Los franceses son tradicionalmente escépticos ante las vacunas.
Así pues, no fue de extrañar que en diciembre del año pasado tan solo un 40% de los franceses encuestados respondieron que se vacunarían contra el Covid en caso de que hubiera una vacuna disponible. Entonces, un 62% de los españoles y un 77% de los británicos ya se mostraban favorables a la vacunación.
Pero, a día de hoy, la vacunación avanza a buen ritmo en Francia. Según los datos recopilados por el Financial Times, ya han recibido al menos la primera dosis un 52% de los franceses.
Con todo, persiste un grupo no negligible de galos irreductibles. Éstos se niegan abiertamente o tienen aún serias dudas para vacunarse. Según un sondeo reciente, se trata de al menos dos de cada diez franceses.
Un porcentaje demasiado elevado teniendo en cuenta que se estima que la inmunidad de grupo ante la variante Delta del virus se alcanzará sólo con más del 90% de la población vacunada (aunque esta cifra no dice nada de las futuras variantes).
Entre el 20% de la población francesa que de momento prefiere no vacunarse, los verdaderos opositores a las vacunas o “antivax” son una minoría, explican los investigadores franceses Anne-Marie Moulin y Gaëtan Thomas. En realidad los que dudan, y que por prudencia no quieren recibir la inyección todavía, y los categóricamente opuestos a la vacunación forman dos grupos distintos.
Entre los primeros, mucho más numerosos y en principio abiertos a repensarse su posición, su principal miedo se refiere a la tecnología de ARN mensajero utilizada por las vacunas en boga en Occidente.
Para todos ellos, el laboratorio farmacéutico francés Sanofi podría traer excelentes noticias: su vacuna contra el Covid, que sigue el principio tradicional de la vacunación, debería estar lista en diciembre de este año.
Los investigadores de Sanofi pasaron un 2020 de pesadilla. Se tuvieron que resignar a abandonar la carrera para conseguir una plaza entre los laboratorios que han conseguido comercializar las vacunas de primera generación, como Pfizer, Moderna o AstraZeneca.
Ahora, el principio que sigue la nueva vacuna de Sanofi no se basa ni en ARN mensajero (como Pfizer y Moderna) ni en adenovirus (AstraZeneca y Johnson & Johnson).
La nueva vacuna de Sanofi no se basa ni en ARN mensajero (como Pfizer y Moderna) ni en adenovirus (AstraZeneca y Johnson & Johnson)
El presidente de Sanofi, Olivier Bogillot, al anunciar la noticia el pasado 5 de julio subrayó que su vacuna presentará las ventajas de una tecnología verificada y utilizada desde hace años.
De hecho, Sanofi es el líder mundial de las vacunas contra la gripe tradicional, experiencia en la que se basa su nueva vacuna contra el Covid.
De hecho, los resultados de los ensayos de fase 2 de la vacuna de Sanofi, desarrollada en asociación con el británico GSK, apuntan a una eficacia de entre el 95% y el 100%. Porcentajes prometedores y de hecho superiores a las vacunas de ARN mensajero actualmente disponibles.
Además del elevado grado de eficacia y de seguridad que la empresa francesa insiste en señalar, en Francia existe también el factor patriótico. Nada desdeñable en un país tan orgulloso de su pasado como Francia.
Herederos de Louis Pasteur, uno de los padres de las vacunas, los franceses vieron con frustración como su país fue uno de los que respondieron con más confusión y lentitud ante el avance de la pandemia.
Si Sanofi consigue una vacuna segura y eficaz, aunque sea tarde, el honor estará en parte salvado.