Una encuesta del acreditado PEW Research Center a 6.174 adultos realizada entre el 27 de junio y el 4 de julio, señala la difícil situación del presidente Biden.
Solo un 37% de los encuestados aprueban cómo lo está haciendo, mientras que un 62% lo desaprueba. Desde marzo cayó 6 puntos y 18 en el último año. Es una caída persistente y dura. Solo un 13% considera que las condiciones económicas del país son excelentes o buenas, hace medio año afirmaba el 28%. Por si fuera poco, el 56% considera que las políticas de Biden han perjudicado a la economía y han empeorado la situación, frente a solo el 11% que consideran que la ha mejorado. Ese dato desfavorable ha crecido 16 puntos desde septiembre pasado.
Es evidente que en función de si el que responde se declara demócrata o republicano, el posicionamiento es significativamente diferente, pero si nos atenemos a los independientes con tendencia demócrata, sólo un 20% considera que las políticas del presidente han mejorado la economía, mientras que un 27% considera que han empeorado. Al otro lado de los independientes, los de tendencia republicana, el resultado es rotundamente desfavorable: el 90% considera que sus decisiones han empeorado el escenario económico.
Entre los demócratas solo un 20% considera que las condiciones económicas de la nación son excelentes o buenas, cifra que entre los republicanos cae hasta el 5%.
La principal causa de la preocupación son los aumentos de precios, especialmente los de los alimentos y los bienes de consumo. Esta es una opinión que comparten las tres cuartas partes de los encuestados, también por el aumento del precio de la gasolina y la energía. Por detrás siguen las preocupaciones por el coste de la vivienda, que preocupa al 60%, la disponibilidad limitada de algunos productos (42%), la dificultad para encontrar trabajadores (32%), el mal comportamiento del mercado de valores (31%) y las dificultades para encontrar trabajo (27%).
En esta perspectiva, las elecciones de medio mandato en el Congreso y en el Senado, que deben llevarse a cabo en otoño, presentan serios peligros para los demócratas porque tienen el riesgo de perder el control del Senado e incluso del Congreso. Está claro que hay un factor que matiza toda esta crítica en Biden y que es que los ciudadanos estadounidenses también son muy críticos con los dos partidos y, por tanto, no solo con los demócratas sino también con los republicanos.
Al final, como siempre, la cuestión ayudará no en el ámbito conjunto de toda la unión sino estado por estado, y ahí radica la diferencia entre el éxito y el triunfo entre los republicanos. Los demócratas confían en que en una campaña en la que el aborto tenga un gran papel tras la sentencia del Supremo, pueda hacerles recuperar votos. Pero está por ver que este factor general funcione igual de bien en todos los estados y se imponga a otros criterios de voto, sobre todo el de carácter económico. Lo que está claro es que ningún candidato deseará la proximidad de Biden en su campaña electoral.