sociedad, de un país que, como tal, como Cataluña, no existía para la administración pública . Tan sólo éramos cuatro provincias. En el orden económico, por ejemplo, la gran revolución del Gas Natural viene de la mano de la empresa privada y de un líder económico como Duran Farell. Abundan los estudios económicos pero en el mismo ámbito; la Cámara de Comercio de Barcelona y de forma destacada el Servicio de Estudios del Banco Urquijo, que dirigía un economista del relevo de Trias Fargas, que después sería uno de los dirigentes de CDC. La lengua se salva y brilla de la mano de las familias y de empresarios, artistas, intelectuales y de un grosor social que la ama. Es el Siglo de Oro que dice Triadú … forjado en pleno franquismo. Hoy la cuestión radica en cómo potenciar la sociedad civil catalana en todos los ámbitos.

El cuarto discurso expone la fuerza de la idea de Europa en Jordi Pujol. Es del 11 de marzo de 1985 y es pronunciado en el Salón de Honor del Ayuntamiento de Aquisgrán y tiene un inicio impactante: «Vengo de lejos, de los confines del imperio. Vengo de Cataluña, un país de España, situado entre los Pirineos y el Mediterráneo. Y he venido para Aquisgrán a hablar de Europa para hablar de ello justamente en el momento en que España está a punto de entrar en la Comunidad Económica Europea ”.   En él, Pujol hace tres cosas.

Una, dejar asentada la muy dilatada dimensión europea de Cataluña en su pertenencia como Marca , como frontera, en el Imperio Carolingio , que en sus límites reproducía con bastante precisión lo que después sería el Mercado Común, preludio de la CEE y de la UE.

Una segunda, ligar continuamente los hechos recientes con el pasado; el de la incorporación a la CEE con el 1200 aniversario de la conquista de Girona, señalando que su torre todavía se conoce hoy como la torre de Carlomagno y la silla de la sede episcopal como la silla de Carlomagno. Pujol nunca teme ser calificado de “romántico” en el sentido peyorativo del término, entre otras razones porque es muy consciente de que no lo es, porque juega continuamente con el pasado para remarcar lo que le interesa del presente.

Pujol comienza en Aquisgrán lo que podríamos calificar como su carrera europea, que puede calificarse de gran éxito, no sólo en perspectiva catalana sino española. Y lo hace, tercera caracterización, presentándose como un europeísta de raíz, como cuando dice que ha querido venir a Aquisgrán, nuestra “ antigua capital ”- el pasado- “ para expresar nuestra alegría de volver a casa -el presente- con la incorporación de España a la CEE. Su capacidad para utilizar los símbolos y relacionarlos con su política nunca ha sido igualada.

Jordi Pujol, ideas, acción, política. El legado (3). La nación (segunda parte)

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