No es la primera vez desde que Rusia invadió Ucrania que aparecen dudas sobre la transparencia del presidente ucraniano Volodímir Zelenski.
A lo largo de los tres años y medio que dura la guerra, Zelenski ha realizado diversas reformas que han ido progresivamente acortando el círculo del poder, así como su rendimiento de cuentas ante la ciudadanía.
En el último episodio, escasamente mediatizado entre los medios generalistas, el presidente ucraniano ha puesto bajo control de un fiscal nombrado por cargos políticos dos agencias anticorrupción clave que estaban investigando altos cargos gubernamentales. Entre otras prerrogativas, el nuevo fiscal podrá decidir quién trabaja sobre cada caso, evitando así las situaciones delicadas para los miembros del Ejecutivo.
Ambas agencias son la oficina nacional anticorrupción y el fiscal especial contra la corrupción, que se habían fundado en 2015 como una exigencia de los socios europeos y estadounidenses del nuevo gobierno pro-occidental de Kiev.
Desde entonces, el país ha ido mejorando posiciones en el ranking internacional de percepción de la corrupción elaborado por la ONG Transparency International, pero la tendencia positiva se interrumpió el año pasado. Ucrania sigue en la parte baja del índice, con la posición 105 sobre los 180 países analizados.
Esta última acción de Zelenski ha desatado las primeras protestas en las calles a nivel nacional desde la invasión rusa de febrero de 2022, así como una declaración pública de la propia Comisión Europea que expresa su «profunda preocupación».
Los opositores a Zelenski aseguran que la administración presidencial, cada vez más poderosa, les acusa sistemáticamente de ser títeres de Vladímir Putin, generando un ambiente viciado que cualquier objeción a la actuación del gobierno se convierte en sospechosa: “o estás con Zelenski o eres un agente ruso”, se queja un exministro que había servido bajo el presidente.
Según fuentes de Politico.eu, diplomáticos y funcionarios europeos llevan meses quejándose enérgicamente de la deriva autoritaria de Zelenski, aunque siempre a puerta cerrada.
La recomposición de su gobierno hace cerca de un año, donde se expulsaron a los miembros más independientes y, por tanto, distantes del círculo interior del presidente, fue una falta especialmente mencionada.
La destitución del comandante general de las fuerzas armadas, Valery Zaluzhny, y el nombramiento del intrigante Andriy Yermak como jefe del gabinete presidencial, fueron igualmente criticadas.
En último término, el problema que la deriva autoritaria creciente de Zelenski puede acarrear para Ucrania, es una profunda desmoralización que se extienda tanto entre la sociedad civil como en el seno de la institución militar, implicando el debilitamiento o incluso derrumbamiento del frente.
Al fin y al cabo, y a pesar de las obvias diferencias, esto es lo que ha sucedido en otros casos en los que un gobierno impopular se ha empeñado en llevar a cabo conflictos bélicos que se le han complicado, desde la Rusia de los zares en 1917 hasta la Argentina de la junta militar en 1983.
No se puede olvidar que Ucrania está pagando un precio más elevado que Rusia a raíz de la guerra, tanto por su movilización forzada como por los constantes ataques aéreos rusos, el éxodo de jóvenes hacia países occidentales y la destrucción de buena parte de las infraestructuras.
O estás con Zelenski o eres un agente ruso, se quejaba un exministro que había servido bajo el presidente Compartir en X