El Parlament finalmente ha decidido entrar en una cuestión que lleva años arrastrando y que los últimos datos referidos al fracaso de la comprensión lectora entre los alumnos catalanes ha acabado de estallar. Esto significa que el debate parlamentario, sobre todo si es provechoso, bienvenido sea, pero llega con mucho retraso. En Converses ya tratamos días atrás esta cuestión bajo un título bien explícito: «La destrucción de la enseñanza en Cataluña«.
El problema en la comprensión lectora es evidente. Cataluña es la última comunidad autónoma de España y queda lejos de la media y aún más lejos de la que corresponde a la UE y a la OCDE, 507 puntos para Cataluña, 521 para España, 528 para la UE y 533 para la OCDE-28. Hay comunidades que mejoran estas marcas internacionales, en concreto Asturias (550), Madrid (539) y Castilla y León (538).
La variedad de situaciones socioeconómicas y culturales que señalan estas tres regiones españolas ayudan a entender que el problema catalán es: Un problema específico de Cataluña . Es lamentable, pero así es.
En los últimos años se observa un empeoramiento, que está muy claro en nuestro caso. En 2022 la tasa de abandono escolar es significativamente superior a la de 2021, y con las evaluaciones que se realizan en 6º de primaria y 4º. ESO, todos los resultados han empeorado de un año para otro y son particularmente malos en matemáticas, inglés, conocimientos, científico tecnológicos y, por delante de todos estos, pero por detrás de todos los demás, la lengua catalana, hecho que dice muy poco de cómo funciona su carácter de lengua vehicular.
Hay 10 razones básicas que explican esta situación y que no se ven sólo en la escuela, porque, recordémoslo, el primer factor educativo se da en la familia. Escuelas mediocres con familias con capacidad educadora aportan mejores resultados que escuelas de primer nivel con familias que no tienen capacidad o cuidado de la educación de sus hijos.
Estos factores se pueden resumir en estos términos:
- El capital social de la familia. Es muy diferente aquella familia que tiene unos valores compartidos y vive ordenadamente que la que no lo hace, aquella que reconoce y sobre todo practica el valor del trabajo, del estudio y la lectura, que la que es ajena. Y obviamente marca la diferencia la que se preocupa y estimula para que el hijo dedique horas al estudio, que la que pasa olímpicamente.
- La desestructuración familiar. Las familias desestructuradas tienen más dificultades objetivas, porque es más difícil, tratándose de una sola figura paternal o maternal, dedicar tiempo neto de atención al hijo. Catalunya presenta una tasa de divorcio mucho mayor que la española, 2,1 frente a 1,9 divorcios por 1.000 habitantes. En Castilla y León, que siempre obtiene buenos resultados, esa tasa es sólo del 0,6. Existe también una correlación poco estudiada pero cierta entre la tasa de abortos y el bajo rendimiento escolar. En Cataluña también es muy alta, 13,42 por cada 1000 mujeres en edad de infantar, por 10,7 en España.
- El capital cultural. En su mayoría está relacionado con el nivel de ingresos, pero cada vez hay más excepciones. Porque aquellas familias imbuidas de una cultura “progresista” con escaso orden doméstico, pese a tener ingresos altos, generan un bajo capital cultural en sus hijos. Sin embargo, el nivel socioeconómico es un predictor del rendimiento académico, sobre todo en primaria y, por tanto, señala que las ayudas económicas deberían tener un especial papel en estas edades.
- Relacionados con los otros dos tipos de capital, el capital moral de la familia que también es extrapolable a la escuela y significa la capacidad de establecer unas claras normas y cumplirlas. De saber identificar lo que es el bien, lo que es justo, y lo que es necesario y actuar en consecuencia.
- Muy importante. Pobreza infantil. A mayor pobreza infantil más población de 24 a 35 años sin estudios de secundaria, y España (también Cataluña) es uno de los países de Europa donde este problema tiene mayor dimensión.
- La misma escuela. En conjunto, rigen criterios similares a los apuntados por el capital social, cultural y moral en el caso de la familia. Si sólo es una acumulación inorgánica de profesores y alumnos, el rendimiento escolar será muy irregular. Las escuelas con un ideario bien perfilado tienen mucho ganado. También influye el ambiente, su calidad y, obviamente, la infraestructura y los recursos de la escuela.
- Disponer de medios adecuados en función de la proporción del número de alumnos inmigrantes que requieran especial atención. De lo contrario, el bajo rendimiento está asegurado.
- El resultado de la escuela se juega sobre todo en el aula. Éste es el factor clave. Un elemento determinante es el tiempo real dedicado a enseñar que guarda relación con el buen orden y motivación que el profesor sabe imprimir a los alumnos. Si bien, como ya se ha apuntado al principio, la familia tiene en todo esto un gran papel. O vienen bien educados de casa, o el problema se traslada a la escuela. El estilo de enseñar es también un valor, sobre todo en determinados tipos de asignaturas, caso de las matemáticas.
- El problema de la compresión lectura es terrible, puesto que constituye la llave de vuelta para acceder a toda comprensión. Harían bien las escuelas en dejarse de experimentos pedagógicos y trabajar intensamente esta cuestión y dedicar más tiempo a elaborar resúmenes, a redactar y a trabajar después los resultados. Dos habilidades cognitivas están muy tocadas y es necesario que se recuperen: la memoria y la atención, ligadas a la capacidad de concentración.
- Por último, la calidad de las instituciones públicas, la Generalitat y el Estado son agentes fundamentales de esta cuestión. El hecho de que no se logre consensuar una ley de educación ya dice el grado de desastre del país y el hecho de que tanto el gobierno de la Generalitat como el español otorguen especial importancia al adoctrinamiento en sus ideologías, tiene consecuencias visibles sobre los pésimos resultados escolares.
De todas estas cuestiones, ¿cuáles abordará el Parlamento de Cataluña? La respuesta señalará si hemos encontrado el camino o continuamos el bajón porque la ideología mata la buena educación.