Sant Felip Neri es una iglesia y convento de estilo barroco del siglo XVIII que alberga la congregación del Oratorio de Barcelona, conocidos popularmente como “felipones”. De forma ininterrumpida, sólo por la persecución de la Guerra Civil, esta congregación ha habitado el convento y le ha dado servicios litúrgicos y culturales a la comunidad. El último gran evento fue la inauguración del gran órgano barroco de 2021, en presencia del ministro de Cultura, Miquel Iceta y del cardenal Omella, y con una audición de la coral Sant Jordi.
Anexa a este oratorio existe una escuela, hasta ahora concertada, que las dificultades económicas le han hecho pasarse a la red pública con un acuerdo entre el Consorcio de Educación de Barcelona y la congregación, que se firmó el pasado 7 de octubre, en el que se hacía efectivo el cambio de titularidad y en el que, evidentemente, no figuraba para nada el uso del espacio del convento y menos aún su expropiación.
Pero, por sorpresa, la comisión de gobierno del Ayuntamiento anunció el pasado viernes la aprobación de un plan urbanístico para iniciar la expropiación del convento de la iglesia de Sant Felip Neri con la idea de instalar allí un instituto. De esta forma el gobierno de Colau reproducía lo que ya ocurrió en 1936.
Es evidente que el gobierno municipal no tiene ningún derecho para ejercer una expropiación de este tipo y menos de una obra patrimonial como ésta. Si el Ayuntamiento quiere resolver los problemas de equipamiento educativo debe encontrar otras vías. Y de la misma manera que no expropiaría un edificio privado por el alboroto y el precedente de inseguridad jurídica que determinaría, tampoco puede hacerlo por el hecho de que éste sea religioso.
Pero estamos en periodo electoral y Colau quiere asegurar como sea que su votante, que tiene en gran parte un contenido ferozmente contrario a la iglesia, esté motivado. Cabe recordar en este sentido que Colau gobierna por segunda vez, con el alrededor del 13% del total de votantes. Es una mínima expresión de la opinión política de la ciudad, pero esto no le impide actuar de forma despótica y retorciendo la ley de acuerdo con su ideología.
Más allá del intento de expropiar del oratorio, existe en la actuación del gobierno Colau una amenaza continua a la legalidad que recibe un trato favorable de la fiscalía y del gobierno español, pero que sigue siendo vulneración. El hecho de que imponga con un simple plan de obras una reforma tan radical del Eixample como la supermanzana , es otro ejemplo clamoroso de este pasarse la norma jurídica por el forro.
Pero hay que decir que Colau no tiene mayoría política en el Ayuntamiento, y si bien es previsible que ERC le apoye, una actitud “comecapellanos” clásica en su repertorio tradicional, el conjunto de otros partidos, incluidos los socialistas, siguen teniendo mayoría absoluta, 21 escaños. Ahora es necesario que el Ayuntamiento a través de su pleno municipal haga oír su voz sobre esta arbitrariedad y ponga de relieve, tanto para los de dentro como para los de fuera, que Barcelona es una ciudad que sigue ofreciendo garantías y responsabilidades jurídicas a todo el mundo con independencia de si son considerados amigos o enemigos por el gobernante de turno.
Más allá del intento de expropiar el oratorio, existe en la actuación del gobierno Colau una amenaza continua a la legalidad que recibe un trato favorable de la fiscalía y del gobierno español, pero que sigue siendo vulneración Share on X
Cargando ...
