Estos últimos días algunos medios de comunicación han informado sobre un estudio de los adolescentes en Barcelona. La lástima es que muchos de ellos, como TV3, El País, La Vanguardia, entre otros, han informado de forma equivocada y bajo el mismo cliché, lo que significa que estos grandes medios sólo cortaron y engancharon un “texto madre” que daba la información en términos erróneos o sesgados. Concretamente, hace referencia a la denominada orientación sexual de chicos y chicas.
El estudio en cuestión es uno que periódicamente repite la Agencia de Salud Pública de Barcelona y, por tanto, hace referencia a alumnos de esta ciudad. En concreto la muestra incorpora a alumnos de 4º de ESO, segundo de bachillerato y segundo de itinerarios de FP. Por tanto, un abanico que va desde los 13 – 14 años, hasta los 19.
El trabajo de campo fue realizado el año pasado, por tanto, la información que ahora se difunde tiene casi un año de retraso, si bien este hecho no debe representar un cambio sustancial en el aspecto considerado, el de la orientación sexual.
Lo primero que llama la atención es el elevado porcentaje de adolescentes o jóvenes que se consideran lesbianas y gays, que se sitúan entre el 9 y el 10% sin diferencias significativas entre chicos y chicas. Normalmente, las estadísticas sobre homosexuales a nivel internacional, porque en España no existen, sitúa la proporción en una cifra muy inferior, en torno al 3 o el 4%. Se puede presumir, por tanto, que existe en el caso de la escuela en Barcelona una determinada dinámica cultural que favorece que en las edades iniciales hombres y mujeres, 1 de cada 10, manifiesten que su orientación es homosexual.
Mucho más sorprendente resulta el capítulo de la bisexualidad. El asombro radica en la extraordinaria diferencia por esta opción en función de si es hombre o mujer. Un 35% de las mujeres se declaran bisexuales por menos de un 9% de los hombres. Esta diferencia merecería una atenta reflexión, primero porque la cifra es muy elevada, y segundo porque resulta muy distinta en relación a sus compañeros de sexo de la misma edad. Cabe preguntarse en este punto hasta qué extremo las políticas de género imperante y la continua criminalización de los hombres y victimización de las mujeres, no es uno, o el factor explicativo, de esta singular caracterización femenina. El resultado es que mientras casi el 80% de los chicos se declara heterosexual, para menos de la mitad, el 48,4% es la opción femenina.
El porcentaje de sexo femenino que se considera heterosexual se sitúa entre el 40 y el 50%
En relación con las diferentes edades no existe una diferencia significativa entre la gente de 4º de ESO y segundo de bachillerato y sí que se puede apreciar una cierta reducción en los ciclos de FP. Esta reducción sería consistente con la observación de que la homosexualidad y la bisexualidad se dan menos en los barrios populares o de menores ingresos que en los de renta alta.
En cuanto a la bisexualidad en las mujeres, ésta crece con la edad porque entre las de 2º de bachillerato alcanza el 43,6% y supera el número de chicas que se declaran heterosexuales, el 40%. Es importante ver cómo estas cifras evolucionan a medida que la persona crece en edad porque aquí podría situarse un problema importante para nuestra sociedad.
No es poco que el porcentaje de sexo femenino que se considera heterosexual se sitúe entre el 40 y el 50%. En el caso de los chicos se detecta un incremento de la homosexualidad en los de 2º de bachillerato que está por encima del margen de error de la encuesta.
Es interesante la composición de sitio por distritos porque en el caso de Sant Andreu, las chicas que se declaran lesbianas llega casi al 22%, es decir, el doble de la media. También presentan niveles altos en los distritos de Sant Martí, casi el 16%.
Estas extraordinarias diferencias en Horta-Guinardó es sólo del 6,6%, y en Gràcia del 4,76%, Les Corts del 5,25%, podrían tener mucho que ver con las características de las escuelas de la zona. Nou Barris también presenta un nivel bajo, no llega al 8%.
En cuanto a la bisexualidad el mayor contingente se da en el Eixample con prácticamente el 43%, Les Corts, el 42%, Nou Barris, 41%. En este sentido, no habría una correlación clara en función del nivel de renta, y una vez más esto hace pensar en la influencia en la escuela porque en Gràcia sólo es de un 27%, en Sants-Montjuïc de un 26 % y en Horta-Guinardó de un 29%. Sarrià-Sant Gervasi, el distrito de mayor nivel de ingresos de Barcelona, llega a un 38%.
En cuanto a los chicos, el porcentaje más alto que se declara homosexual se da en Ciutat Vella, 12,5%, y también es el lugar donde hay más bisexualidad, y en cuanto a los gays también el Eixample casi con un 12 %. Los niveles más bajos están en Nou Barris, que no llega al 8%, Horta-Guinardó poco más del 8%, y Sant Martí, 7,61. La bisexualidad es prácticamente inexistente en Sant Andreu, pero en Sant Martí se eleva hasta el 12%, casi en el nivel más alto de Barcelona. A pesar de la semejanza socioeconómica entre estos dos territorios, una vez más esto apunta a que el factor escuela es importante a la hora de ir configurando estas orientaciones sexuales.
En relación con el lugar de nacimiento, la homosexualidad es más frecuente entre los nacidos en Barcelona y menos frecuente en los nacidos en el extranjero o en el resto de España, ocupando Cataluña un lugar intermedio.
En cuanto a la bisexualidad entre las chicas, el mayor porcentaje se da entre las nacidas en Cataluña y el más bajo el de las nacidas en el extranjero. Mientras que los chicos del grupo mayor, 13,6%, se produce en los nacidos en el resto de España, si bien las diferencias entre chicos y los lugares de nacimiento son pequeñas, mucho menos significativas que en el caso de las chicas.
En resumen, el perfil de la orientación sexual de la gente joven en la ciudad de Barcelona, si tiende a consolidarse o varía poco, representará un problema importante para la formación de futuras familias dotadas de cierta estabilidad y en la natalidad, porque resulta difícil pensar que en porcentajes de chicas bisexuales, si este sentimiento perdura se puedan construir parejas que den lugar a situaciones de continuidad que permitan dos objetivos básicos para la estabilidad social: la descendencia y llegar a una determinada edad en compañía. Porque estos son los dos grandes graves problemas de nuestro futuro que ya están presentes ahora. Si se acentúan, el estado del bienestar aumentará su inviabilidad.
1 comentario. Dejar nuevo
El objetivo último de una mujer es garantizar la estabilidad social teniendo descendencia, y las parejas de mujeres no pueden tener hijos, de allí la preocupación con estos datos del estuido por parte del articulista. Sobre la libertad, ni una palabra. Se salva el desglose por barrios, pero el análisis que hace carece de fundamento estadístico. Y así con todo.