Ciertamente la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tiene una especie de obsesión sexual que la hace sentirse obligada a declarar a diestro y siniestro que ella es bisexual, algo que nadie le pregunta, y a muy pocos les interesa, y para demostrarlo afirma que cuando era más joven se enamoró de una mujer. No deja de ser pintoresco. Tanta insistencia en este punto abre un interrogante sobre el tipo de relaciones que mantiene en la actualidad, pero esto es harina de otro costal y no es necesario tratarlo ahora.
Colau se ve a sí misma como una especie de «sex símbolo» para los menores.
Lo que sí es necesario abordar es que transmita estas manías sexuales a su cargo político y actúe en función de ellas. En estos momentos, por razón de la fiesta LGBTIQ, ha divulgado un vídeo en el que dentro de su proverbial modestia afirma que ella es un «referente sexual» para muchos niños y niñas y que «me paran por la calle». En otras palabras podríamos decir que Colau se ve a sí misma como una especie de «sex símbolo» para los menores.
La alcaldesa aprovechó una gala de RTVE para lanzar un mensaje sobre la experimentación sexual en la edad infantil. En su red de Tiktok llamaba a los menores que disfruten de su condición sexual y experimenten con ella. La pregunta del millón es si resulta legítimo propagar esa visión tan contraria a la de la mayoría de familias: la de que los niños y niñas jueguen y experimenten con su sexo que ni siquiera está desarrollado, aprovechando que es la alcaldesa de Barcelona.
Cada vez está más claro que las cuestiones que le interesan a Colau pertenecen a este ámbito, y si el dinero es una manifestación del interés, esa suposición queda demostrada
Colau entregará 2,3 millones de euros a las entidades LBGTI y esto en plena crisis económica, cuando la pobreza aumenta en la ciudad, se multiplica el número de personas sin hogar, pero los recursos son para los que eran, no hay dinero para paliar la pobreza, pero sí 2.339.720 euros dedicados a «la gestión cívica del centro LGBTI de Barcelona dirigido a promover la diversidad sexual y de género en el conjunto de la ciudadanía».
Si hechos de este tipo no avalan las obsesiones sexuales de Colau, ya me dirán que más hace falta. Esta cifra contrasta con los misérrimos 3.000 euros de subvención que quería entregar al hospital de campaña de la parroquia de Santa Ana, más cuando la inmensa mayoría de las ayudas que consigue este servicio son de origen privado. Solo el 12% de las ayudas son públicas. Y esto contrasta con las organizaciones LGBTI que tienen presupuestos básicamente alimentados por los recursos públicos. Esta diferencia señala claramente el artificio de unas organizaciones que solo pueden vivir porque son financiadas por el Ayuntamiento, la Generalitat, la Diputació y el estado.
Esa perspectiva sexual que se ha convertido en central en la política queda bien reflejada con la nueva línea de moda que es la transexualidad, y sobre todo en menores. Precisamente a lo largo de estos días pasados ha sido objeto de atención por los medios de comunicación Daniela Requena, una llamativa señora nacida Daniel, cuya misión es dar a conocer las excelencias de ser transexual como modo feliz de vida. La entrevista que le hicieron en La Contra el pasado 21 de junio en La Vanguardia no tiene desperdicio.
Se define como mujer transexual reasignada y considera que esta definición es más completa que la de mujer a secas. Reasignada significa que está operada de los genitales, se ha eliminado el pene y se ha transformado lógicamente en una vagina. Ella misma celebró, afirma, una divertida fiesta de despedida del pene, y detalla: «y le proporcioné la última masturbación». Se considera muy femenina, ha tenido parejas aunque ahora ya no la tiene, y manifiesta que tiene poco interés por un hombre transexual reasignado, es decir, le gustan los hombres. La razón que expone es muy concreta «prefiero a un hombre cis (es decir un hombre) porque el pene transexual no acaba de quedar bien», o sea que ya están advertidos los interesados. «Quisiera tener una pareja estable y monógama» porque es celosa y ser madre de dos criaturas y, atención, una utilizando su propio semen congelado, y aquí estamos ante una nueva opción, los hombres que se transforman en mujeres reasignadas y que se fecundan a sí mismos con su propio semen. Y otro hijo con semen de mi pareja
Así tendremos un nuevo modelo de familia, por la que habría una criatura con los óvulos de una tercera mujer y el semen de la «madre», y otra criatura con los óvulos de una mujer diferente y el semen del padre
Lo que no aparece por ninguna parte es que para que esto sea posible es necesario que intervenga una tercera persona, una mujer en el sentido pleno del término, que es la única que puede ovular. Así tendremos un nuevo modelo de familia, por la que habría una criatura con los óvulos de una tercera mujer y el semen de la «madre», y otra criatura con los óvulos de una mujer diferente y el semen del padre
Si todo esto les parece normal y no una gran maraña y creen que no tiene consecuencias para el funcionamiento de la sociedad, quizá sea necesario que hagan una revisión a fondo de lo que significa llegar aquí y de las consecuencias
La entrevista acaba de manera triunfal cuando el periodista, Víctor-M. Amela, le pregunta cómo va todo con su clítoris nuevo, que es una cuestión como todo el mundo sabe de extraordinario interés colectivo, saber cómo funcionan los clítoris. Y ella responde que «Respondió muy bien a su vez a una placentera masturbación, y cada vez mejor».
Fin de la historia, fin de la civilización. Ada Colau forever.
Si todo esto les parece normal y no una gran maraña y creen que no tiene consecuencias para el funcionamiento de la sociedad, quizá sea necesario que hagan una revisión a fondo de lo que significa llegar aquí y de las consecuencias Share on X