Es incuestionable que era necesario algún tipo de medida que hiciera posible atenuar el creciente aumento de las hipotecas. En este sentido, el acuerdo entre el sector bancario y el gobierno español difícilmente puede calificarse de otra forma que como positivo. Sin embargo, hecha esta valoración de la intención y leyendo la letra pequeña, se puede ver que la concreción queda muy por debajo de la buena intención y del anuncio del hecho presentado como una solución.
Una primera limitación importante es el del acceso a esta posibilidad de negociar la hipoteca, porque las familias cuyos ingresos son inferiores a 29.400 euros y que más de un 50% de estos ingresos no están dedicados a pagar la hipoteca, no tienen derecho a sus posibles ventajas. Si nos detenemos a pensar que el núcleo familiar suele estar formado como mínimo por 2 o 3 personas, veremos que la renta per cápita a la que da lugar ese límite es muy baja y que la presión de la hipoteca es altísima y que, por tanto, el conjunto de personas que tendrán derecho será muy reducido.
Pero es que, además, estas personas que tienen unos ingresos modestos y una presión hipotecaria muy alta o porque su pago afecta al 50% o más de su renta, se encontrarán con que alargando la hipoteca podrán tener un cierto alivio ahora, pero a cambio de un coste mucho mayor en el futuro.
Concretamente, y según la empresa kelisto.es, el aplazamiento de 7 años de la hipoteca permitirá reducir la cuota un 34% y eso es claramente una ventaja. El problema radica en que después tendrá que pagar mucho más. En concreto, y según los mismos cálculos, un 72% más. Cuanto más reduzca el pago ahora, porque tiene varias opciones (aplazar el retorno del capital, los intereses o todo ello), más se encarecerá en el futuro. El resultado de todo ello es que una vez finalizado el período de alargamiento, la cuota resultante será mayor y el total de intereses que deberá dar al banco se incrementarán, ya que el plazo de la amortización habrá crecido.
Kelisto.es, a partir de la hipoteca media, considera que aplazarla 7 años permitiría pasar de 674,26 euros mensuales a 446,46 euros, lo que equivale a una reducción anual de 2.733,6 euros al año. Pero lo que acabará pagando al final de todo será, en lugar de los 12.277 euros iniciales que corresponderían a ese período de 7 años, 21.076,26, es decir 8.798.9 euros más. Este será el incremento que a partir del séptimo año incrementará en la parte que corresponda a las nuevas cuotas hipotecarias.
En definitiva, se puede salvar el golpe, pero es difícil que en estas condiciones las familias que están ahogadas por sus bajos ingresos y elevadas hipotecas puedan salir bien de esta. De hecho, la única solución viable era que fuera el gobierno del Estado el que se rascase el bolsillo y aportara de la exuberancia fiscal en la que vive debido a la inflación ayudas directas a estas familias a fin de haber conseguido una solución que incorporara a más gente afectada y que no hipotecara tanto su futuro.