El próximo martes, Estados Unidos celebra unas elecciones presidenciales que han despertado un interés sin precedentes a escala mundial. En particular, en España muchos medios de comunicación parecen mayoritariamente alineados con la candidata demócrata, lo que podría hacer pensar que Donald Trump cuenta con poco apoyo. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja, ya que las encuestas indican un empate técnico con gran incertidumbre sobre el resultado final.
Los demócratas han desplegado toda su artillería durante la campaña, apoyada por celebridades como Beyoncé, Bruce Springsteen y Taylor Swift, además de figuras políticas de renombre como Barack y Michelle Obama, e incluso Bill Clinton. El objetivo ha sido proyectar a Kamala Harris como la gran esperanza del partido, con una imagen reminiscente de la de Barack Obama en su momento. Sin embargo, el entusiasmo inicial ha ido perdiendo fuerza a medida que la campaña avanzaba, y el empate técnico ha vuelto a poner a Trump en una posición competitiva. Esta tendencia al alza de Trump, a pocos días de las elecciones, es una mala noticia para los demócratas.
La candidatura de Harris ha tenido dificultades desde el principio. Su desempeño como vicepresidenta fue ampliamente criticado, incluso más que el de Joe Biden como presidente. Además, la vinculación de Harris con la administración actual se considera un lastre, puesto que la mayoría de los ciudadanos perciben que la situación económica del país ha empeorado en los últimos cuatro años. Por ello, Biden no ha participado en ninguno de los eventos de campaña de Harris, algo poco habitual.
Las encuestas reflejan un escenario muy apretado. CNN sitúa el voto popular en un empate del 47%, mientras que The New York Times estima un 48% para ambos candidatos. The Wall Street Journal otorga un 49% a Trump y un 46% a Harris, y CNBC presenta un 48% a 46% también a favor del republicano. Aunque el voto popular no determina el resultado final, sino los votos electorales de cada estado, la situación está muy reñida.
Los votos electorales decisivos se concentran en unos pocos estados clave. Harris parece contar con 226 votos electorales, mientras que Trump tiene 219. Los estados aún por decidir serán cruciales. Trump lidera ligeramente en Georgia, Arizona y Carolina del Norte, mientras que Harris tiene ventaja en Pensilvania, Wisconsin y Michigan. Si estas proyecciones se mantuvieran, Harris resultaría ganadora por un mayor número de votos electorales de sus estados. Sin embargo, la tendencia al alza de Trump podría cambiar el resultado en los últimos días de campaña.
Estas elecciones están más polarizadas que nunca, con una marcada división de género en las preferencias de voto. Si sólo votaran los hombres, Trump ganaría con un 55% frente al 41% de Harris, mientras que entre las mujeres, Harris vencería con un 54% frente al 42% de Trump. Esta división está impulsada por el feminismo de género, que ha sido uno de los temas centrales de la campaña, junto con el aborto. Sin embargo, la economía sigue siendo un factor decisivo para muchos votantes, y en ese terreno, Trump podría tener ventaja.
La polarización también se hace evidente entre los votantes jóvenes: las mujeres se inclinan cada vez más hacia la izquierda demócrata, mientras que los hombres tienden a posiciones conservadoras. Además, estas elecciones podrían tener importantes repercusiones internacionales. Si Trump gana, es posible que disminuya el riesgo de continuación o ampliación de la guerra en Ucrania, mientras que una victoria de Harris podría afianzar la postura de Estados Unidos en apoyo de este conflicto.
Independientemente de quien gane, es probable que Estados Unidos mantenga una política comercial proteccionista para salvaguardar su industria, lo que podría afectar a la industria europea, que ya está afrontando dificultades. La necesidad de un cambio en las políticas de la Unión Europea, especialmente a nivel regulatorio y medioambiental, se hace cada vez más evidente para evitar un crecimiento económico anémico, como el que ya sufre Alemania.