¿Por qué resulta un fracaso la forma en que el gobierno está utilizando los fondos Next Generation? Por una razón muy sencilla: los efectos en la transformación de la economía española y en el crecimiento de la renta per cápita, así como la resolución de estrangulamientos básicos -productividad, vivienda, educación-, no funcionan, y a la vista están los resultados.
Y esa circunstancia contrasta con otro gran plan, el Plan de estabilización, que, pese a su menor envergadura, transformó la sociedad de forma positiva.
Este plan significó un cambio radical en la sociedad española e hizo posible su despegue económico, que muchos años después, con la incorporación, primero en la Comunidad Económica Europea (la actual UE) y después en la moneda única de la Unión Europea, acabó de consolidarse.
El plan nació de una necesidad imperiosa y en contra de la voluntad inicial de Franco, que se negaba a acabar con el modelo de economía autárquica que regía España desde el final de la Guerra Civil y que la había llevado a la quiebra.
Tanto era así que, a finales de 1958, las reservas del Banco de España eran de tan sólo 45 millones de dólares, una cantidad insuficiente que no permitía ni siquiera pagar los intereses de la deuda pública a corto plazo, que vencían de forma inminente. Además, era necesario afrontar importaciones por un valor cercano a los 200 millones de dólares.
Cuando el ministro Navarro Rubio le expuso de forma contundente esta situación—“ España se encuentra en quiebra”—, Franco cedió y aceptó el plan, que, impulsado por Navarro Rubio y Ullastres, contaba con el apoyo técnico del Fondo Monetario Internacional.
Para llevarlo a cabo, se disponía de un apoyo económico que superaba los 500 millones de dólares, de los que Estados Unidos aportaba la mitad mediante convenios bilaterales, el FMI aportaba 175 millones y los bancos privados estadounidenses abrían una línea de crédito de 71 millones. Esta cifra, en términos actualizados, equivaldría a 80.000 millones actuales.
Para situar estas magnitudes en contexto, vale la pena recordar que el PIB de España en ese momento rondaba los 9.000 millones de dólares.
Con estos recursos debidamente planificados, ¡la economía española creció entre 1960 y 1975 a un ritmo cercano al 7% anual! Gran Bretaña lo hacía al 2,5 % y el “milagro alemán” al 3,5 % . El PIB de España se multiplicó, alcanzando casi los 90.000 millones en 1975, a pesar de la crisis del petróleo que impactó en la economía desde 1973. De hecho, se duplicó en la primera década.
Pero lo más importante de todo fue que creció la renta per cápita, y el ciudadano corriente, tras el período inicial de ajustes del plan, pudo comprobar en su bolsillo que las cosas iban mucho mejor.
Así se construyó una clase media cada vez más amplia: muchas familias pudieron adquirir una vivienda, por lo general mediante préstamos hipotecarios, que disponía de cocina de gas butano, frigorífico y televisión—un gran avance para la época. Muchas familias empezaron a disfrutar de vacaciones y se expandió el imperio del SEAT 600.
Fue una cantidad importante de dinero, pero bien aprovechada, porque mejoró de forma extraordinaria las condiciones de vida de millones de personas.
La comparación con lo que está pasando ahora con los fondos Next Generation dice muy poco sobre la capacidad del Gobierno para transformar la realidad económica y social.
Los fondos Next Generation EU en España se articulan a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), conocido como “España Puede” . Sus principales características son: 163.000 millones de euros entre 2021 y 2026, divididos en 83.160 millones en transferencias no reembolsables y hasta 80.000 millones en préstamos disponibles.
En conjunto, en términos equivalentes, esa cantidad dobla lo que significaron las ayudas del Plan de Estabilización. Y para situarlo en otra comparación: si los fondos recibidos entonces representaban el 5,5% del PIB de 1959, los fondos Next Generation representan el 11,15% del PIB de 2023; el doble.
Se dice pronto: en términos monetarios equivalentes, lo que recibe Sánchez es, en proporción, el doble de lo que recibió el Plan de Estabilización. Los Fondos NG funcionan desde 2021, acaban en menos de dos años, ¿y qué hemos notado los ciudadanos? El PIB crece, sí, pero la renta per cápita lo hace en menor medida, por lo que no hay convergencia con la renta de la Unión Europea.
El 20% de este crecimiento está directamente inducido por la llegada masiva de inmigrantes, que generan mucho empleo, pero de baja productividad, mientras que el paro estructural se reduce lentamente, y seguimos al frente de Europa. Si añadimos el turismo a los efectos de la inmigración, resulta que más de una tercera parte del crecimiento del PIB se debe a baja productividad.
Si a esto sumamos que el impacto directo de los Next Generation es del orden de 2 puntos del PIB hasta 2033, según los cálculos, ¿qué queda del crecimiento endógeno no vinculado a estos factores?
Por otra parte, no resuelve los problemas estructurales -productividad, vivienda y educación- que sufre España, ni el modelo productivo se está transformando de forma importante.
Pero lo peor es que, mientras que el Plan de Estabilización convirtió la pobreza en clase media, ahora la clase media se empobrece a ojos vista.
Y es que las comparaciones, a veces, pueden ofender, pero siempre ayudan a esclarecer las cosas.
