Era la última, de hecho la primera, comparecencia de Sánchez como presidente de turno de la UE frente al Parlamento Europeo. Y era la primera porque la preceptiva presentación del programa en el inicio de su mandato de 6 meses no se produjo. Pero está claro, en las actuales coordenadas políticas españolas, afloró el tema de la amnistía y la particular forma de gobernar que tiene el presidente español. Y entonces estalló una bomba radioactiva, cuyos efectos están por ver.
El momento concreto de la explosión fue cuando el portavoz del PPE y miembro destacado de la CSU alemana, Weber, le criticaba por la cuestión de la amnistía desde la perspectiva europea, el español le respondió en estos términos: “ ¿usted quiere ser cómplice de la alianza con la extrema derecha? Éste es el proyecto europeo que usted defiende SR? ¿Weber? ¿Este es su proyecto para Alemania? ¿Volver a las calles y plazas de Berlín el nombre de los líderes del Tercer Reich?
Aquí Sánchez traspasó una línea muy peligrosa. La de acusar al principal partido alemán, el demócrata cristiano, de connivencia con la época nazi. Nunca un debate político en Europa se produjo en estos términos. Y Sánchez demostró que no tenía reparos en rebasar todos los límites. Como en términos elogiosos para el autor, narraba un periodista del Ara, David Miró: «definitivamente, Sánchez es el político de izquierda europeo que más ha interiorizado conceptos como guerra cultural o la estrategia de la polarización».
Hay gente, incluso periodistas, que ven en términos elogiosos que la política se transforme en una guerra cultural y que se fundamente en la polarización, y ven como un mérito que Sánchez sea el portador de esa bandera frente a una izquierda europea mucho más prudente y mucho más consensuadora.
Recordemos que los equilibrios para mantener la Unión se han basado históricamente en el buen entendimiento entre Francia y Alemania, cada vez más debilitado, y en los consensos alcanzados por las dos principales fuerzas europeas, la democracia cristina, transformada hoy en el PPE, más el editamiento de algunos partidos de derechas y la decaída socialdemocracia.
Ahora Sánchez, cabalgando sobre sus necesidades internas de justificar la amnistía y las alianzas con la extrema izquierda, proyecta esta necesidad y como dice él la convierte en virtud, presentando la opción de una nueva izquierda europea que ya no es la social democracia del consenso, sino el bloque de la progresía, que basa su instinto de poder en la guerra cultural y la polarización a base de presentar continuamente al PP a escala europea o española como una organización protofascista aliada con el fascismo, que son todos los grupos a la derecha. Quienes gobiernan en Italia, en Hungría, quienes participan en el gobierno en Finlandia, quienes apoyan al gobierno de Suecia, quienes han gobernado y gobiernan en coalición en Austria, en fin un amplio entendimiento de partidos de gobierno que sea capaz , lo están haciendo bastante mejor que juzgar por los resultados que lo que ha hecho Sánchez en 5 años en España. El presidente español intenta así matar dos pájaros de un tiro: que la izquierda europea lo apoye sin fisuras en su política española, y liderar al mismo tiempo una reconversión de esa izquierda continental.
De paso, ya estas alturas, Sánchez consigue otra cosa que es tener ligados y bien ligados no ya a Aragonés y a Junqueras, que ya los tenía, sino a Puigdemont y JxCat. Ahora la persona y su organización comparten con la izquierda la condición exponente de impotencia política: producir una amenaza por minuto, con lo que consigue inmunizar a todo el mundo que es peligroso y al mismo tiempo no generar ningún peligro real para que Sánchez siga gobernando.
A todo esto hay que añadirle la nueva crisis con los jueces, consecuencia del discurso de la portavoz de Junts en el pleno de la cámara, Míriam Nogueras, que acusó con nombres y apellidos a una serie de magistrados, diciendo que “en un país normal serían destituidos y juzgados de inmediato, pero en el reino de España tienen vía libre para seguir retorciendo la ley y los derechos. Vía libre para acusar a muchos independentistas catalanes de terroristas sólo por ser independentistas… son una serie de personas indecentes que deberían ser destituidas y procesadas”. La reacción fue inmediata, el presidente del Tribunal Supremo suspendió una entrevista con el ministro de justicia Bolaños y todas las asociaciones de jueces y magistrados, con la excepción de la unión progresista de fiscales, condenaron las declaraciones. Tenemos así abierta una enésima crisis entre instancias del estado.
Y si por si fuera poco, también el mismo día se acredita que las grandes cifras del gobierno no cuadran. El Airef informó que el plan de Montero para reducir el déficit no estaba fundamentado y no cumplía los mínimos que exige la ley, e instó al gobierno a presentar un plan con contenido y forma.
Por otra parte, la OCDE advirtió sobre la situación de las pensiones por observar una clara descompensación entre los ingresos y los gastos, que hará crecer el déficit porque éstos crecen mucho más rápido que los ingresos. Estamos, por tanto, doblemente avisados. No importa, porque ambas cuestiones no tienen consecuencias por ahora mismo, por tanto, el gobierno seguirá gastando porque en el futuro uno u otro ya vendrá con el capazo a recoger los destrozos.