El post anterior ha tratado de Ivan Ilyin, inspirador principal de Putin que algunos analistas consideran «neofascista, neocristiano y supremacista». Cree que Rusia tiene “una misión especial”: “la gran patria rusa está llamada por Dios a seguir un líder providencial hacia la plenitud soberana para la redención del mundo”. Putin cree ser ese líder.
Otros dos inspiradores importantes de Putin son Vladislav Surkov y Alekandr Duguin.
El primero, nacido en 1964, es un político y empresario ruso. Fue Diputado de la Administración Principal de Rusia entre 1999 y 2011, y se siente considerado el ideólogo principal del Kremlin. Fue entonces cuando propuso el concepto de “democracia soberana” para Rusia. Ha sido asesor del presidente de la Federación Rusa (2013-2020) y viceprimer ministro del gobierno ruso (2011-2012 y 2012-2013).
Surkov comulga con las tesis de Ilyin, pero no está muerto, como Ilyin, sino que habla habitualmente con Putin, a quien ha convencido de que Ucrania no es sino «aquella Rusia para redimir de los otros territorios que fueron la antigua URSS». Según Surkov, el enemigo ideológico de tanta virtud rusa es el cosmopolitismo corrupto occidental.
Pertenece al partido Rusia Unida, el partido de Putin, fundado en 2001 mediante la unión de varios grupos parlamentarios (Unidad, Patria y Toda Rusia), todos ultranacionalistas. Es un partido que se autodenomina centrista y pretende representar un amplio abanico electoral. Desde mayo de 2012 está presidido por Dmitri Medvedev, leal colaborador de Putin, a quien cedió la presidencia de Rusia en un interregno (2008-2012), por razones de normativa electoral.
Surkov es el autor intelectual del concepto «democracia permanente», término político que puede tener diferentes interpretaciones.
Según él, «es una forma de vida política de la sociedad en la que sus poderes, sus instituciones y sus acciones se eligen exclusivamente por la nación rusa, en toda su diversidad e integridad». Es un término que no ha gustado ni al propio Medvedev, quien ha declarado que “si a la palabra democracia se añaden definiciones de algún tipo, esto puede crear una extraña sensación, puede llevar a pensar que en definitiva se trata de una democracia no tradicional“. Adjetivar la palabra «democracia» ya se sabe que es peligroso. Se ha hecho en el pasado para desvirtuar el término «democracia» y justificar regímenes autoritarios y totalitarios, como es el caso de las «democracias populares» o «democracias reales» comunistas, o la «democracia orgánica» franquista.
Surkov es un antiguo alumno de la academia de arte dramático de Moscú. Sus detractores han escrito que su crédito político se debe a una mezcla de teatro y política que mantiene Putin y su camarilla en el poder desde el año 2000, con perspectivas de que dure hasta bien entrada la década de los treinta, lo mismo que se propone hacer Xi Jinping en China. Desde principios de la década de 2000, ha dado vida a falsos partidos políticos de oposición, creados para contener la ira de una parte de la opinión pública y al mismo tiempo a los opositores del régimen, así como a verdaderas formaciones pro-Putin, como Nachi (“Nuestros”), un movimiento ultranacionalista fundado después de la “Revolución naranja” ucraniana para interceptar la energía de la juventud rusa antes de que se girara en contra del Kremlin.
Surkov representa la ficción de la democracia putinista.
A Surkov se le ha denominado «el cardenal gris», «el ideólogo del putinismo», «el cerebro de Putin», «el autor oculto», «el titiritero de Putin», «el príncipe de las tinieblas», «el Maquiavelo ruso» o «el Rasputín de Putin». Es conocido su gusto por la intriga y la manipulación. Dicen que es lo que convenció a Putin de que Ucrania “no existe“. Según los expertos, es una de las pocas personas a las que el presidente nunca ha dejado de consultar. Sin duda es una persona talentosa, polifacética y leal, su ascenso al círculo íntimo de Putin ha sido meteórico. En cualquier caso, personaje crucial para el éxito electoral de Putin. Su inclinación teatral le lleva a practicar las artes negras de la política de la posverdad. La idea de Surkov es que los rusos tengan la sensación de que viven en un país democrático, que puedan participar y tengan diferentes opciones como ocurre en otros países democráticos de verdad. Sarkov representa la ficción de la democracia putinista.
Aleksandr Duguin es un pensador que dicen que todavía es más peligroso que Surkov. Afirma que Rusia tiene el deber histórico de unir al imperio eurasiático. Cree que Eurasia y el mundo necesitan un líder autoritario posdemocrático que supere el choque de civilizaciones y represente la tercera vía entre Occidente liberal y Oriente iliberal. Según Santiago Zabala, filósofo que investiga a los pensadores que más influencia ejercen sobre Putin, “Duguen es hoy el puente ideológico entre el Kremlin y Vox, Le Pen, Girogia Meloni y los demás que le apoyan en la UE”.
Duguin es filósofo, político, historiador de las religiones y hoy, principal ideólogo del neoeurasianismo. Nació en Moscú en 1962. Es cristiano ortodoxo. Sus ideas han sido calificadas de fascistas. Ha sido el principal organizador del Partido Nacional Bolchevique, del Frente Nacional Bolchevique y del Partido Eurasia. Es autor de más de treinta libros, entre los que destacan “Fundamentos de Geopolítica” (1997) y “Cuarta teoría política” (2009). En la década de los ochenta del pasado siglo, Duguin era disidente y anticomunista. Trabajó como periodista antes de entrar en política y de la caída del comunismo. Su libro “Fundamentos de Geopolítica” ha sido utilizado como libro de texto en la Academia del Estado Mayor del ejército ruso. Es un libro que alarma especialmente a los politólogos de Estados Unidos, que se refieren a él como el del “destino manifiesto de Rusia“ (paralelismo con el “destino manifiesto” que Estados Unidos cree tener, es decir, una misión divinamente inspirada para expandir los conceptos de democracia y libertad).
Duguin publicó un artículo titulado “Fascismo: sin fronteras y rojo”, en el que proclamaba la llegada a Rusia de un fascismo “genuino, verdadero, radicalmente revolucionario y consecuente”
En 1997 Duguin publicó un artículo titulado “Fascismo: sin fronteras y rojo”, en el que proclamaba la llegada a Rusia de un fascismo “genuino, verdadero, radicalmente revolucionario y consecuente”. “Los excesos de esta ideología en Alemania son un asunto exclusivo de los alemanes, mientras que el fascismo ruso es una combinación de conservadurismo nacional y natural con un deseo apasionado de verdaderos cambios”. Según lleven “las, Waffen-SS, y muy especialmente el sector científico de esta organización hitleriana, fueron un oasis intelectual en el marco del régimen nacionalsocialista alemán”.
Duguin publica una revista propia llamada Elementy, que se muestra partidaria de la creación de un «imperio eurosoviético» que se extendería desde Dublín hasta Vladivostok y también hacia el sur, ya que «necesita un puerto en el Océano Índico» .
Duguin desaprueba con fuerza el liberalismo, Occidente y particularmente la hegemonía estadounidense. Se define como conservador. «Nosotros los conservadores queremos un Estado fuerte y sólido, queremos orden y una familia sana, valores positivos, el refuerzo de la importancia de la religión y de la iglesia en la sociedad». Los valores de la democracia, los derechos humanos y el individualismo son considerados por él como no universales y exclusivamente occidentales. El imperio eurasiático, según Duguin, «es capaz de luchar con éxito contra el mundo occidental dirigido por Estados Unidos».
Surkov, promotor de una Democracia Soberana y Duguin, impulsor de un nuevo concepto de Eurasia Share on X