Hoy no hay engaño posible. Sánchez preside el gobierno de España, y no tanto por las alianzas agónicas que logra en el Congreso de los Diputados, como porque cuenta con el gran baluarte de Catalunya. No se trata solo del hecho que sea la comunidad autónoma más importante donde gobierna en solitario, pese a que sus 41 diputados estén lejos de una mayoría razonable, aunque no sea absoluta. Ni tan solo se trata del hecho que gobierne la única gran ciudad que todavía conservan los socialistas en el Estado español. Hoy, además de todo esto, Sánchez tiene el apoyo escasamente acondicionado de propios y extraños.
Como era de esperar, tiene el apoyo incondicional de Illa y el PSC, como no podría ser de otra forma en una federación del PSOE marcada por una disciplina absoluta y el culto indiscutible al líder, que es Pedro Sánchez. Lo determinante es que este apoyo, con pocas o ninguna condición, se extiende también a los partidos independentistas de Esquerra Republicana y Junts, que transmiten este aval a su electorado.
Pese a que Illa tan sólo alcanza el 18% de las preferencias, según la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, seguido de Puigdemont con un 11%, Sánchez llega al 28%, mientras que Feijóo se queda con un mínimo 3%. Entre los votantes del PSC, Sánchez logra un 68%, y atención, porque también alcanza el 40% entre los votantes de Junts e incluso un punto más entre los de ERC Son estos dos partidos los que hacen presidente a Sánchez más que los votos socialistas. Mucho más, son estos partidos los que hacen posible al gobierno en solitario de Collboni e Illa con pírricos y poco democráticos apoyos minoritarios.
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Para esto sirvió el independentismo de estos partidos: para conseguir una Generalitat tan subordinada como nunca en su historia. Nada que ver con andar hacia la independencia. Estos partidos independentistas, especialmente Junts, no sólo han subordinado sus preferencias electorales, sino que también lo han hecho ideológicamente.
Así lo demuestra el editorial del diario ARA de este martes 3 de diciembre, donde arremete brutalmente contra el hecho de que el Senado haya acogido una reunión internacional de líderes políticos y partidos contrarios al aborto, como si la legislación actual fuera sacrosanta y no pudiera existir ninguna alternativa. Una legislación que ha eliminado completamente cualquier derecho del ser humano concebido, que ha suprimido toda información previa y cualquier reflexión de la mujer que quiere abortar, como viene siendo habitual en Europa. Recurriendo, además, al argumento de Sánchez para incorporarla a la Constitución: «La ley está en peligro». Según esta lógica, cualquier alternancia de gobierno debe ser inocua para las leyes socialistas, que por definición deben ser intocables. Curiosa idea de democracia por parte de un diario que cada día queda bien descansado dando lecciones de democracia en el mundo.
Por subordinación, dependencia, sumisión y colonización política, ideológica y cultural, Cataluña es el gran baluarte de Sánchez, y su posición será sólida mientras esto siga así. Mientras, los electores de ERC y Junts harían bien, después de haber visto tantas películas, en preguntarse si lo que hacen sirve para su supuesto objetivo de independencia o simplemente están al servicio de mantener a Sánchez en el gobierno, a cambio de un indulto y una media amnistía.
(Postdata: en el País Vasco ya han acordado la transferencia en Cercanías; aquí continúan reunidos en comisión. La famosa financiación singular después del Congreso del PSOE ya es “singular” para todos. Les toman el pelo y además les votan).
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