Hace unos días recibí uno de esos cientos de mensajes que circulan por Whatsapp con una imagen de un coche quemado en su interior y un texto que advertía de los peligros de dejar gel desinfectante dentro de un vehículo por el riesgo de explotar a altas temperaturas.

Al parecer, uno de los componentes del gel era supuestamente inflamable a partir de cierta temperatura y un coche en verano, como todo el mundo sabe, se convierte en un infierno si lo dejas aparcado al sol.

La persona que me lo envió es alguien altamente cualificado, con varios hijos médicos, que no me había enviado nunca ese tipo de mensajes. Me extrañó que lo enviara, y la foto me impactó, y pensé enseguida que había dejado uno de esos envases con gel dentro de mi coche. Le envié un emoticono de asombro, sin más.

No reenvié el mensaje, porque nunca lo hago, y me dispuse a comprobar en algún momento si aquella información era cierta. No hizo falta. A los pocos minutos, mi amigo informante me reenvió otro mensaje en el que se demostraba que la foto era un bulo, que no correspondía a una explosión por gel desinfectante, y que el mensaje era totalmente falso. “Fake news”, le contesté un poco molesto. “Sí”, me dijo, “las redes están repletas estos días de este tipo de mensaje”. Lo había reenviado con toda la buena voluntad del mundo, para avisarme del peligro, pero él también había sido engañado.

La Unión Europea puso en marcha hace ya un tiempo un protocolo y otra serie de acciones para detectar y desactivar  las desinformaciones que se generan en las redes. Por parte de particulares, instituciones y a menudo, incluso gobiernos.

En el caso de la COVID-19, la UE constata que la desinformación prolifera en todo el mundo, con consecuencias potencialmente perjudiciales para la salud pública y la comunicación efectiva de crisis. Son mensajes coordinados de desinformación que culpabilizan a las minorías vulnerables como causantes de la pandemia y alimentan la desconfianza en la capacidad de las instituciones democráticas para encontrar soluciones eficaces contra el virus.

Como decía, hay incluso gobiernos de determinados estados, o agentes contratados y respaldados por ellos que persiguen explotar la crisis sanitaria para promover intereses geopolíticos específicos.

Algunos ejemplos de “fake news” en torno al virus citados por la UE: (1)

  • “La UE se está desintegrando”: aunque es cierto que su actuación no ha sido ni mucho menos ejemplar cerrando fronteras internas comunitarias y con poca cooperación entre los estados, no parece que el COVID vaya a acabar con la Unión.
  • “El virus fue creado por el hombre”: o “se propagó intencionadamente”. No hay ninguna demostración real de esta teoría conspirativa, pero mucha gente la da por buena.
  • “Lavarse las manos no ayuda”: este tipo de consejos de salud falsos sobre la pandemia es frecuente en las redes sociales. Por ejemplo, el portal digital Sputnik Deutschland ha promovido esa afirmación sobre la higiene de las manos en Facebook y Twitter.
  • En China los medios estatales y los funcionarios del gobierno difunden teorías no probadas sobre el origen de COVID-19.
  • En Siria,Daesh invita a sus militantes a explotar el caos y la confusión en torno a la pandemia, que califica de “tormento doloroso” contra las “naciones cruzadas”. El régimen sirio está utilizando el virus para atacar a la UE.
  • En Rusia se han registrado más de 150 casos de desinformación en favor del Kremlin, destacando la preparación de Rusia para enfrentar el brote. La realidad ha demostrado que han tenido los mismos problemas, o más, que los países europeos más castigados. Eso sí, todos los medios destacaron la ayuda militar rusa a Italia en los primeros compases del virus.
  • Turquía: la información sanitaria falsa y distorsionada circula de manera constante en las redes sociales, y el gobierno aprovecha para criticar y atacar duramente a la UE.
  • Balcanes occidentales:los conspiradores sugieren que el virus es una arma biológica estadounidense o el pretexto para una invasión extranjera.  Para los difusores de dichas teorías la UE está “dando la espalda” a los Balcanes Occidentales.

Como veis, este virus es altamente tóxico. También en las redes.

Huid de las “corona-fake news”. Y sobre todo, no contribuyáis a difundirlas.

“Cave canem”, que muerde.

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Serà capaç Barcelona de superar la crisi econòmica, en un termini raonable?

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