Publicado en La Vanguardia el 08/05/2023
Barcelona envejece. Tiene un número creciente de personas mayores en soledad. Mueren más personas de las que nacen y el aborto hace estragos; el 31% de los embarazos terminan así. Expulsa a parejas jóvenes autóctonas y la población se mantiene por un flujo continuado de extranjeros. Casi el 30% han emigrado a Barcelona desde otros estados. En 1996, tan sólo eran el 3,6%. Este breve perfil describe una bomba de relojería de problemas ignorados.
Ada Colau lleva ocho años gobernando y ha dispuesto de 24.000 millones de euros de presupuesto. Después de tanto tiempo y dinero, ¿la ciudad le parece mejor? ¿Qué grandes transformaciones se han realizado? De impuestos y tasas pagamos directamente más de 11.000 millones. ¿Se siente compensado por los servicios municipales que recibe?
Colau y Janet Sanz hablan, y no paran, del exceso de coches como la madre de todos los problemas. ¿Y si la causa principal fuera su gestión? Barcelona es la capital española con la menor proporción de desplazamientos en vehículo privado. Solo un 24%. En Madrid es el 40%, en Sevilla el 56% y en Málaga el 58%. Al mismo tiempo, el estudio anual sobre tiempo de desplazamiento en 416 ciudades del mundo nos dice que Barcelona es la peor capital española con un 29% de tiempo en exceso, seguida de Granada (25%) y Madrid (23%).
Madrid (y otras capitales), con el doble de desplazamientos en coche, experimenta menos pérdidas de tiempo que Barcelona. ¿Cómo es posible? Pues porque el problema se debe a una razón barcelonesa: la mala gestión de la movilidad del gobierno de Ada Colau. Y cuanto más atascada la movilidad, mayor contaminación y mayores costes en tiempo y dinero… para los ciudadanos. Es una evidencia. Según el RACC, para el 80% de los barceloneses la fluidez del tráfico ha empeorado en los últimos cuatro años. Son las consecuencias de las brutalidades cometidas con el urbanismo táctico, en las entradas y salidas de la ciudad (del túnel de las Glòries hasta la Diagonal, pasando por Via Augusta). Es el resultado de confundir la movilidad de la ciudad con la ideología de Colau.
Y aún quieren estrangularnos más. El plan de movilidad para 2024 pretende reducir el porcentaje al 18,5%. Colau maximiza la ineficiencia: menos coches y peor movilidad y calidad del aire. Si les preocupara de verdad la contaminación, habrían actuado hace años para reducir el foco responsable de la tercera parte: los taxis y los vehículos de reparto. No han hecho nada.
Predican la justicia social y la igualdad , pero destruyen la que había. Lo han hecho con la gentrificación en el barrio de Sant Antoni y expulsan a los vecinos jóvenes del Distrito 22@ de Poblenou y La Llacuna. Ahora mismo, hay un tsunami especulativo en el precio de los pisos de Consell de Cent. Es la primera cata de la supermanzana Colau , que genera una ciudad de primera en el 33% de las calles del Eixample, la de los llamados ejes verdes, y un infierno de circulación, contaminación y ruido en los dos tercios de las calles restantes, como se pone de manifiesto en la calle Valencia. Es la destrucción –si no lo evitamos– del plan Cerdà y su éxito histórico al construir una urbanización que dotara al espacio de cohesión social: el Eixample.
Un gobierno municipal que se define como progresista, ecosocialista y feminista rien ne va plus concentra la gran inversión en el Eixample, olvidando los barrios de la periferia, y la degradación del Raval . Se habrá gastado casi tanto dinero en el Pla de Barris en 2021 y 2022 como el coste del eje verde de Consell de Cent. Y eso sin contar el tranvía por la Diagonal, que costará 175 millones de inversión entregados en la explotación de una empresa privada.
¿Y qué decir de la vivienda ? Como en toda demagogia, las palabras van por un lado y la realidad por otro. En Madrid, el precio del alquiler creció un 3,7% y la compra un 3,2% entre 2018 y 2022. En Barcelona, lo hizo un 13,6% y un 15,2%. Qué fracaso, qué inmenso fracaso.
Sobre el medio ambiente sólo es necesario un dato. La única estación meteorológica, de entre todas las ciudades españolas, que supera de forma sistemática el nivel de contaminación en dióxido de carbono está en el Eixample.
He sido concejal en tres ocasiones, la última como portavoz de CiU cuando Hereu era alcalde. Desde la oposición he conocido la gestión de Serra, Maragall, Clos y Hereu, y ya desde fuera, la de Trias. Y nunca, nunca Barcelona ha sido tan víctima de los deseos y prioridades desordenadas como en los mandatos de Ada Colau.
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