La OCDE establece un índice de bienestar por cada una de las regiones de sus estados miembro. Este índice mide 11 temas importantes para esta materia y el valor de los indicadores se expresa con una puntuación que va de 0 a 10, dado que cuanto más alto es el valor, mejor es la relación con otras regiones.
La primera cuestión que puede interesarnos es a qué regiones nos parecemos, y aquí puede surgir una cierta sorpresa dada la percepción, cada vez más equivocada, que los catalanes tenemos de nosotros mismos. Las 3 regiones que tienen un bienestar similar a nosotros son Cerdeña, el Gran Este en Francia y la región metropolitana de Lisboa en Portugal. Como puede verse son tres territorios de buena calidad de vida, pero ni mucho menos líderes.
¿Cuáles son nuestros mejores resultados? Depende de si la comparación se realiza en relación con las demás regiones españolas o bien con el conjunto regional de la OCDE. Por ejemplo, en el indicador de trabajo ocupamos la 6ª posición entre las 19 regiones españolas. Quizás no entusiasmo al no estar en el podio, pero es de lo mejorcito que alcanzamos en el contexto español. Sin embargo, en el marco de la OCDE nos situamos en el 20% inferior, es decir, tenemos el 80% de las demás regiones con mejores resultados, y esto es así porque no tenemos un mal papel en España, a la vez que resulta que este país sí está mal situado en materia de trabajo en el conjunto internacional.
Como era previsible nuestra posición más fuerte está en salud, estamos en el 6% superior de las regiones de la OCDE, si bien a escala española sólo ocupamos el 5º puesto. En renta somos el cuarto territorio español, pero nos situamos en un 45% superior, es decir, ligeramente por encima de la media de las regiones de la OCDE. A escala española, por tanto, lo que mejor nos funciona es la renta, la salud y el trabajo, si bien en ninguno de los tres casos nos situamos en el pódium de los tres ganadores y como hemos visto sufrimos bastante en la comparación internacional, excepto en salud donde nuestra posición es plenamente envidiable.
Otros indicadores son el acceso a los servicios, la 8a a escala española y posición en el tercio superior a escala de la OCDE. En educación también tenemos una posición relativamente buena en el estado, puesto que ocupamos el 7º puesto, pero como la enseñanza en España es desastrosa, a escala de la OCDE tenemos un 70% de regiones con mejores resultados que los nuestros. De forma reiterada este capítulo, el de la educación, nos señala el mal estado en el que se encuentra nuestra casa sin que haya ningún tipo de reacción ni por parte de los poderes públicos ni de las instituciones de la sociedad. En relación con el medio ambiente, nuestro discurso ecologista choca con la cruda realidad. Somos una de las peores regiones españolas porque nos situamos en 16ª posición entre las 19 comunidades. Y estamos situados por debajo ligeramente de la media en el ámbito internacional.
La seguridad, otro de los indicadores, nos aporta un resultado ambivalente como ocurría con el trabajo según si el foco se sitúa en España o en la OCDE. En el caso español Cataluña es la 13ª, mala calificación, por tanto, pero en el ámbito internacional nos encontramos en el 25% superior y, en consecuencia, un buen resultado. En vivienda, uno de los otros capítulos polémicos, nuestro sitio en España se sitúa prácticamente en la mitad, la posición 10. Mientras que si la referencia es la OCDE, nuestro sitio se sitúa ligeramente por encima de la media. Por último, la satisfacción con la vida es moderada tirando a mala, posición 9 en el caso español y ubicación en el tercio inferior del conjunto de las regiones de la OCDE.