Campaña electoral: frentes de guerra

Como es lógico por el prólogo de estos años, todo está muy polarizado y ambos bloques registran un movimiento relativamente reducido. Por ejemplo, según la última encuesta de GAD3, PSOE y Sumar obtendrían en 39,9% de los votos; una diferencia muy escasa con el resultado precedente del PSOE +UP, que alcanzó el 40,8%.

Más movimiento existe en el otro bloque, PP y Vox conseguirían el 49%. Mientras el agregado de estos dos partidos más Cs en las últimas elecciones se acercó al 42%. Por tanto, todo va bastante justo y el resultado final dependerá mucho de la prima que otorga el sistema de Hondt al partido que queda primero en cada circunscripción y el que queda tercero en la veintena de circunscripciones pequeñas, porque últimamente los que vienen alcanzan un resultado de 0 escaños.

En este caso, además, dada la fecha elegida para las elecciones, la previsión del resultado es más complicada. Se harán en plenas vacaciones, con millones de personas desplazadas, lo que da una importancia última desde la recuperación de la democracia al voto por correo. Para la mitad sur de España, de Madrid abajo, la fecha puede convertir a muchos colegios electorales en verdaderos hornos. Y por el momento no se ve ningún gesto por parte del gobierno para aliviar este problema con el uso masivo de ventiladores. Parecería como que hubiera un especial interés en que la gente de a pie, la que no tiene militancia por unos u otros, pasara de largo de la cita en las urnas y fueran a votar sólo los más militantes.

Esta suma de cuestiones (Vox que no se mueve demasiado, riesgo de la abstención, más voto por correo, añadida a la crispación de nuestra política), puede generar un conflicto nunca visto si además resultara que el resultado electoral fuese contradictorio con el consenso de lo que hubieran dicho las encuestas hasta el domingo antes. Aunque no exista conciencia, España se acerca a vivir un momento histórico y no exactamente para bien.

En este escenario tan complicado, a ambos lados del tablero, los contendientes se mueven en sus gabinetes y se lanzan flechas envenenadas. En el campo de la derecha, los medios que apoyan al PP, y que a menudo juegan a encarcelarle, ya han levantado su principal bandera para estas elecciones: el catalán. Se prepara anticipadamente para un nuevo intento de reducir aún más el uso de la lengua catalana. Este pasado 28 de junio en portada entera El Mundo titulaba “El separatismo amenaza a Feijoó con un “frente común” por el 25%”. Se refieren a la obligación de utilizar el castellano en esta cifra en la escuela. Y declaran sin demasiada vergüenza que ERC y Junts combatirán la educación en castellano. Y encuentran lamentable que el PSC tarde en defender al catalán.

No contentos con ello, aseguran que la inmersión lingüística es la causa del bajo rendimiento escolar en Cataluña, algo que evidentemente no es cierto porque precisamente en el ámbito que estamos peor es precisamente en matemáticas y también que el conocimiento de lengua catalana sale mucho más perjudicado que la castellana. En Converses ya hemos explicado cuáles son las causas de nuestra bajada educativa y nada tienen que ver con que el catalán sea lengua vehicular. En realidad su uso, incluso en la escuela, se va reduciendo y este hecho ligado a la pérdida de valor social de la lengua conduce a una situación difícil que el DOGC no es capaz de corregir. Pero de eso los gobernantes catalanes tienen o quieren tener una escasa conciencia. El Mundo no se está de declarar que el sistema educativo catalán es monolingüe y no le importa para nada que este hecho no sea verdad. La cuestión está en levantar la bandera y apretar al PP para que no afloje en este tema.

los del otro lado, a la suya. En este caso, la fuerza de choque que utilizan, además de los 10.000 millones que el gobierno se ha comprometido a gastar en ayudas y subvenciones directas, está en el feminismo de género y el loby LGTBI. Según El País, también en portada ayer, “Una ofensiva ultraconservadora apunta a los LGBTI en el mundo”. Para ir haciendo boca. Y dentro proliferan artículos de este tenor: «Las conquistas LGBTI deben de ser innegociables». Hasta ahora pensábamos que en una democracia representativa, parlamentaria, que algunos califican de liberal, salvo los derechos fundamentales concretamente fijados por la Constitución todo lo demás puede negociarse. Pues no. Estas “conquistas” entre otras cosas incorporan la aberración de la inversión de la carga de la prueba, de modo que una persona acusada por alguien que demuestre ser lesbiana, gay, transexual, ha de demostrar su inocencia, en lugar de, como es normal prejuzgarla, són innegociables.

También aparecen nuevas reivindicaciones pateadas de derechos. Por ejemplo, se considera que los personajes LGBTI en las series de televisión tienen una representación en una medida que no les corresponde. Han hecho un estudio y dicen que en lo que son comedias y dramas ya está bien, pero que en las películas de acción o suspense no salen lo suficiente. Nuestra impresión es que venga o no a cuenta en cada serie nos sitúan de lleno en prácticas y culturas procedentes de este mundo de la homosexualidad, bisexualidad y transgénero, pero no es suficiente.

Está claro que la cosa se aclara cuando afirman que de los 99 films analizados sólo un 9,2% incluyen esta diversidad», que es otra forma de conceptuar la pertenencia a alguna de estas opciones. Pues si esta es la cifra hay que decir que tal y como pensábamos están sobrerrepresentados, porque la proporción de homosexuales en nuestra sociedad difícilmente supera el 3% como orden de magnitud, y es evidente que los transexuales sólo añaden unas décimas a todo esto. Está claro que si añadimos a los bisexuales, que más bien expresan un signo de oportunidad, la cosa sube. Pero en cualquier caso un 9% sólo nos dice que realmente nos están sirviendo, quieras que no, una manera de entender la sexualidad que es muy visible, pero que estadísticamente es también muy minoritaria.

Y para terminarlo, el inefable Ministerio de Igualdad celebra el día del Orgullo de todos estos grupos con el anuncio de los que hacía Fraga cuando era ministro de Información y Turismo de Franco. Siempre se puede rescatar de la hemeroteca. Decía así: «Spain is different». Ahora con una creatividad exorbitante, el ministerio de Montero hace publicidad con ese eslogan “Spain is orgullosamente diferente”. Quién nos hubiera dicho al final que habría una convergencia entre la visión fraguista y la visión monteriana.

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