Pese a que ERC es con diferencia, dado sus trece votos en el Congreso, el partido que tiene mayor capacidad de determinar las políticas del gobierno, cabe decir que sus negociaciones son pobres en planteamientos y resultados. Incluso en una negociación tan decisiva para Sánchez como la de los presupuestos del estado, el balance es realmente muy pobre. Constatémoslo.
Los principales puntos de cesión han sido estos: por una parte se ha blindado una cuota para el catalán en la futura ley del audiovisual que regulará las grandes plataformas digitales. La idea es bastante buena, pero el planteamiento muy triste. Primero porque la cuota establecida sienta un mal precedente. Solo un 6% para el catalán. ¿De dónde sale esa cifra? ERC debería explicarlo, porque como población total, Cataluña representa del orden del 16%; si consideramos a los catalanohablantes, nos situamos por encima del 7%. Pero el ámbito lingüístico del catalán es mayor y también hay que tener presente la población catalanohablante de Baleares y la que habla valenciano, que constituye, que nosotros sepamos y la ciencia lo reconozca, la misma lengua, y eso nos sitúa en torno al 11-12%. No, no tiene sentido haber aceptado ese cupo que puede representar un límite de cara al futuro.
También, porque no era necesario limitarse sólo a la ley del audiovisual, sino a otros aspectos del mundo de internet. Por ejemplo, cada día más importantes son los programas que ya vienen incorporados a los diversos softwares de dictado. En castellano y en otras lenguas son gratuitos, el catalán no figura.
Un segundo aspecto pactado es la auditoría en las cuentas de la Seguridad Social. Más que una ganancia de ERC parece que sea una concesión del PSOE para poder hervir la olla, porque el gobierno debe disponer de esta auditoría de cara a Europa y las cuentas de la Seguridad Social.
Bien positivo es en contrapartida la equiparación de la edad de jubilación a los 60 años de los Mossos d’Esquadra y de los Agentes Rurales.
Ridícula resulta la partida de 8 millones de euros para evitar que se hagan obras de reforma en la comisaría de la Via Laietana. Parece más bien una pataleta, y además hay que añadir que, por el tipo de obras a realizar, se pueden enmascarar en partidas menores de muchas otras formas.
Y finalmente los 1,6 millones para compensar la eliminación de los peajes de la AP-7 y AP-2, y 10 millones para vivienda social. Son, digámoslo claro, calderilla ante la magnitud de las deudas que el gobierno español tiene con Cataluña.
Una cuestión que podría haber sido trascendente, el traspaso de Renfe, ha quedado bloqueada y limitada a un acuerdo para «iniciar los trámites» para el traspaso de las infraestructuras, es decir de ADIF, pero de los servicios de ferrocarriles propiamente dicho.
Al fin y al cabo, no digamos que ni cinco de cajón, pero sí muy pobre. Bien pobres son los resultados que llevan necesariamente al interrogante de ¿para qué sirven los diputados de ERC en Madrid?