El Declive de las Democracias
El número de democracias en el mundo ha ido disminuyendo en los últimos tiempos. Como se ha dicho antes, en 1945 había solo 12 democracias, mientras que en 2002 la cifra había aumentado a 92, pero después han ido decreciendo. La organización Freedom House, que confecciona informes anuales sobre la libertad política en todo el mundo, señala que 2020 fue el decimoquinto año consecutivo de reducciones de la libertad global.
Trump, probable presidente de Estados Unidos por segunda vez en pocos meses, siendo debilitado por los dictadores y admira particularmente a Putin y Xi Jinping. Le gusta tratar cara a cara con líderes autoritarios. Demuestra que está en sintonía con los tiempos.
Desde principios de siglo, el auge de los líderes fuertes se ha convertido en una característica crucial de la política global. Normalmente, se trata de líderes nacionalistas y conservadores. En su país aseguran defender al hombre corriendo ante las élites “globalistas”.
El estilo del hombre fuerte no se limita a los sistemas autoritarios, ahora también es habitual entre políticos electos en democracias (“democracias iliberales” de la UE, como Hungría y otros). El ascenso de líderes autoritarios en todo el mundo ha cambiado la esencia de la política internacional. Nos encontramos en medio del ataque global más prolongado que han sufrido los valores democráticos liberales desde la década de 1930.
El Fenómeno Trump
Algunos de estos líderes fuertes, como Trump, han sabido reconocer la existencia de poderosas corrientes sociales de fuerte desencanto provocadas por el «globalismo», la «trilogía liberal» (democracia, estado del bienestar, derechos humanos) y las «guerras culturales» como la provocada por los desafíos de la cultura progresista “woke”. La “trilogía liberal” hoy se ve contrapuesta a otra compuesta por religión, patria e identidad (recognition, need of recognition).
Cuando Trump se presentó como candidato a la presidencia en el 2016 ante la gran favorita Hillary Clinton, pocos podían adivinar el resultado final de la confrontación. La convicción general era que sería “aplastado por Hillary Clinton, superior a Trump desde todos los puntos de vista”. Pero Trump se erigió en líder populista triunfador y valedor de los «olvidados» por las desigualdades y el fracaso social provocado por la globalización y la deslocalización industrial hacia China y otros países. Los afectados eran particularmente ciudadanos blancos sin estudios universitarios. El número creciente de suicidios y de consumo de drogas y opiáceos fueron señales que Trump reconoció.
Gran parte de la élite estadounidense ignoró que en Estados Unidos se estaba produciendo un gran aumento de “muertes por desesperación”, que recordaba a la Rusia de los años noventa.
Se observaba un asombroso aumento de los índices de mortalidad entre los estadounidenses blancos de clase trabajadora. Se trataba de una epidemia de suicidios y afecciones motivadas por el abuso de sustancias: alcoholismo, enfermedad hepática y sobredosis de heroína y opiáceos con receta. Hoy el fentanilo sigue causando estragos en Estados Unidos . En su campaña, Trump clamaba: “Vosotros que habéis sido olvidados, le prometo que no volveréis a ser olvidados cuando yo mande”.
El autoritarismo instintivo de Trump ya era más que evidente en 1990. En ese momento, Mijaíl Gorbachov, el líder de la URSS, era un ídolo para muchos estadounidenses por haber contribuido a poner fin a la Guerra Fría y liberalizar el sistema soviético. Pero Trump le despreciaba. «Está destruyendo la Unión Soviética». Putin pensaba lo mismo…
El Papel de la UE en un Nuevo Orden Mundial
Pese a su importancia desde todos los puntos de vista –histórica, cultural, política, económica, comercial, demográfica, ayuda al desarrollo, etc.– la UE sigue sin ser verdaderamente un “actor global” completo en el mundo geopolítico de hoy por no haber alcanzado todavía su unión política, lo que significa ausencia de políticas comunes en materias tan decisivas como asuntos exteriores y defensa.
Tal y como declaró recientemente el ex jefe de gobierno italiano Enrico Letta: “Si la UE no llega pronto a la unión política, solo podrá ser libre de tomar una decisión de futuro: ser una colonia de Estados Unidos o China”. Rusia tampoco es verdaderamente un “actor global” a pesar de su gran extensión territorial, enormes recursos naturales y gran poderío militar, particularmente nuclear. No lo es por la dimensión de su economía, comparable a la de Italia.
En el actual contexto de transición hacia un nuevo orden mundial, la UE trata principalmente de alcanzar cierta “autonomía estratégica” en un mundo de gigantes dominado por Estados Unidos y China. Esto es una autonomía en asuntos clave como tecnología, investigación, competitividad o defensa.
Además, debería aspirar a desempeñar un rol de “poder mediador” entre las dos grandes superpotencias. Para evitar una guerra entre ambas –insensata en la era nuclear– mantener el crecimiento económico del mundo, defender el multilateralismo reglado y resolver los grandes problemas globales, como el cambio climático y la inteligencia artificial, es indispensable que Estados Unidos y China logren un modus vivendi.
La UE debería buscar también incesantemente la paz en la guerra de Ucrania , una guerra en territorio europeo. Su lema fundacional ha sido precisamente este: «Nunca más una guerra en tierra europea y entre europeos». La guerra de Ucrania significa un sacrilegio para una organización fundada sobre la paz, la estabilidad y la prosperidad.
La guerra de Ucrania perjudica gravemente a la UE.
Le interesa mucho el mantenimiento de unas buenas relaciones con Rusia , un socio natural por razones de todo tipo: históricas, geográficas, culturales, económicas, comerciales y políticas. La diplomacia de la UE debería ser mucho más activa e independiente, aunque coordinada con Estados Unidos, para tratar de alcanzar una paz justa tanto en la guerra de Ucrania como en la de Gaza y en otros conflictos que son verdaderos “monstruos” de la transición de un orden mundial a otro.
El Liderazgo de Úrsula von der Leyen
La alemana Úrsula von der Leyen acaba de ser elegida presidenta de la Comisión Europea para un segundo período de mandato (2024-2029). Lo ha logrado gracias a la solidez de la alianza entre democristianos, socialdemócratas y liberales, los tres partidos tradicionalmente centrales del Parlamento Europeo, a la que se han sumado los verdes con 401 votos a favor, 41 por encima de los 360 necesarios. No ha necesitado los votos de los diputados de centroderecha de la italiana Giorgia Meloni. Hace cinco años su elección fue mucho más difícil, logró únicamente nueve votos por encima de los necesarios.
A los 65 años, es una figura que crece ante la fragilidad de los liderazgos de Macron en Francia y de Scholz en Alemania.
Sigue comprometida con sus agendas verde y digital, la transición energética, es partidaria decidida de apoyar al gobierno de Ucrania en la guerra con Rusia y está dispuesta a reforzar la industria militar europea. Habrá un comisario dedicado a defensa . Es consciente de que Trump puede gobernar en Estados Unidos en poco tiempo y que aspira a forzar la capitulación de Ucrania para concentrar su atención en China.
Una buena noticia para España es su compromiso de nombrar a un comisario para el Mediterráneo. Ha incluido la vivienda en la agenda europea. Competitividad, reforzamiento de la industria, reforma institucional y futura ampliación en el este figuran también en su agenda. Aspira a consolidarse como una de las figuras más influyentes de la UE.
Ha anunciado que en los primeros cien días de su segundo mandato presentará un plan industrial para apoyar la descarbonización de la economía. También planteará reformas para ayudar al campo e impulsará al mercado europeo de la defensa, proyecto que incluye la construcción de un escudo antimisiles.
Muchos han votado a Von der Leyen pensando que cualquier otra alternativa sería peor. La apuesta por la estabilidad, la continuidad y el reconocimiento de los logros alcanzados en su primer mandato en materia de respuesta a la pandemia (plan de vacunación, primera emisión de eurobonos Next Generation) y su enérgica respuesta a la guerra de ‘Ucrania han pesado más que otras consideraciones.
Caminando hacia un Nuevo Orden Mundial (I)
Gran parte de la élite estadounidense ignoró que en Estados Unidos se estaba produciendo un gran aumento de muertes por desesperación, que recordaba a la Rusia de los años noventa Share on X