Lejos del foco mediático europeo, un evento clave ha marcado la agenda internacional de buena parte del resto del mundo, incluyendo Asia, Estados Unidos e incluso Reino Unido.
Se trata del 20º Congreso del partido comunista chino que concluyó el sábado 22 de octubre en Pekín.
Los hechos más comentados han sido la jubilación prematura del primer ministro Li Keqiang, en el cargo desde 2013 al igual que el presidente Xi Jinping, así como el escolta que “acompañó” al ex-presidente Hu Jintao fuera de la sala justo antes de que Xi tomara la palabra. Hu es el predecesor inmediato del actual presidente, y en los vídeos que graban el momento parece dudar antes de acceder a dejar su plaza.
El poder en China se encuentra más que nunca concentrado en un solo hombre, el presidente Xi Jinping
Son pequeños detalles que subrayan lo que Converses explicaba hace unos días: el poder en China se encuentra más que nunca concentrado en un solo hombre, el presidente Xi Jinping.
Como se esperaba, el congreso del partido comunista chino ha servido para formalizar e institucionalizar esta tendencia, puesto que ha introducido numerosos cambios en la constitución del partido. Gracias a éstos, Xi se convierte en el líder chino con más prerrogativas desde Mao Zedong.
Efectivamente, Xi es oficialmente proclamado «el núcleo de todo el partido» y seguirá acumulando la máxima autoridad como dirigente supremo del partido y comandante de las fuerzas armadas durante, al menos, cinco años más. Además, y esto supone una ruptura desde la revolución comunista, será el primero en ocupar el cargo de presidente del país un tercer mandato.
Por un lado, la hiper-concentración de poder acelera el proceso de toma de decisiones, pero por otro elimina completamente los pesos y contrapesos que contribuyen a aportar estabilidad y frenar decisiones tomadas demasiado rápidamente y que pueden acarrear efectos secundarios negativos.
La obsesión por la seguridad marcó el tono del congreso, entendida tanto como seguridad interior como exterior.
Se declaró que el liderazgo de Xi ha permitido «eliminar serios peligros dentro del partido, el gobierno y las fuerzas armadas», en referencia a la corrupción que reinaría allí durante los años de presidencia de Hu Jintao, y que permitiría además «asegurar el gran rejuvenecimiento de la nación china”.
Las referencias a la “cooperación” internacional disminuyeron en buena medida respecto a la última edición del congreso en 2017. Por ejemplo, el proyecto económico de China de la última década, las Nuevas Rutas de la Seda, tomó claramente un segundo plano.
Las prioridades de China están cambiando, pasando del desarrollo económico en el sentido más amplio a la protección de sus intereses más esenciales
En cambio, el uso de los términos «seguridad» y «riesgo» aumentó de forma muy notable en los distintos discursos, lo que demuestra que las prioridades de China están cambiando. Pekín está pasando del desarrollo económico en el sentido más amplio a la protección de sus intereses más esenciales, que pasan necesariamente por la defensa y la seguridad.
En definitiva, el congreso del partido comunista nos deja dos mensajes clave muy importantes: el primero es la supremacía de Xi Jinping, que produce una concentración del poder jamás vista desde Mao. El segundo trata del cambio de posicionamiento de China en la escala internacional, situándose a la defensiva frente a un Occidente intervencionista según la narrativa oficial.
Las prioridades de China están cambiando, pasando del desarrollo económico en el sentido más amplio a la protección de sus intereses más esenciales Share on X