Cataluña: Madrid se ha ido, pero el problema no son los impuestos

La competencia entre Barcelona y Madrid hace algunos años que se ha decantado claramente por la capital española, hasta el terremoto que debería haber significado que su PIB superase el catalán por primera vez en la historiaPero este hecho, que en otras épocas habría dado lugar a encendidos debates y profundas reflexiones, ha pasado sin pena ni gloria porque el país está abstraído en sí mismo, sus dirigentes políticos son incapaces de reconocer la realidad, y los liderazgos económicos y sociales son de una debilidad extraordinaria.

ERC ha ido por la vía del populismo simplificando el problema hasta el extremo de la parodia y lo ha reducido todo a los impuestos más bajos de Madrid, que en realidad son poco, porque la autonomía fiscal que tienen las comunidades de régimen general, todas menos el País Vasco, Navarra y Canarias, es muy escasa.

La razón es mucho más profunda. Podemos constatarlo por medio de un excelente instrumento que pone a nuestra disposición la Comisión Europea. Se trata de el Índice de Competitividad Regional , el último del 2019, que utiliza datos anteriores a ese año. Este índice permite comparar con múltiples niveles la competitividad de todas las regiones de la Unión Europea. Lo hace a través de tres subíndices y 11 dimensiones que incluyen 74 indicadores para el conjunto de las 268 regiones a nivel NUTS-2 de los 28 estados miembros.

Estos subíndices son: el básico, que mide las instituciones, la estabilidad macroeconómica (en el caso de España no es significativa porque es global para todas las regiones), infraestructura, salud y educación básica (que tampoco tiene significación por la misma razón que la estabilidad macroeconómica). El segundo subíndice es el de eficiencia que mide la educación superior y el aprendizaje permanente, la eficiencia en el mercado laboral y la dimensión del mercado. Y finalmente el tercer subíndice hace referencia a la innovación, y mide la preparación tecnológica, la sofisticación empresarial y la innovación.

Aplicados conjuntamente, el índice de competitividad de Cataluña se sitúa en tercer lugar, por detrás del País Vasco y de Madrid, pero a gran distancia de esta última. Prácticamente 10 puntos separan a Cataluña de la media española, que es de 43,6 puntos sobre 100 posibles. Pero es que Madrid está 17 puntos por encima de Cataluña, con un valor de 70,83. Esto hace que en el mapa de la península, que sitúa las regiones en función de su índice, sólo aparezcan 3 áreas que tienen un índice de competitividad superior a la media europea: Madrid en primer término, el País Vasco y el área metropolitana de Lisboa. Cataluña se sitúa por debajo de esta media. En esta expresión resumen tendríamos la explicación de lo que nos pasa: sencillamente hemos perdido fuelle.

De acuerdo con las diversas ediciones del índice, la comparación entre Barcelona y Madrid permite constatarlo. En el periodo 2010-2019 hay en ambos casos un cierto descenso, consecuencia de la crisis, pero con un resultado muy diferente. En 2010 el índice de competitividad, expresado en relación a la media europea, era de 0,43 para Madrid y de 0,16 para Cataluña. Los dos valores eran positivos y significaba que en ambos casos, Madrid más que Barcelona, se situaban por encima de la competitividad europea. Pero en 2019 Madrid había reducido su magnitud en 0,3 y signo positivo, y se mantenía por tanto por encima del valor medio de Europa, mientras que Cataluña había caído hasta el -0,17, y este valor negativo significa que está por debajo de la competitividad europea. Este proceso de caída se inició en 2013, se acentuó en 2016 y ha continuado cayendo más moderadamente en 2019.

Si en lugar de considerar el agregado total observamos los tres subíndices, podemos constatar que Cataluña ocupa la segunda posición en el básico, con 61,55 puntos sobre 100. Madrid ocupa la primera posición, con 68,32, y a Castilla y León ( 59,34) y País Vasco (57,67) les corresponde respectivamente el tercer y cuarto puesto. La distancia entre los dos que nos siguen oscila entre 2 y 4 puntos. Pero la magnitud que nos separa de Madrid es de casi 7 puntos.

En cuanto a los otros subíndices, nuestra posición es peor. En el de eficiencia ocupamos la cuarta posición, precedidos por Madrid, País Vasco y Navarra, y en el de innovación nos corresponde el tercer lugar, por detrás de Madrid y el País Vasco.

La radiografía es clara. Madrid ciertamente se ha ido, pero es que Cataluña rueda cada vez más deprisa por la pendiente.

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