Conclusiones y consecuencias de la Conferencia de Seguridad de Múnich (CSM)

La reunión anual de la Conferencia de Seguridad de Múnich (CSM) -fórum geopolítico de la mayor relevancia en el mundo, conocido como “el Davos de la geopolítica“- ha tenido lugar en la capital de Baviera del 17 al 19 de febrero. Ha reunido en su 59 edición a más de cuarenta jefes de estado y de gobierno, además de ministros de defensa y exteriores de cien países y un gran número de expertos y analistas.

Fue en la edición de 2007 cuando Vladimir Putin expuso abiertamente, por primera vez, sus propósitos reivindicativos contra Occidente, ante una Angela Merkel estupefacta, sentada en la primera fila del auditorio.

En la reunión de este año Putin no ha sido invitado. Ni siquiera se ha invitado a una delegación rusa. El año pasado sí lo fue, pero nadie asistió. La cita del año pasado se celebró del 18 al 20 de febrero, en plena escalada militar rusa en la frontera con Ucrania. El que sí participó fue el líder ucraniano, Zelenski, con un discurso en el que recriminó a los aliados occidentales su “política de apaciguamiento“ con Rusia. Al cabo de pocos días, el 24 de febrero, Putin lanzaba la invasión rusa de Ucrania.

En la edición de este año han asistido, entre otros, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, el presidente polaco Andrzej Duda, los jefes de gobierno de los países nórdicos y bálticos, y el primer ministro británico, Rishi Sunak. España ha estado representada por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.

Los líderes occidentales han mostrado en público gran confianza y determinación ante el desafío de Putin. Los mensajes han sido contundentes: “apoyo incondicional a Ucrania“, “adelante hasta la victoria“. El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinquen, ha declarado que “la unidad de Occidente es más fuerte que nunca“.

En privado, se han discutido cuestiones como las siguientes.

¿Qué bando está llevando la iniciativa en el campo de batalla? ¿Puede Rusia verse forzada a aceptar una paz en términos aceptables para Ucrania? Si la guerra va para largo, como parece, ¿podrán aguantar Ucrania y sus aliados con la energía necesaria por mucho más tiempo?

Parece claro que Putin ha fracasado con su invasión. No ha sido “una operación militar especial” rápida y victoriosa, tal como pretendía. Los aliados occidentales, temerosos en un principio ante la posibilidad de una victoria rápida de Putin y de ver sus carros de combate avanzar sin dificultades por los campos de Ucrania, han comprobado que Rusia ni siquiera ha sido capaz de tomar hasta ahora la ciudad de Kharkiv, situada a cincuenta quilómetros de su frontera.

Mientras que el dispositivo militar ruso ha funcionado mucho peor de lo esperado, la economía rusa , en cambio, se ha portado mejor de lo esperado, a pesar de los sucesivos paquetes de sanciones adoptadas.  Al no ser globales, los rusos han podido sortearlas.

Influyentes analistas concluyen que el tiempo juega en contra de Ucrania, y que si Ucrania pretende vencer lo ha de hacer pronto

Por el contrario, la economía ucraniana se enfrenta a graves dificultades y es totalmente dependiente de las ayudas occidentales. Influyentes analistas concluyen que el tiempo juega en contra de Ucrania, y que si Ucrania pretende vencer lo ha de hacer pronto.

En Múnich ha habido llamadas urgentes a enviar más armas y municiones a Kiev. El Alto Representante de la UE, Josep Borrell, ha estado al frente de tales llamadas. Se ha hablado de una gran ofensiva ucraniana en primavera y de una posible derrota definitiva de Rusia.

En estos momentos, son los rusos los que avanzan en el campo de batalla. Las fuerzas armadas ucranianas van cortas de municiones y necesitan aviones de combate. Aunque el ejército ucraniano consiguiera una ofensiva de primavera victoriosa, no es seguro que Putin cediera y aceptara negociar la paz.

Podría suceder lo contrario, esto es, una escalada por su parte, utilizando eventualmente armas nucleares tácticas. Otra posible escalada podría venir de una decisión china de ayudar militarmente a Rusia. Pequín, hasta el momento, viene adoptando una posición equilibrada y no parece dispuesta a apoyar militarmente a Moscú.

Existen divergencias entre los objetivos militares de Ucrania y los de sus aliados occidentales. 

Los ucranianos insisten que quieren recuperar la totalidad de su territorio ocupado por los rusos, incluyendo Crimea. Los líderes occidentales no les contradicen en público, pero piensan en privado que no es realista.

El apoyo occidental hoy unánime podría verse erosionado en el futuro. Es lo que Putin espera. Pero de la misma manera que Putin confía en un resquebrajamiento de la alianza occidental, Ucrania y sus aliados consideran que Putin podría llegar a tener problemas internos que le obligaran a pedir negociaciones de paz en algún momento.

Los asistentes de la reunión han vuelto a casa con dos convicciones.  

La primera, reconocer que lo justo es trabajar en aras de conseguir la paz lo más rápidamente posible. La segunda, que lo más realista es prepararse para un conflicto duradero. El presidente francés y el canciller alemán lo habían advertido en sus respectivas intervenciones al principio de la reunión.

Según un informe elaborado por la CSM, nueve de cada diez ucranianos están dispuestos a continuar la lucha contra el invasor ruso, incluso en el peor escenario posible, el de un ataque nuclear ruso.

Este informe muestra que Ucrania no está preparada para ceder ni un ápice en una eventual mesa de negociación con el Kremlin, y que está “en contra de ciertas veleidades occidentales sobre apaciguamiento de Putin, que recuerdan una reunión celebrada precisamente en Múnich el año 1938“. Para el 93% de ucranianos, “solo la completa retirada rusa de los territorios ocupados y la devolución de Crimea serían condiciones aceptables para el alto el fuego“.

Otro informe de la CSM destaca que la guerra rusa contra Ucrania obliga Occidente a ocuparse más del “Sud Global“.

“Algunos países del denominado Sud Global se han mostrado reticentes a condenar con claridad la agresión rusa y a castigar Moscú con sanciones y aislamiento diplomático“. “En diversos países emergentes hay descontento con el orden mundial existente que no les beneficia y que solamente creen que beneficia a Occidente“. Dentro de poco habrá otra votación en la ONU sobre la guerra de Ucrania.

La narrativa de Putin defiende que una victoria rusa liquidaría el orden internacional dictado por Occidente, en especial por Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

El nuevo presidente de la CSM, Christoph Heusgen, prestigioso diplomático alemán como el anterior, ha declarado que “si no abordamos el resentimiento que sienten países de África, América Latina y Asia hacia el orden internacional, que no siempre ha servido a sus intereses, tendremos dificultades para ganarnos a los indecisos como aliados en la defensa de normas y principios fundamentales“. La narrativa de Putin defiende que una victoria rusa liquidaría el orden internacional dictado por Occidente, en especial por Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Otros informes indican que ocho millones de ucranianos han huido de su país debido a la invasión de Rusia y catorce millones de ucranianos han tenido que abandonar sus hogares para buscar seguridad. Se trata del éxodo mayor y más rápido después de la Segunda Guerra Mundial.

De los ocho millones de ucranianos inscritos en Europa, 4,8 millones se han acogido, después de haberlo solicitado, al mecanismo de protección temporal de la UE que otorga de manera automática permiso de residencia y trabajo más acceso a vivienda, asistencia sanitaria y ayuda social. Otros se han acogido a mecanismos parecidos existentes en países no comunitarios.

La UE activó para un año el mecanismo el 4 de marzo de 2022, rescatando una directiva del 2001 para desplazados yugoeslavos. Después la UE lo prorrogó y, por tanto, continua vigente hasta marzo de 2024, una señal más de cómo la UE y el mundo en general tienen asumido que la guerra rusa contra Ucrania puede ser larga.

El país de la UE que más ucranianos ha recibido es Polonia, más de un millón y medio, seguido por Alemania con algo más de un millón. España ha recibido 169.837. Según la ONU, un 90% de los ucranianos escapados al extranjero son mujeres y niños. Según los últimos datos de la Organización Mundial para las Migraciones (OIM), existen 5,4 millones de desplazados internos.

Un año después del inicio de la invasión (24 de febrero de 2022) algunas fuentes sitúan las pérdidas rusas en unos 200.000 militares, entre muertos y heridos. Estimaciones norteamericanas de noviembre pasado sitúan en 100.000 los soldados rusos muertos y heridos. Según el gobierno ruso, las cifras son muy inferiores a las anteriores, el dato de septiembre era de 5.937. Ucrania ha difundido cifras sobre 40.000 víctimas propias.

Después de la reunión de Múnich, las grandes potencias han movido ficha.

El presidente americano Biden se ha desplazado por sorpresa a Kiev para expresar su total apoyo a Ucrania ante la invasión de Rusia, “para todo el tiempo que sea necesario“. Después ha estado dos días en Varsovia, donde ha pronunciado un emotivo discurso como líder de las democracias del mundo, en el que ha declarado que “Ucrania no será nunca una victoria para Rusia; nunca; la unidad de la OTAN es sólida como una roca “y en el que ha puesto de relieve la lucha entre las democracias y las autocracias que vive el mundo. “Un dictador decidido a reconstruir un imperio no podrá erosionar nunca el amor de un pueblo por la libertad; la brutalidad no destrozará nunca la voluntad de los que quieren vivir libres“.

El presidente Biden ha mantenido en Varsovia una reunión con nueve líderes de los países del flanco oriental de la OTAN, que forman el grupo de los Nueve de Bucarest o el B-9 (Bulgaria, Rumanía, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia). En esta reunión Biden ha declarado que “defenderemos literalmente cada pulgada de la OTAN“.

Polonia juega un papel clave en la guerra de Ucrania. El actual Embajador norteamericano en Varsovia -hijo de Zbigniew Brzezinski, anterior responsable de la política exterior americana con el presidente Carter y gran experto en geopolítica- ha declarado que “los polacos saben que Estados Unidos defenderán cada centímetro de su territorio; es por esto que han podido abrir sus brazos a los ucranianos“.

Al mismo tiempo, Putin ha pronunciado un solemne discurso en el Kremlin afirmando que los occidentales “son los que han comenzado esta guerra “y “nosotros intentamos detenerla “, al mismo tiempo que suspendía la participación rusa en el último tratado de desarme nuclear todavía vigente con Estados Unidos (Start III).  

Al día siguiente, se ha dado un baño de masas “patriótico “en un estadio de futbol moscovita. Ha declarado rotundamente que “no se puede vencer a Rusia“ y que “protegeremos a nuestros hijos de la degradación y la degeneración (de Occidente)“. Putin denuesta al colectivo LGTBI y se erige en adalid de la familia y la tradición.

En Bruselas la UE prepara el inmediato lanzamiento del décimo paquete de sanciones contra Rusia.

Es desolador contemplar desde Bruselas el conflicto entre Europa y Rusia cuando ambas están llamadas históricamente a entenderse, porque Europa no es Europa sin Rusia y Rusia no es Rusia sin Europa. La historia, la cultura y la economía nos unen. Pero en Bruselas es generalizada la impresión de que no hay futuro en las relaciones entre ambas mientras Putin continúe en el Kremlin. Bruselas quiere una Rusia democrática y socia de Europa.

Por su parte, el jefe de la diplomacia china, Wang Yi, que asistió personalmente a la conferencia de Múnich, ha viajado a Budapest y Moscú. Wang Yi sugirió en Múnich a los países europeos que “piensen con calma“ la manera de poner fin a la guerra, y ha afirmado que “por muy difícil que sea la situación, no podemos dejar de buscar la paz“.  En Moscú ha declarado que “las relaciones entre China y Rusia son firmes como una roca“.

Hasta ahora China ha mantenido una posición de ambigüedad y equilibrio en el conflicto entre Rusia y Ucrania, con su voto abstencionista en la ONU.  China ha pedido respeto a “la integridad territorial de todos los países“ y que se preste atención a las “legítimas preocupaciones de todos los países“, incluyendo Rusia.

China está preparando un plan de paz que podría hacerse público el 24 de febrero, primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania.

La narrativa de Putin defiende que una victoria rusa liquidaría el orden internacional dictado por Occidente, en especial por Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial Clic para tuitear

 

 

 

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