La guerra motivada por la invasión de Ucrania y la intervención en ayuda militar de EE.UU. y la UE presenta muchos puntos de contacto con la guerra de Corea, iniciada el 25 de junio de 1950 con la invasión de Corea del Sur.
Estas semejanzas pueden resumirse así:
- En ambos casos existe una división geográfica, política, cultural y, en este caso, también lingüística. Lo que en Corea era la diferencia entre el norte comunista y el sur capitalista, en Ucrania se da con la división con el este prorruso y el oeste ucraniano.
- En ambos casos hay una influencia exterior importante. En Corea fue la Unión Soviética y sobre todo China apoyando al norte, mientras que EEUU y sus aliados defendían el sur. En Ucrania Rusia busca extender su influencia en la región apoyando a los separatistas prorusos, mientras que la UE y EE.UU. apoyan al gobierno de Kiev.
- En ambos casos hay una escalada del conflicto. La diferencia es que en Corea hubo un enfrentamiento directo por la presencia de tropas americanas y aliadas, mientras que en el caso ucraniano la presencia es rusa pero no occidental.
- En ambos casos existe armamento nuclear por en medio y planea una amenaza velada de utilizarlo por parte rusa.
Pero también existen diferencias significativas. En Corea hubo una guerra civil previa, lo que no ha llegado a producirse en Ucrania, si bien ha habido una dura confrontación entre prorusos y ucranianos. El riesgo es que el conflicto quede enquistado en una especie de frontera armada como Corea que, en este caso, se extendería a toda Europa y tendría como beligerantes a Rusia y Bielorrusia, por un lado, y a la OTAN, por otra.
El riesgo de enquistamiento y el de llegar a una situación como la coreana radica en la dificultad para llegar a un acuerdo político. No existen propuestas sobre la mesa más allá de la iniciativa china, que todavía no ha hablado con Ucrania y debido a que la anexión de Crimea y de las provincias del este parece difícilmente reversible. De hecho, estamos cercanos a un escenario como el que se produjo en la guerra entre la URSS y Finlandia y que comportó la pérdida de una parte de la región finlandesa de Carelia. En Ucrania además existe una fuerte división cultural y étnica entre el este y el oeste porque hay una minoría de lengua rusa que se siente identificada con el eslavismo, lo que no se da en mayor parte de Ucrania.
De todos modos, el conflicto ucraniano debe insertarse en una historia más larga y extensa de tensión entre EEUU a través de la OTAN y Rusia de la que la UE no ha sido capaz de escaparse y generar una tercera posición.
Si el conflicto no se resuelve, terminaremos con una frontera militarizada entre Rusia y Europa con todo lo que esto representa y que tendrá graves consecuencias para la estabilidad y la seguridad de la región. Actitudes como la del secretario general de la OTAN, el noruego Stoltenberg, que no olvidemos no es un cargo representativo sino el funcionario de máximo nivel de la Alianza, ha viajado a Corea del Sur y Japón para estrechar lazos de la OTAN ante China, pese a que el asunto queda muy lejos de las finalidades de la Alianza y ha visitado Kiev para estrechar lazos proclamando que el sitio de Ucrania está dentro de la OTAN a pesar de que este hecho ha sido el desencadenante del conflicto actual.