Esta pregunta es fundamental, no ha aflorado ni está presente en los debates de la Comisión y de los jefes de gobierno. Es una actitud muy peligrosa porque sin un claro objetivo los errores se pueden acumular. Por otra parte, tener una finalidad clara significa adecuar los medios necesarios para conseguirla, mientras que si todo es brumoso la consecuencia puede ser una futura desarticulación y disgregación de la UE. Hasta ahora, cada vez que se reúnen sólo hablan de más sanciones y mayor envío de armas a Ucrania. ¿Cuál es la finalidad?:
- ¿Se trata de construir la paz a corto plazo y contribuir a la reconstrucción del país? Los medios para lograrlo no se ven por ninguna parte.
- ¿Impedir nuevas acciones bélicas de Rusia a terceros países? Habría que constatar previamente que esta posibilidad es real para una economía que es poco mayor que la española y un ejército que demuestra unas capacidades muy limitadas.
- ¿Se trata de superar el conflicto y abrir una época de paz y colaboración con Rusia ? Es evidente que esta sería la solución deseable a largo plazo porque sería beneficiosa para las personas y los países. Pero también es evidente que la rusofobia y la putinifobia que han desatado los gobiernos y sus aparatos informativos caminan en dirección contraria.
- ¿Se pretende castigar a Putin y a Rusia? ¿Someterla a una continuada guerra de desgaste utilizando como carne de cañón a los ucranianos? Claramente, esa es la estrategia de EEUU. El problema es que es suicida económicamente para Europa y la más sólida garantía de provocar una recesión económica.
- ¿Se trata de amoldarse al modelo de paz, dominio y seguridad que le interesa a EE.UU.? Sin declararnos enemigos de esta posibilidad, lo que sí es necesario hacer con urgencia es ver si se articula armónicamente con los intereses europeos y rechazar todo lo que no lo haga.
- ¿Está dispuesta la UE a acentuar la crisis económica y a depender aún más de EE.UU.? Es decir, eliminar la dependencia energética de Rusia y sustituirla por la dependencia energética, militar, económica y geopolítica de EE.UU.
- ¿Se considera ventajosa una Rusia derrotada, herida, como final de la historia? En este caso es imperativo recordar la experiencia europea de la derrota alemana en la I Guerra Mundial y cómo terminó la república de Weimar. También se puede comparar aquella dinámica con la situada en las antípodas después de la II Guerra Mundial con el plan Marshall para ayudar a los vencidos a reponerse y que comportó la instauración de sólidos regímenes democráticos en Italia y Alemania.
- ¿Queremos una Rusia asiática entregada en manos de China y que acabe situando la frontera de Pekín en el actual umbral ruso, o buscamos una Rusia europeizada en la que haya un intercambio, y no una imposición, de los respectivos sistemas de valores y culturas?
Estos ocho puntos señalan un perímetro de respuestas que es necesario abordar y que harían bien los gobiernos y la Comisión de responder. Porque, si no, parece que toda la estrategia europea consista en la práctica de «leña al mono». Mientras, algunas voces libres se levantan en el contexto internacional que ponen de relieve que la idea de aislar a Rusia es una entelequia. No se trata ya solo de la veintena larga de países africanos que mantienen una posición internacional alineada con el Kremlin, sino las voces de América Latina.
La última la de un ídolo de la progresía de nuestro país, el expresidente Lula, quien considera que Zelenski es también culpable de la guerra como Putin. «Putin no tenía que invadir Ucrania, pero no es el único culpable». «En las guerras nunca hay un solo culpable». “Zelenski tiene tantas responsabilidades en esta guerra como Putin. (…) quería una guerra”. Lula lamenta que no se agotaran las posibilidades de diálogo especialmente por parte de Biden, que podía haber negociado durante 10, 15, 20 días en busca de una solución.
También el Papa en unas declaraciones en el Corriere della Sera señaló que “los ladridos de la OTAN a las puertas de Rusia” quizás llevaron al presidente ruso a reaccionar mal y desencadenar un conflicto. «Una ira que no sé decir si fue provocada, pero facilitada quizás sí».
Es evidente que hasta el alud mediático y político, la orientación informativa que impera en Occidente se va percibiendo con claridad que hay actitudes destacadas que no ven nada clara la línea que siguen la UE y EEUU porque consiste en inflar la guerra y limitar en primera instancia a Europa haciéndonos entrar en una crisis económica de dimensiones desconocidas.