El Índice de Desarrollo Humano, (IDH) es un sistema de medición del grado de desarrollo de los países que busca una visión más completa que la del PIB, por medio de tres factores:
- La salud, medida por la esperanza de vida al nacer.
- La facilidad de acceso a la educación, medida por los años de escolarización esperados al nacer y una media de años de escolarización de la edad adulta.
- La economía medida por el PIB per cápita.
Para medir cada factor se crea un índice en relación a cada país que oscila entre 0, que sería la peor situación posible, y 1, la medida óptima. Estos tres indicadores dan lugar a un indicador que lo resume, el IDH, y que es la raíz cúbica del producto de esos tres índices. Cuanto más cerca sea el valor del índice a 1, más desarrollado será el país. Por lo general, se considera que tienen un nivel alto de desarrollo todos aquellos que se sitúan a partir del 0,8 y que corresponden a 66 países de todo el mundo. España forma parte de este grupo y está situada en el puesto 25. Por tanto, ocupa una buena posición, sobre todo debida a su elevada esperanza de vida, que es el factor que empuja más al alza al IDH.
Este mismo sistema de indicadores se aplica a las diferentes comunidades autónomas, y es cuando bajamos a este detalle que podemos constatar la mala evolución de Cataluña.
Nuestro país tenía un IDH en 1981 de 0,851 que le situaba en cuarta posición, pero muy próximo a los tres primeros: Comunidad de Madrid (0,857), País Vasco (0,856) y Navarra (0,855). En 1990 el IDH había mejorado en todas las comunidades por lo que incluso aquellas que en los años 80 no llegaban al umbral de 0,8, como Andalucía, Castilla la Mancha y Extremadura, ahora ya lo superaban claramente.
Pero en 2000, esta situación había empeorado. Centrándonos en Cataluña denotaba un IDH de 0,836, sensiblemente inferior al de 1981. Es decir, habíamos retrocedido y además en una magnitud significativa, porque mientras que la media española había disminuido 2 milésimas del 0,827 al 0,825, Cataluña había visto reducido su IDH en 15 décimas.
Mientras, el País Vasco mantenía el mismo valor en el 2000 que en 1981, y Madrid, apartándose de la tónica general, lo había mejorado en 6 milésimas.
La evolución posterior a 2000 hasta 2015 señala un extraordinario alejamiento del País Vasco y sobre todo de Madrid en relación a Cataluña y una creciente proximidad de Aragón a nuestra comunidad. Concretamente para este último año Madrid alcanza un IDH de 0,922 y el País Vasco de 0,915, mientras que Cataluña sólo alcanza el 0,897 y Aragón ya se sitúa en el 0.889. Hay, por tanto, un progresivo distanciamiento de Cataluña del grupo de cabecera. Nuestro país sigue manteniendo la cuarta posición, pero lo hace cada vez a mayor distancia de los tres primeros, mientras que se acortan las diferencias con los que nos siguen.