Hoy miércoles, 8 de febrero, vuelve Pujol con la presentación de una nueva edición de su libro germinal Des dels turons a l’altra banda del riu. Lo hace acompañado del periodista que ha cuidado la edición y que también es el autor de la introducción, Joan Safont, y de otras dos personas: Montserrat Dameson y Joan Sala.
Sin embargo, no se trata de una simple reedición de los escritos de prisión de Jordi Pujol llevados a cabo entre 1961-62 cuando estaba encarcelado en Zaragoza. La mención de la extensión del libro ya señala la diferencia.
Ahora nos encontramos ante un volumen de más de 400 páginas, mientras que la obra original no llegaba a las 240. Esta extensión se debe a que figuran textos de aquel período que no fueron inicialmente incorporados a la edición de 1978, que fue la primera, así como otros documentos previos al encarcelamiento.
En cierto modo podemos decir que es una obra diferente, si bien es evidente que el grueso de la misma lo componen los mismos escritos que ya de forma clandestina corrían por el país en la década de los sesenta.
Pero no fue hasta bastantes años después que se produjo la primera edición a cargo de la editorial Pòrtic, en octubre de 1978, a la que le siguieron otras tres ediciones, otra ese mismo año y dos del año siguiente de la misma editorial.
Mi primera lectura de este libro esencial para conocer los fundamentos del pensamiento pujoliano es precisamente de la cuarta edición, que no es la última, porque hace relativamente poco la Asociación Serviol reeditó su obra en marzo del 2020. El presidente tuvo la gentileza de hacerme llegar un ejemplar.
Cuando Pujol escribió Des dels turons a l’altra banda del riu tenía entre 31 y 32 años y cuando la publicó se acercaba ya a los 50, había iniciado su fructífera carrera política que culminaría con la victoria insospechada a la presidencia de la Generalitat. Digo insospechada porque prácticamente casi todo el mundo daba por sentado que la victoria sería de los socialistas, con Joan Reventós al frente, que habían demostrado su peso político en las precedentes elecciones generales.
No fue así. Pujol quedó primero y la confluencia de los votos de dos opciones políticas bastante distanciadas, la ERC de Heribert Barrera y Centristes de Catalunya de Anton Cañellas, permitieron configurar una mayoría suficiente que le dio, no sólo la presidencia de la Generalitat , sino la estabilidad suficiente para que 4 años después volviera a ganar, pero en esta ocasión con una mayoría absoluta.
En ese acuerdo a tres bandas que llevó a la presidencia del primer Parlament a Heribert Barrera, entonces secretario general de ERC, había un trasfondo a destacar:
Los tres líderes políticos (Barrera, Cañellas y Pujol), procedían de las filas de la lucha contra el franquismo desde el catalanismo y compartían muchos aspectos sobre la visión del país. Pujol y Cañellas desde una perspectiva innegablemente cristiana y Barrera, agnóstico confeso, con gran respeto por la realidad cultural e histórica de Catalunya.
En el libro de 1978 Pujol hace un prólogo en el que confiesa algunos aspectos que pueden chocar abarcando a gente de la Catalunya actual. Como es su enconada confesión de la fe en Dios y no sólo eso, sino que se confiesa su añoranza por el hombre joven que era cuando escribió el libro, unos quince años antes, porque tenía una fe «más fuerte, más potente y más llena». También afirma que nada sustituye a la fe, «en Dios, en los hombres y en Catalunya» y lo sitúa precisamente en este orden.
El libro de Pujol se lee habitualmente en clave nacional, que es como ha sido escrito, pero también tiene un alcance más global porque expresa dos dimensiones que junto a la religiosa son de rabiosa actualidad.
Una, la visión de la necesaria regeneración de la vida política e institucional. Por razones distintas y en un escenario formalmente también muy distinto, esta vocación regeneradora es hoy tan necesaria como entonces.
La otra es que se trata de una obra generacional. Él mismo lo dice cuando habla de que se trata de la fe de un hombre joven, de la voz de una juventud que no se resigna a que el país ocupe papeles subalternos y hombres y colectividades tengan objetivos pequeños y mezquinos.
Es una crítica a los aspectos que entonces empezaban a ponerse de manifiesto en el mundo occidental, como ya declara en las primeras líneas del primer capítulo, y del peligro de caer en el conformismo escéptico y en cofoísmo técnico.
En definitiva este libro de Pujol, además del interés de las nuevas aportaciones, puede ser leído como una pieza necesaria para conocer un período decisivo de nuestra historia, pero también como la respuesta de una minoría joven ante la penosa situación del su país. En ese sentido, es también una obra que nos habla del futuro.
Los tres líderes políticos (Barrera, Cañellas y Pujol), procedían de las filas de la lucha contra el franquismo desde el catalanismo y compartían muchos aspectos sobre la visión del país Share on X