La situación catalana en relación con el coronavirus es francamente mala, y si dispusiéramos de un Parlamento digno de este nombre y unos medios de comunicación más independientes de las subvenciones de la Generalitat, hace días que estarían exigiendo respuestas sobre unas cuestiones muy graves, porque señalan aspectos cruciales de nuestra situación en relación con la pandemia.
La primera de ellas hace referencia al número de pruebas efectuadas. A estas alturas, una de las certezas es que hay una estrecha relación entre la lucha eficaz contra el Covid-19 y el número de pruebas, especialmente las más completas y fiables, las conocidas como PCR. Pues bien, el caso catalán, junto con Madrid y Castilla La Mancha, son las que presentan peores resultados. Cataluña sólo ha hecho 4,06 pruebas para cada caso diagnosticado. En el otro extremo, Canarias con 20,7 test de PCR para cada diagnóstico, Asturias 15,3 y Baleares 15,0. Si no hacemos suficientes diagnósticos, no sabemos dónde estamos, ni quiénes son, y este es el problema.
Referidos por población, Cataluña ha hecho 2.255 PCR por 100.000 habitantes, y la ridícula cifra de 39 test de anticuerpos también para la misma magnitud de población.
Número de pruebas PCR y test de anticuerpos totales y por cada 100.000 habitantes realizados en cada comunidad autónoma. Datos a 23 de abril
Somos la novena comunidad en número de PCR para población, y la penúltima en anticuerpos. Madrid, el otro territorio más afectado, ha hecho muchos más, 3.050. Por lo tanto, nuestra relación es la más mala considerando el resultado conjunto de los tres indicadores en los que medimos las pruebas. En relación con el PCR, en cuanto al número de ellos en relación con el número de casos diagnosticados y el otro, sobre el total de población. En cuanto a los tests inmunológicos, también sobre el total de población.
El segundo indicador se refiere al número de muertos en los tres últimos días y su relación con los de los tres días precedentes, que nos indica la dinámica de la situación. En este caso Cataluña es la única comunidad en la que los muertos diarios continúan creciendo bajo esta escala móvil. En todas las otras comunidades, incluida Madrid, disminuyen, excepto en Extremadura, Galicia y La Rioja, Ceuta y Melilla, que permanecen igual. Además, el multiplicador del número de muertes de los tres días previos es el más alto, 1,07, excepto Asturias, 1,10, con la diferencia de que nuestro ha aumentado una centésima, y el asturiano se ha reducido cuatro. Madrid, para situar la otra referencia, está ya en 1,03 y se ha reducido una décima en relación con el período anterior. En el conjunto español el multiplicador es de 1,04.
Llegar a la cifra de 1, como tienen sólo Ceuta y Melilla, significa que se habrá interrumpido la mortalidad. Cuanto más cercana a ese dígito sea la cifra, mejor estaremos. Murcia y Canarias con 1,02 y grandes reducciones en relación con los tres días precedentes, sobre todo la primera, es el objetivo a alcanzar, que en el caso catalán está lejos.
Aclarar estos dos escenarios, pruebas y mortalidad, e indagar qué ha sucedido en las residencias, es una acción necesaria del Parlamento para identificar errores, responsabilidades y poner remedio con luz y taquígrafos.
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