El Banco Central Europeo (BCE) ha advertido en su último Informe de Estabilidad Financiera de que las malas perspectivas de crecimiento económico y los posibles nuevos aranceles estadounidenses a las exportaciones europeas amenazan la sostenibilidad de la deuda de la eurozona.
El documento destaca que los niveles de endeudamiento elevados de numerosos estados, sumados a un gasto público fuertemente deficitario (el caso del 6% de déficit francés para 2024 es el paradigma), pueden hacer que los mercados castiguen con fuerza al conjunto de Europa.
El bajo crecimiento económico de países fuertemente endeudados, como Francia e Italia, añade leña al fuego por los responsables de sus finanzas públicas. Estos ven las perspectivas de incrementar los ingresos fiscales fuertemente impactados después de un breve período de récords históricos de recaudación gracias a la reanudación post-Covid y la elevada inflación.
Como en la fábula de la cigarra y la hormiga, estos países no han queridoaprovechar la fugaz bonanza para poner orden en sus cuentas. La situación de Francia, donde el nuevo gobierno de centroderecha de Michel Barnier se ha encontrado con un monumental desastre fiscal causado por los sucesivos gobiernos de Macron (pero siempre con el propio ministro de finanzas, Bruno Le Maire), inquieta especialmente.
Mientras, la renovación de la deuda está tensando aún más la cuerda a medida que los bonos vendidos a precio de saldo durante la década pasada van expirando y deben renovarse con unos intereses sustancialmente más elevados (la prima de riesgo de Francia se igualó el pasado septiembre con la española).
A pesar de que las políticas de Joe Biden ya agravaron las perspectivas de crecimiento de Europa al desviar flujos de capital de los mismos grupos empresariales europeos, la inminente presidencia de Donald Trump supone un nuevo nivel de escalada comercial.
El BCE espera que la Unión Europea crezca un 0,8% este 2024 y un 1,3% el próximo año. Sin embargo, estas previsiones no tienen en cuenta los posibles efectos de las políticas de Donald Trump que empezarían a sentirse el próximo año.
Durante su campaña electoral, Trump anunció aranceles del 20% sobre todos los bienes europeos que se exporten a Estados Unidos. El BCE teme que esta medida suma a la eurozona en un prolongado período de desaceleración económica.
También habrá que ver los esfuerzos que Trump hará por atraer inversiones, en una línea en el fondo muy similar a la iniciada por Biden, y que ha prometido que incluirían facilidades administrativas, exenciones fiscales y energía barata.
Mientras, el sector empresarial europeo sigue perdiendo posiciones en la carrera hacia la economía del futuro.
La semana pasada se confirmó la quiebra de Northvolt, la gran esperanza europea para producir baterías eléctricas. Los anuncios de cierres de fábricas y recortes de plantilla entre los constructores de automóviles instalados en Europa se multiplican, mientras la venta de vehículos nuevos cae con fuerza.
Las empresas europeas han desertado en la competición de la inteligencia artificial, mientras el dominio estadounidense en la industria espacial se consolida y los líderes europeos del sector anuncian también recortes de miles de puestos de trabajo.