Durante su primer mandato (2019-2024), Ursula von der Leyen (UVDL) tuvo que enfrentarse, entre otras crisis, con una pandemia y con la guerra de Ucrania.
Según la publicación “Político”, un referente en los círculos diplomáticos de Bruselas, los próximos cinco años tendrá que enfrentarse con la misma guerra y además con decisiones inevitables sobre el futuro de la UE (presupuesto, reforma institucional, ampliación), con la incertidumbre de un nuevo presidente de Estados Unidos (la incertidumbre para Europa llegará al máximo si es Donald Trump, un personaje anti-UE declarado) y con una extrema derecha rampante en Europa.
“Su segundo mandato puede ser un campo de minas. Tendrá que tomar decisiones sobre el futuro de la UE, sobre su reforma institucional, su ampliación, su presupuesto, la guerra de Ucrania y las repercusiones de la elección presidencial americana“.
El Parlamento Europeo se presenta más fragmentado que nunca. Ni la guerra de Ucrania ni la de Gaza ofrecen señales claras de apaciguamiento. Estados Unidos muestran cansancio sobre la primera. Se avecina una gran batalla presupuestaria en la UE entre un aumento de fondos para defensa y un aumento para la transición verde, deberá atenderse la promesa de una próxima y definitiva ampliación de la UE al este, desde los Balcanes hasta Ucrania.
El escenario internacional se va complicando con el paso del tiempo. Esta realidad exige unidad de acción entre los 27 estados que conforman la UE, cosa muy difícil de alcanzar. El tradicional liderazgo de la pareja francoalemana ofrece señales claras de debilidad. Todo lo anterior contiene incentivos para un liderazgo fuerte por parte de UVDL.
Se piensa que el nuevo presidente del Consejo Europeo, el portugués Antonio Costa, será seguramente un mejor colaborador de UVDL que el anterior presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, con el que ha mantenido una relación muy tensionada a lo largo de los anteriores cinco años de mandato. Se estima que UVDL y Antonio Costa mantendrán una buena relación, semejante a la mantenida años atrás por la pareja formaba por el belga Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, y el portugués José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea.
El nuevo Parlamento Europeo puede convertirse en una institución difícil de gestionar. Las fuerzas centristas que han propiciado el nombramiento de UVDL para un segundo mandato – Partido Popular Europeo, Partido Socialista, Liberales y Verdes – facilitarán su tarea legisladora, pero ella deberá trabajar a fondo el resto de fuerzas políticas parlamentarias para sacar adelante sus proyectos legislativos.
UVDL deberá esforzarse mucho los próximos cinco años para acabar de construir una UE que tenga asegurada su financiación y se amplíe con éxito hacia el este.
Las capitales de los 27 están fuertemente divididas sobre las diferentes posibles prioridades a adoptar, como gastar más en defensa ante una Rusia beligerante, aumentar las inversiones verdes para alcanzar los objetivos climáticos o contribuir más eficazmente al aumento de la competitividad de las empresas europeas frente a los gigantes americanos y chinos.
Todavía hoy la UE sigue dedicando dos tercios de su presupuesto a agricultura y política regional.
Las negociaciones para aprobar el próximo presupuesto anual de la UE de aproximadamente un billón de euros generarán fuertes tensiones. Además, se debe adoptar durante su segundo mandato el presupuesto septenal o Marco Financiero Plurianual (MFP) para el período 2028-2034. El MFP es un instrumento fundamental para planificar y garantizar la estabilidad financiera a largo plazo de la UE.
Este panorama financiero va ligado a la ampliación de la UE hasta 36 Estados miembros. Ucrania es la estrella de la próxima ampliación, al lado de Moldavia, Georgia y los seis países de los Balcanes occidentales (Albania, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia, Bosnia y Herzegovina y Kosovo).
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