Los calçots son una deliciosa especialidad culinaria de Cataluña, que se remonta al siglo XIX. Su origen se atribuye a un agricultor llamado Xat de Benaiges, de la localidad de Valls, en la provincia de Tarragona. Según la leyenda, Xat de Benaiges cultivaba cebollas y, al encontrar algunas que habían crecido de manera peculiar, decidió cubrirlas con tierra para protegerlas del sol y mantenerlas tiernas. Este método de cultivo dio lugar a los calçots, una variedad de cebolla tierna y dulce.
La tradición de los calçots está estrechamente ligada a las «calçotadas», celebraciones populares que tienen lugar principalmente entre enero y marzo.
Durante una calçotada, amigos, familiares y comunidades enteras se reúnen al aire libre para asar calçots sobre brasas de fuego abierto. Los calçots se asan hasta que la parte exterior está carbonizada, luego se envuelven en papel de periódico para que se cocinen en su propio calor y se ablanden. Una vez listos, se pelan y se sirven con una salsa especial llamada «salsa romesco».
Las calçotadas son eventos sociales muy populares y se consideran una parte importante de la cultura catalana. Además de los calçots, se suele asar carne a la parrilla, como cordero o butifarra, y se sirven acompañados de vino tinto y pan con tomate.
Dónde disfrutar de una buena calçotada
Para disfrutar de una auténtica calçotada, es recomendable visitar regiones de Cataluña, especialmente aquellas con tradiciones arraigadas en esta festividad. Aquí hay algunas áreas conocidas por ofrecer excelentes calçotadas: