Es fácil dejarse llevar por la magnífica puesta en escena de la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que ha tenido lugar esta semana en Madrid. Pero detrás de la perfecta fachada, la realidad es que ha quedado claro que España y sus preocupaciones no cuentan prácticamente para nada.
Así lo demostraba este jueves la elusiva respuesta del secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg , a una pregunta muy directa del diario ABC sobre si la OTAN incluía o no a Ceuta y Melilla en su nuevo Concepto Estratégico, presentado durante la cumbre.
Lejos de mojarse, Stoltenberg dejó claro que invocar el artículo 5 del tratado de la Alianza Atlántico es una «decisión política», y que la misión de la OTAN es «proteger a los aliados». Más tibio imposible. De hecho, en su respuesta ni siquiera pronunció el nombre de las dos ciudades autónomas españolas.
Y es que la pregunta del rotativo español tenía mucho sentido, ya que en el Concepto Estratégico que se había presentado el día anterior no se hacía referencia alguna al “flanco sur” de la Alianza.
Esto a pesar de que esta zona, la del Mediterráneo y África, es la principal fuente de inseguridad para el país miembro que acogía la crucial cumbre, así como una preocupación compartida por países de cierto peso como Francia o Italia .
Además, es por el flanco sur por el que la Unión Europea corre el riesgo de sufrir una nueva crisis de inmigración de consecuencias aún más nefastas para su cohesión, que la del 2015. Una prueba más de que la UE, pese a los discursos grandilocuentes de sus dirigentes, tiene un peso geopolítico cercano al cero.
Sin embargo, el documento presentado en Madrid tan solo hace referencia a la «vecindad sur de Europa«, y para más inri, mete el Norte de África, el Sahel y Oriente Medio en el mismo bote.
Como apunta Yago Rodríguez, analista independiente y divulgador en los ámbitos de la política internacional y de los asuntos militares, «es como si los intereses de España y Turquía [que poco tienen en común] hubieran sido diluidos dentro de estas expresiones» . Traducción: no nos moleste con sus problemas, que tenemos cosas más importantes que hacer.
El Concepto Estratégico es el documento que fija las prioridades de la Alianza Atlántica de la próxima década. La edición de este año sustituye así a la hecha en Lisboa en el año 2010.
Que las preocupaciones de España no estén siquiera indirectamente dirigidas en el nuevo Concepto Estratégico no debería sorprender, pero sí preocuparnos.
No debería sorprender porque simplemente confirma el bajón de influencia de España como actor internacional, que se inició durante la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero y se confirmó con el de Mariano Rajoy.
Pero al mismo tiempo debería preocuparnos porque implica que a nuestro principal protector, Estados Unidos, no le interesan nuestros problemas. Y mucho menos desde que ha ampliado, y mucho, sus relaciones con Marruecos, que ocupa una posición geoestratégica prácticamente equivalente a la española, y puede por tanto cumplir la mayoría de funciones que Washington esperaba de España.
De hecho, al igual que todos los acuerdos internacionales, el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN refleja los equilibrios de poder entre sus firmantes.
Presentada esta condición previa indispensable para entender el texto, y que la mayor parte de periodistas pasan por alto, ¿qué nos dice el nuevo Concepto Estratégico de la Alianza Atlántica?
En primer lugar, queda más claro que nunca que es Estados Unidos quien corta el bacalao, y que los socios europeos tienen poco que añadir.
Y es que en plena guerra de Ucrania, el documento, en vez de centrarse exclusivamente en Rusia, amplía su perímetro geográfico e introduce un elevadísimo número de referencias a China.
Como señala Yago Rodríguez, el texto contiene 14 menciones a Rusia y 10 a China . No está mal teniendo en cuenta que esta última se sitúa a las antípodas del Atlántico Norte, que se supone es la zona que corresponde a la OTAN.
Según el analista, aunque el documento define claramente a Rusia como el principal adversario de la Organización, en realidad el Concepto Estratégico parece más orientado a largo plazo hacia China.
Un punto sumamente interesante del texto es que, según Yago Rodríguez, parece fusionar a Rusia y China como si constituyeran una sola amenaza: son los “actores autoritarios” que llevan a cabo un esfuerzo para erosionar las normas y las instituciones internacionales.
La OTAN podría encontrarse en una fase transitoria de alianza regional a bloque que defiende la democracia en todo el mundo
Así pues, la OTAN podría encontrarse en una fase transitoria de alianza regional a bloque que defiende la democracia en todo el mundo. El hecho de que la Organización del Tratado del Atlántico Norte haya invitado a su cumbre a los líderes de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda refuerza aún más esta impresión.
En definitiva, la cumbre de la OTAN de 2022 pasará probablemente a la historia para marcar un cambio de rumbo en el seno de la Alianza, que pasa de un ámbito regional a otro global. Un giro que se produce paradójicamente cuando más activo se encuentra el frente oriental, que ha sido y sigue siendo la razón de ser de la organización.
Y pese a haber tenido lugar en Madrid, para España habrá supuesto un fracaso estratégico ya que no ha logrado hacer entrar suficientemente sus preocupaciones.
El texto contiene 14 menciones en Rusia y 10 en China. No está mal teniendo en cuenta que esta última se sitúa en las antípodas del Atlántico Norte, que se supone es la zona que corresponde a la OTAN Share on X
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