En los últimos años el sector de las grandes superficies y, de una forma más generalizada, el de las tiendas físicas, ha sufrido con intensidad la venta online. Los que no han sabido adaptarse con rapidez se han visto abocados a su desaparición, y El Corte Inglés no está siendo una excepción.
Tras años de recortes, la histórica empresa ha propuesto prescindir de 3.000 empleados. De esta cifra de empleos, 2.500 afectarán a personal de tienda (Sfera, El Corte Inglés e Hipercor) y unos 500 a estructuras centrales. Serán «salidas voluntarias». La red comercial ha sido la más afectada por la pandemia, pues de marzo a mayo los centros comerciales estuvieron cerrados, salvo la parte de alimentación, y actualmente hay restricciones en muchas comunidades.
El Corte Inglés, con una plantilla actual de 90.000 empleados, ha ido disminuyendo su presencia en las ciudades cerrando algunos de sus centros más emblemáticos. La crisis del coronavirus no ha hecho más que acelerar el debilitamiento de una de las empresas más icónicas del sector en España. La compañía ya se acogió en marzo de 2020 a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por causa de fuerza mayor para un total de 25.900 empleados, tras decretar el Gobierno el estado de alarma para frenar la expansión del coronavirus. Este ERTE afectó por tanto a casi el 29% de la plantilla total del grupo, que asciende algo más de 90.000 empleados. Así, se vieron afectados 22.000 trabajadores de los grandes almacenes de El Corte Inglés, 2.000 empleados de la cadena de moda Sfera y 1.900 empleados de Viajes El Corte Inglés.
Ya en 2014, con la muerte de su fundador, Isidoro Álvarez, el grupo empresarial acumulaba una deuda de casi 5.000 millones y seguía sin ofrecer cambios frente un comercio online cada vez más omnipresente. Tras años de pelea entre la familia propietaria de El Corte Inglés, el descontento crecía entre los inversores. Uno de ellos, el jeque Hamad bin Jassim bin Jaber al Thani (que poseía el 10% del capital), impacientado por el rumbo de la empresa, les comunicó tajantemente a la familia: «Arreglen esto cuanto antes».
Poniendo esperanzas en el gran valor inmobiliario de sus principales centros, el grupo sigue recortando su presupuesto sin saber hacía donde dirigir el barco. La crisis del coronavirus ha acelerado la digitalización del mercado, pero son muchos los que no han podido coger estas nuevas corrientes.
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