Los daños en los bosques son irreversibles y difícilmente remediables por el gobierno catalán, aun así, debería haber actuado para evitar que las plagas, como la de la procesionaria, remitieran el mal estado de los bosques. Pero hace tiempo que también en este ámbito el gobierno de Cataluña hace lo mínimo y en algunos territorios sencillamente no hace nada.
Pero, exceptuando los bosques, las dificultades que van a sufrir las poblaciones y las empresas son consecuencia no tanto de la sequía como de la pésima gestión de quienes gobiernan Catalunya.
Y con todo esto hay que recordar que el consumo urbano en nuestro país es esencialmente reducido y ha habido un gran esfuerzo, y lo cierto es que consumimos poca agua en comparación con los estándares del resto de España. Pero esta virtud no se reconoce porque todavía acentúa más la falta de previsión del gobierno. Y no será porqué no tenga competencias. El decreto legislativo 3/2003, que tiene dos décadas de existencia, establece que la Generalitat tiene competencia para la planificación hidrológica de las cuencas internas (Ter, Llobregat, etc.), además participa en la planificación de las cuencas del Ebro, Garona y Júcar y le corresponde la promoción y ejecución de las actuaciones necesarias para paliar los déficits y desequilibrios que haya.
Las previsiones de los modelos de cambio climático llevan años anunciándonos problemas de desequilibrio hídrico en Cataluña. En el 2008 sufrimos ya una fuerte sequía que encendió todas las alertas, pero que pocos años después ya se habían olvidado. Pero, es que además, en 2007 la propia Generalitat de Catalunya establecía que las cuencas internas tienen un déficit estructural de 212 hectómetros cúbicos al año, 176 hm3 en el sistema Ter-Llobregat, 26 hm en la cuenca de la Muga y 10 hm3 en Tarragona. O sea que estamos avisados desde hace años.
Todo esto lo recuerda el experto Joan Gaya Fuertes, ingeniero industrial y ex gerente del Consorcio de Gestión Integral del Agua. También este especialista nos recuerda que cuando la afición independentista del gobierno, el Consejo Asesor por la Transición Nacional publicó un informe en 2014 referido al agua y la energía, en el que proponía la transformación del riego a manta de los regadíos de Urgell, Aragón y Cataluña, Baix Ter, etc. que debía facilitar mayores disponibilidades de agua, entre 146 y 225 m. Si esto se pensaba para la independencia, es evidente que disponiendo de las competencias y sabiendo nuestra precaria situación hídrica, han pasado años suficientes, casi 10, para haberlo llevado a cabo. De hecho, cuando la sequía del 2008, “corramos todos”, ya se puso sobre la mesa la conexión del Consorcio de Tarragona con Aigües del Ter-Llobregat, la construcción de nuevas desaladoras y el impulso de la regeneración de aguas. ¡Pero llovió! Y todo esto quedó olvidado. Hasta ahora.
Se ha hecho tan poco que ni siquiera están llegando a tiempo las ayudas que la Generalitat prometió a los municipios para el mes de octubre. A estas alturas ni cinco de caja de las subvenciones prometidas, que no llegarán antes de primavera. Ni siquiera esto saben gestionar con un mínimo de seriedad.
De hecho, el gobierno es tan poca cosa que ni siquiera se atreve a plantear la cuestión del Ebro y se da la circunstancia de que mientras las disponibilidades en aquella cuenca están situadas sólo 2 puntos por debajo de la media de la década, con un 62%, en las cuencas interiores estamos a punto de alcanzar la cifra crítica del 16%.
Pero es que además, el agua del Ebro que se lleva a Tarragona no detrae, para nada, más agua del río. Sencillamente, lo que se hizo es mejorar la conservación de los canales que permitió ganar 8 m³ por segundo de los que 4 m³. son los que se han trasvasado a Barcelona y que normalmente además no se injertan totalmente. Porque ésta es la vía, mejorar la eficiencia de los canales y regadíos, utilizar parte del excedente que entonces se produce para consumo urbano e industrial, entregando aún más agua a las comunidades de regantes para ampliar superficie o introduciendo plantaciones más exigentes en recursos hídricos. Todo el mundo gana a condición de que el gobierno de Catalunya haga el trabajo que no ha hecho.
Nuestro país necesita un buen gobierno y el de ahora es simplemente desastroso.