El nuevo portaaviones británico HMS Queen Elizabeth se encuentra en ruta hacia Asia. El gobierno de Londres ha preparado este tour naval como una demostración de su nueva política exterior post-Brexit, más conocida por el lema «Global Britain» .
El flamante portaaviones de la Royal Navy, uno de los mayores más y modernos del mundo después de los que conforman la flota norteamericana, no visitará el Lejano Oriente solo. Le acompañará un grupo naval multinacional, que incluirá elementos de los Estados Unidos y de los Países Bajos. Alemania y Francia también mandarán buques de guerra a la región.
Los detractores de la decisión de Dowing Street de enviar esta flota a Asia opinan que se trata de una demostración no de poder sino de nostalgia imperial.
Los críticos piensan que la expedición será de hecho terriblemente contraproducente, ya que hará recordar a los chinos las humillaciones sufridas durante el siglo XIX en manos de los europeos, y especialmente, de los ingleses.
De hecho, el tour se podría comparar con la llegada de las primeras cañoneras británicas frente a las costas de China que en la Primera Guerra del Opio (1839-1842) destruyeron las escuadras navales imperiales.
Sin embargo, actualmente la armada de China es prácticamente tan moderna, y mucho más numerosa, que la Royal Navy.
Tanto es así que los Estados Unidos ya no pueden confiar en mantener solos la influencia de Occidente en Extremo Oriente. De hecho, la armada china ya supera en numero a las fuerzas navales norteamericanas desplegadas en la región.
Los Estados Unidos ya no pueden mantener solos la influencia de Occidente en Extremo Oriente
En este sentido, la incitativa británica quiere demostrar que Washington no esta sola ante Pekín.
De hecho, la China no puede evitar un cierto contentamiento con la reacción occidental: para Pekín, demuestra su creciente influencia y poderío militar en la región.
Los occidentales, a su turno, no esgrimen motivos de competencia geopolítica, sino que afirman defender la libertad de navegación. Un principio esencial del derecho internacional marítimo que China disputa al reclamar su soberanía sobre prácticamente toda la superficie del mar de la China meridional. Y ello a pesar de que un tribunal internacional ha refutado sus pretensiones.
Los Estados Unidos y los países europeos no están solos ante la creciente agresividad naval de China. Potencias regionales como Japón y Australia también están dispuestas a frenar las ambiciones y métodos de Pekín.
Así pues, el mensaje que se intenta pasar es que existe un grupo de países democráticos decididos a defender los principios elementales del derecho internacional.
No obstante, hay un elemento importante en la misión naval europea que no cuadra en todo esto. El grupo naval liderado por el Reino Unido no tomara la ruta natural para llegar hasta Japón, y que cruza el estrecho de Taiwan. En vez de ello, dará un rodeo.
Por qué? Boris Johnson parece tener miedo de ofender a Pekín con un cruce del estrecho que China considera como aguas territoriales (ya que reclama la isla de Taiwan como propia).
El primer ministro británico apeló a la amistad que une el Reino Unido con China y aseguró que la travesía del HMS Queen Elizabeth «no quiere antagonizar a nadie».
¿Qué queda pues del compromiso europeo con la libertad de navegación y la paz en Taiwan?
Parce lógico que la conclusión a la que el gobierno chino llegue sea que en realidad, los aliados europeos de Estados Unidos no están en nada dispuestos a intervenir en caso de agresión china.
El mensaje que se esta enviando a Pekín es complejo de descifrar. Pero parce lógico que la conclusión a la que el gobierno chino llegue sea que en realidad, los aliados europeos de Estados Unidos no están en nada dispuestos a intervenir en caso de agresión china.