Un hecho trágico debería hacer revisar la organización y mantenimiento de los hospitales públicos de Cataluña o al menos del gran hospital de la Vall d’Hebron, porque es realmente insólito que los Mossos encontraran muerto por causas naturales a un hombre de 89 años en un lavabo público de aquel hospital. Lo más grave es que la víctima hacía 3 días que estaba sin que nadie se hubiera dado cuenta. Este hecho significa al menos que durante este periodo de tiempo no se entró a limpiar este lavabo, ni se verificó por qué permanecía cerrado. También es especialmente grave los orígenes de esta omisión.
La persona ahora encontrada muerta había acudido al médico para un análisis de sangre y ya no volvió a casa. La familia lo denunció a los Mossos, quienes abrieron la investigación para intentar localizarlo, sabiendo por parte de los familiares que había ido al hospital para el análisis de sangre, pero sin poder pensar que ya no había salido . Hubo una búsqueda en el hospital, pero no lo encontraron, a pesar de que las cámaras de seguridad señalaban que había entrado pero que no había salido. Sólo hasta el tercer día se inició la inspección de los aseos. Este hecho pone en evidencia que las condiciones internas de seguridad no son adecuadas y que algo grave ha fallado en todo este proceso.
Lo que tampoco es ajeno es la eficacia en la búsqueda de los Mossos, porque a pesar de ser un gran centro, es evidente que si la búsqueda se hubiera concentrado en los espacios de pública concurrencia, caso de los aseos, la víctima habría sido encontrada.
También es importante revisar cómo es posible que una persona de 89 años acuda a un hospital para recibir un servicio rutinario y pueda morir en el centro sin que se produzca ningún indicio de alarma.