Cataluña supera a España en muertos por coronavirus por millón de habitantes

Se dice que en ocasiones el árbol no deja ver el bosque. En este caso es más bien a la inversa. Es el bosque, la continua aportación de datos diarios y fragmentados del caso catalán, el que no permite observar una evidencia terrible: Cataluña supera claramente a España en número de muertos por millón de habitantes, a pesar de que este estado ocupa el primer lugar en el mundo.

El récord español a fecha 8 de abril se sitúa en 314 muertos por millón de habitantes, mientras que el catalán está nada menos que en 400. Es un resultado espectacularmente alto, que está pasando desapercibido porque ni los medios de comunicación, ni el Parlamento que se ha reunido esta misma semana, le han prestado atención, ni se ha buscado una explicación de esta trágica diferencia.

Pero es urgente y necesario buscar las causas.

Primero para dar una razón de tanta muerte y después para aprender lo que se ha hecho mal y rectificar. Ni la crisis y mucho menos todavía la ideología pueden justificar el no tratar aquellos aspectos más perjudiciales de la situación. Una pista de una de las causas determinantes nos la da la desautorización radical del conseller de Treball, Afers Socials i Família,  Chakir El Homrani, al transferir sus competencias sobre residencias para personas mayores al departamento de Sanidad.

Entre políticos con pundonor esto hubiera significado la dimisión del consejero, porque ha quedado patente la falta de confianza en su gestión, el Parlamento hubiera pedido su cese, y seguramente, si no se tratara de un Gobierno partido por la mitad, en el que Torra solamente manda sobre los consejeros de Junts per Catalunya, lo hubiera cesado.

Y es que la mortalidad en las residencias catalanas, como ya nos hemos ocupado en otras ocasiones, es muy elevada. Nada menos que afecta al 25% del total de este tipo de muertes acaecidas en toda España. Pero la solución más o menos salomónica se ha alcanzado porque el consejero de Esquerra continúa en el Gobierno a pesar de su fracaso rotundo, y la competencia continua en manos de Esquerra Republicana, porque este es el partido de Alba Vergés la consejera de Sanidad.

Porque la causa fundamental de tantas muertes son precisamente las personas mayores de 70 años, al igual que sucede en el resto de España, solo que en Cataluña como la negligencia y la incapacidad han sido mayores, el castigo también lo ha sido.

Hay además una segunda razón. La situación de las UCI, durante la semana crítica, ha sido peor en Cataluña que en Madrid, la comunidad más castigada por el coronavirus. La saturación de estas unidades vitales para evitar las defunciones ha acentuado el daño y ha estimulado la práctica del cribaje por edad, sobre todo en el uso de respiradores, y en el traslado al hospital de enfermos que se encontraban en sus domicilios. Todo esto no ha hecho otra cosa que aumentar el número de muertes. El Departamento de Salud podía haber atenuado este impacto crítico solicitando ayuda al Gobierno central y a las otras comunidades que disponían de numerosas plazas libres en las unidades de cuidados intensivos, pero nada de esto se hizo, aparentando una suficiencia que ha costado vidas. Es el problema de la ideología, sobre todo cuando acaba imponiéndose por encima del valor de la vida humana, y esta es una responsabilidad que el Gobierno independentista de la Generalitat tendrá que asumir por el resto de sus días.

Es necesario que la sociedad catalana y sus instituciones políticas tomen conciencia de esta realidad trágica, exijan las responsabilidades políticas, porque esto no se ha producido por una fatalidad del destino, y adopten y hagan públicas las medidas necesarias para que no se siga repitiendo todo este trágico desastre.

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